Si tienes la suerte de contar con un jardín de grandes dimensiones y quieres llenarlo de vida, textura y color, los arbustos con flor son perfectos para ello. Estas plantas son capaces de transformar cualquier espacio exterior en un lugar lleno de matices y personalidad. Además, no solo aportan volumen y profundidad, también ofrecen floraciones prolongadas y aromas irresistibles. Y lo mejor es que muchos de ellos requieren cuidados mínimos y se adaptan con facilidad a cualquier terreno.
Al añadir arbustos con flor en tu jardín podrás disfrutar de un paisaje cambiante según la época del año. Además, su ubicación te puede ayudar a crear caminos, zonas con más naturaleza y jugar con los contrastes de sus hojas y flores. Si eliges una combinación adecuada, podrás tener siempre flores en tu jardín, ya que algunos florecen en invierno, otros en primavera o verano, y los más generosos lo hacen durante meses.

Hortensia
La hortensia es uno de los arbustos con flor más espectaculares para un jardín grande. Sus enormes inflorescencias con forma redondeada varían entre tonos azules, rosas, blancos y púrpuras, según el pH del suelo. Para prosperar, coloca tus hortensias en una zona de semisombra y trata de garantizar un suelo ácido, húmedo pero bien drenado. Riégala con frecuencia durante los meses de verano, especialmente si vives en una zona cálida. Además, es importante protegerla del sol intenso y del viento seco. Para favorecer nuevos brotes, realiza una poda ligera tras la floración. Si mantienes la humedad constante y abonas en primavera, florecerá con fuerza año tras año.

Rododendro
El rododendro es un arbusto perfecto para aportar volumen y una floración impresionante en primavera. Sus grandes flores aparecen en tonos que van del blanco al fucsia intenso. Requiere suelos ácidos, ricos en materia orgánica y con un buen drenaje. Colócalo en una zona en la que reciba sombra parcial, y ten en cuenta que no tolera bien la cal en el agua ni en el terreno. Riégalo con frecuencia en verano, evitando los encharcamientos. No necesita una poda intensa, solo eliminar flores secas y ramas dañadas.

Camelia
Hay otros arbustos que puedes incluir en tu jardín y que florecen en invierno o principios de primavera. La camelia, característica por sus flores, característica por sus flores, que recuerdan a las de una rosa, destacan sobre un follaje perenne de intenso verde brillante. Le gustan los suelos ácidos y bien drenados, así como los rincones frescos y protegidos del sol fuerte. Podrás colocarla cerca de los rododendros y las hortensias.
Otros cuidados que necesita la camelia son riegos regulares, sobre todo cuando aparecen los primeros capullos. Asimismo, agradece un acolchado orgánico de agujas o corteza de pino, por ejemplo. Un factor que tendrás que cuidar son los riegos, ya que no tolera la sequía y ni el exceso de cal. Aunque no crece rápido, su porte denso y floración precoz aportarán mucha elegancia a tu jardín.

Adelfa
La adelfa es un arbusto resistente que ofrece flores durante largos periodos. De hecho, puede llenar tu jardín de color desde la primavera hasta bien entrado el otoño, con flores que pueden ser blancas, rosadas, rojas o amarillas. Su resistencia hace que se adapte bien y, además, tolera muy bien la sequía, el viento y la exposición directa al sol. Eso sí, es tóxica, por lo que conviene evitarla en jardines con niños pequeños o mascotas. Se recomienda una poda ligera después de la floración para mantener su forma. Es una opción excelente para crear pantallas vegetales o bordes llenos de color sin apenas mantenimiento.

'Budleia'
También conocida como “arbusto de las mariposas”, la buddleia es una planta conocida por atraer polinizadores con sus largas espigas florales llenas de néctar. Florece en verano con tonos violetas, rosados o blancos y es muy fácil de cultivar. Soporta suelos pobres y exposición solar directa. A esto se suma que tolera la sequía una vez establecida y responde bien a podas drásticas a finales de invierno, lo que favorece una floración intensa. Es perfecta para llenar zonas soleadas con color y vida sin complicarte demasiado.

Forsitia
La forsitia es un arbusto con flor muy llamativo debido a sus de flores amarillas, que aparecen justo cuando empieza la primavera y que llegan antes, incluso, de que nazcan las hojas. Su floración precoz la convertirá en un punto focal en cualquier jardín.
Para prosperar, necesita una ubicación soleada o de semisombra y suelos bien drenados. Pero lo mejor de esta planta es que no exige cuidados especiales, aunque se desarrolla mejor si se abona al inicio del año. Es recomendable realizar una poda anual justo después de la floración para mantener su forma y estimular la aparición de nuevas ramas.

'Espírea de Vanhoutte'
Con sus flores blancas en cascada y porte arqueado, la espírea es un arbusto ideal para conseguir un aire romántico a tu jardín. Florece en primavera y se adapta bien a distintos tipos de suelo, siempre que tengan un buen drenaje. Le gusta el sol, aunque también tolera la semisombra. Es una opción muy resistente, necesita poca agua y soporta bien el frío, lo que la convierte en la opción ideal si buscas un jardín rústico que necesite pocas atenciones. Asimismo, se recomienda una de una poda ligera tras la floración.

Durillo
De hoja perenne y floración invernal, el durillo es uno de los pocos arbustos que aporta color en los meses fríos. Sus flores blancas y sus bayas azules decoran el jardín entre otoño y primavera. Además, es una planta que se adapta casi a cualquier condición: tolera el sol y la sombra, resiste bien el frío y los suelos pobres. Solo necesita riegos regulares al principio y podas de formación después de la floración.

Lilar
Los lilares ofrecen una de las floraciones más bellas de la primavera, con racimos en tonos malva, violeta o blanco. Además, sus flores ofrecen un delicado aroma que llenará de fragancia tu jardín. Es un arbusto ideal para climas fríos, ya que necesita reposar durante el invierno para florecer con fuerza. Se adapta a suelos fértiles y bien drenados, prefiere una ubicación al sol y agradece podas ligeras tras la floración. Tolera bien la sequía una vez asentada.

Rosa arbustiva
Los rosales arbustivos combinan el encanto clásico de la flor del rosal con un porte más natural y resistente. Algunas variedades ofrecen floraciones continuas desde la primavera hasta el otoño y requieren menos cuidados que los rosales híbridos. Necesitan sol directo, riego regular y suelos bien drenados. Realizar una poda anual para estimular la floración y mantener la planta en buen estado. Puedes usarlas como setos bajos, en grupos o como ejemplares con una posición protagonista. En cualquier caso, llenará de color, aroma y elegancia tu jardín durante gran parte del año.