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Retrato del paisajista Fernando Nájera© Fernando Nájera Paisajista

Jardinería

Fernando Nájera, paisajista: “Esta flor silvestre responde con color a pesar de la dureza del clima o el suelo”

Tiene algo salvaje, pero profundamente elegante. Así es la genista, la planta que casi se cuida sola y dará mucho brillo al jardín con su encanto dorado.


16 de julio de 2025 - 7:45 CEST

¿Te imaginas una planta que florece con fuerza, da estructura al jardín y prácticamente se cuida sola? La genista es así: resistente hasta el asombro, capaz de sobrevivir (y brillar) sin apenas riego, como si el abandono le sentara bien. 

Su presencia es escultural, con tallos verdes que se alzan del suelo como pinceladas vivas, y una floración amarilla e intensa que estalla en primavera y parte del verano. No tiene hojas vistosas ni las necesita, dado que su belleza radica en lo esencial.

El paisajista Fernando Nájera (fernandonajera.es) nos da las claves para integrarla en los exteriores sin necesidad de casi cuidados. Como veremos, esta planta silvestre resulta ideal para jardines naturalizados.

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Genista hispanica© serge2302 - stock.adobe.com

La familia ‘Genista’ en España

Fernando detalla que la Genista hispanica es una de las más comunes, especialmente en zonas montañosas y de clima continental, pero no es la única ni necesariamente la más extendida del género Genista. Abunda en el norte peninsular, Cataluña, Castellón y Valencia. No obstante, hay varias especies igual de frecuentes, y su distribución depende mucho de la región. Otra de las variedades más habituales en la península es la Genista scorpiusla aliaga, con una presencia muy destacada en los dos tercios orientales de la península ibérica, así como en grandes áreas de provincias del tercio oeste. Son también frecuentes la Genista florida (Noroestey la pumila (Celtiberia, Albacete y Murcia).

No obstante, a pesar de las diferencias entre ellas, en general comparten rasgos como su carácter perenne, gran adaptabilidad a suelos y climas duros, escaso desarrollo de hojas, ramas verdes (que muchas veces actúan de hojas), porte compacto o ligeramente redondeado, flores en racimos intensamente amarillas y frutos envainados pequeños y de aspecto seco.

 

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Media Image© Jon Benedictus - stock.adobe.com

Joya dorada del campo

Las genistas florecen desde abril hasta el inicio del verano, con algo de margen antes y después según el clima. Con floraciones muy tempranas en zonas cálidas y tardías en regiones frías. Una vez en flor, la planta se cubre masivamente con racimos amarillos de pequeñas florecillas que pueden llegar a ocultar casi totalmente el verde de las ramas, asemejando pompones amarillos emergiendo del suelo. 

“Naturalmente, este despliegue de color atrae a numerosos polinizadores, como es previsible. Si el calor no es muy intenso, la floración resiste bastante tiempo en la planta hasta que acaba perdiéndose”, explica el paisajista. 

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Dos plantas aromáticas, la aliaga (‘Genista scorpius’) y el romero (‘Salvia rosmarinus’)© Adobe Stock

¿Por qué se la conoce también como retama de olor?

De entre las genistas ibéricas, la hispanica es la variedad más fragante, con un aroma dulce y suave, rasgo que comparte con otras leguminosas mediterráneas. “Se trata de un aroma delicado, perceptible especialmente en días soleados y tardes cálidas, cuando el calor realza los aceites esenciales que produce la planta”, relata Fernando. 

Su relación con lavandas, tomillos o romeros no puede ser mejor, complementándose muy bien, y resultando también un mix ganador en cuanto a conjunto estético se trata. Así que el experto sugiere combinar la Genista hispanica con estas otras aromáticas. En la propuesta concretamente se cultivan genistas junto con romeros (Salvia rosmarinus).

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Genista cultivada en una zona costera© Jornt Hornstra / Pexels

Pobre en nutrientes, rica en vida

En la aridez, la genista encuentra su fuerza. El paisajista consultado narra que las genistas están adaptadas a suelos pobres, más bien sueltos y pedregosos. Necesita pues, tierras que drenen, con pocos nutrientes y por ello preferirá arenales y sustratos entreverados de piedras, arenas y suelos sueltos antes que arcillas o suelos compactados. También tolera bien los suelos calizos tan propios del Mediterráneo

Además, genistas y retamas tienen la virtud, al igual que muchas plantas de la familia Fabaceae (leguminosas), de fijar nitrógeno atmosférico gracias a una relación simbiótica con bacterias del género Rhizobium que viven en nódulos de sus raíces. Por tanto, mejoran la calidad del suelo en que habitan, favoreciendo a otras plantas vecinas que no tienen esa capacidad. De este modo, es ideal para un jardín regenerativo, que busca recuperar el equilibrio natural del suelo, fomentar la biodiversidad y reducir el uso de agua y químicos, creando espacios sostenibles y autosuficientes.

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Genista con sus flores amarillas© Beauty of nature / Pixabay

Una planta con muy poca sed

Una vez la planta está establecida, si queremos lograr una apariencia menos agreste (la propia que tendría a su suerte en secano en el monte), podemos regarla una vez cada 5-7 días en épocas cálidas y secas —sugiere Fernando—, y una vez al mes, o nada en absoluto el resto del año. Hay que evitar el encharcamiento y recordar que es una planta autóctona adaptada a los rigores del clima ibérico. 

Por eso, la genista es ideal si buscas un jardín de bajo mantenimiento, ya que es una flor que requiere muy poco riego y, al ser autóctona, resiste mejor plagas y enfermedades, sin necesidad de tratamientos intensivos.

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La belleza silvestre de la genista es protagonista en el jardín© Adobe Stock

Cuidados ligeros para una belleza libre

Puede afirmarse que la genista se basta sola. Esta planta encarna la sencillez: no exige grandes atenciones, pero a cambio ofrece una floración luminosa y generosa. 

Después de la floración, una poda ligera basta para mantener su forma y estimular nuevos brotes. No le gustan las intervenciones drásticas: mejor retirar solo las ramas leñosas o envejecidas, dejando espacio para que lo joven brote con fuerza.

En primavera, un toque sutil de abono orgánico, nada excesivo, lo justo para recordarle que la cuidamos, puede ser suficiente. “Ella está hecha para vivir en suelos pobres, y demasiada riqueza puede restarle carácter”, apunta Fernando.

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'Genista tinctorial' florida, una floración que se da en primavera y verano© Adobe Stock

Consejos para multiplicar la genista

Fernando narra que, “además de adquirirla en viveros, puede intentarse con éxito reproducir la planta a partir de sus semillas o esquejes”. 

Dependerá de la habilidad de cada uno como jardinero, pero al tratarse de un género con abundante aceptación en campañas de regeneración de montes, parques… es fácil conseguirla en formatos comerciales y alveolos forestales.

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Floración dorada y luminosa de la genista, una joya de la primavera y el verano en el jardín© Wolfgang Brauner / Pixabay

Tan fuerte que sobrevive al olvido

La genista no enferma con facilidad ni atrae plagas caprichosas. Si algo le pasa, suele ser culpa del lugar seleccionado para plantarla o del exceso de riego. Ella no soporta el encharcamiento, pero sí el abandono: florece mejor cuando la dejas tranquila.

De modo que el paisajista aconseja, simplemente: “dale sol, un suelo bien drenado y algo de espacio. Ella hará el resto. Pertenece a ese grupo selecto de plantas que viven más felices cuanto menos las molestas”.

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Genista en un jardín naturalizado© Sugar Bee / Unsplash

Sostenible sí, pero según el clima que la arropa

La genista es una aliada ideal para un jardín sostenible… si el sol es generoso y la tierra bien drenada. En esos entornos secos, pobres y luminosos, despliega toda su belleza sin exigir nada a cambio. Pero ojo, “todas sus virtudes y sostenibilidad intrínseca desaparecen si la obligamos a convivir en un espacio húmedo, sombrío o tendente a retener agua”, advierte Fernando.

Y es que el término sostenible no es universal. No hay jardín sostenible sin contexto. “En Santander, en la umbría de un arroyo, lo sostenible es la ortiga, el sauce o el aliso, por ejemplo”, prosigue relatando el paisajista.

La genista es perfecta si quieres devolverle la vida a un suelo castigado por el sol y el olvido, y hacerlo con mínima intervención. Junto a jaras, tomillos o retamas, forma en poco tiempo un jardín resistente, colorido y autónomo. 

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Retrato del paisajista Fernando Nájera con la genista de fondo© Fernando Nájera Paisajista

Belleza inesperada en los paisajes más duros

La genista no es precisamente una planta muy conocida o popular en jardinería, pero sí la emplea mucho en sus proyectos de paisajismo Fernando Nájera (lo vemos retratado con la planta sin flor). ¿Sus motivos? “Me gusta la capacidad que tiene para explotar en color a pesar de la dureza del suelo o el clima, ese porte escultural con tan poca hoja, pero de verdísimos tallos, la duración de la flor, lo compacto de su porte cuando crece y lo distinta que es al resto de plantas que usamos en jardinería y paisajismo. ¡Es una planta tan común que no la tenemos mucho en mente!”.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.