Elmirto (Myrtus communis, también conocido como arrayán), es una planta mediterránea de hoja perenne que destaca tanto por su belleza como por su resistencia. Es un arbusto que soporta bien la sequía y requiere muy poco riego, lo que la convierte en una opción ideal para jardines de bajo mantenimiento y climas cálidos.
Puede cultivarse directamente en el suelo, en el jardín o en grandes macetones, lo que lo hace perfecto para decorar porches, terrazas, patios o balcones. En jardinería, se utiliza con frecuencia como planta de seto, para formar bordes naturales, o en macizos florales por su porte compacto y su follaje denso y brillante.
El mirto esmuy fácil de cuidar. Gracias a su rusticidad, no requiere grandes atenciones. A continuación, te daremos las claves para su mantenimiento, que es mínimo, ideal para quienes desean disfrutar de unos exteriores bonitos con poco esfuerzo.
Una de las cualidades más apreciadas del mirto es sufragancia intensa y envolvente. Esta planta emite un aroma fresco, ligeramente dulce, muy característico del mediterráneo. No solo perfuman sus flores blancas, pequeñas y estrelladas, sino también sus hojas perennes, que al frotarlas desprenden una esencia penetrante y muy agradable. Su aroma es tan distintivo que su nombre proviene del griego myrtos, que significa literalmente "perfume".
La floración del mirto tiene lugar a finales de la primavera y durante el verano, normalmente entre mayo y agosto, dependiendo del clima. Es en ese periodo cuando el arbusto despliega su máximo poder aromático, atrayendo insectos polinizadores y envolviendo el entorno con su delicado olor. Esta fragancia convierte al mirto en una planta ideal para jardines sensoriales que quieren potenciar el aspecto olfativo.
Un arbusto que prospera a pleno sol, pero teme las heladas
El mirto es una planta heliófila, lo que significa que ama la exposición a pleno sol. Crece mejor con al menos 6 horas diarias de luz, y aunque tolera cierta sombra ligera, no prospera en lugares oscuros.
Es una flor muy resistente al calor y puede soportar temperaturas altas, incluso superiores a 45º C bajo condiciones del clima mediterráneo, sin mostrar daños. En cambio, no tolera bien heladas fuertes, especialmente cuando es joven o aún no ha completado su desarrollo. Aunque conviene matizar que un mirto maduro y bien arraigado puede resistir temperaturas tan bajas como -15º C, siempre que esté protegido de vientos fríos. No obstante, las plantas jóvenes son más susceptibles y se recomienda protegerlas si se esperan heladas prolongadas.
Además de su capacidad fragante, el mirto tiene otra calidad muy apreciada en estos tiempos de emergencia climática: es una planta con pocos requerimientos hídricos, ideal para jardines donde se busca reducir el consumo de agua.
En el jardín, una vez establecido, el mirto solo necesita riegos esporádicos, ya que es capaz de resistir largos periodos sin agua gracias a su origen mediterráneo. Durante los meses más calurosos del verano, se puede regar cada 10 o 15 días si no ha llovido, asegurándose de que el suelo drene bien y no se encharque.
En maceta, aunque mantiene su resistencia, necesita algo más de atención. Es recomendable regar cuando la capa superficial de la tierra esté seca, evitando los excesos que pueden pudrir sus raíces.
Gracias a esta capacidad de adaptación, el mirto se convierte en una opción ideal para quienes buscan desarrollar un jardín regenerativo que mejora el ecosistema, pues no solo embellece el entorno, sino que también contribuye a reducir el consumo de agua y a captar carbono, al tiempo que mejora la calidad del suelo y favorece la biodiversidad.
El mirto no es un arbusto delicado e igual que se adapta a la sequía, lo hace a una gran variedad de suelos, siempre que drenen bien. Puede crecer en suelos arcillosos, arenosos…, aunque prefiere losligeramente ácidos a neutros, evitando los suelos muy calcáreos para prevenir la clorosis férrica (un trastorno que ocurre cuando la planta no puede absorber hierro del suelo, incluso si está presente).
El mirto no exige un abono intensivo, pero se beneficia de un aporte equilibrado de fertilizantes durante la primavera y el verano. En suelos pobres, es apropiado aplicar un fertilizante bajo en nitrógeno cada mes durante la época de crecimiento; así se estimula el desarrollo de ramas y hojas sin fomentar un crecimiento excesivo.
Ejemplos de abonos adecuados:
Humus de lombriz: mejora la estructura del suelo, aporta hierro natural y contiene nitrógeno en forma no agresiva.
Compost maduro: rico en materia orgánica, de liberación lenta y equilibrada.
Abonos orgánicos comerciales para arbustos mediterráneos o plantas acidófilas, etiquetados como NPK bajo en N.
El mirto ofrece dos posibilidades de multiplicación fáciles y eficaces: puede reproducirse por esquejes semileñosos en verano, que enraízan en un plazo de 6 a 12 semanas si se tratan con hormona de enraizamiento y se colocan en un sustrato arenoso y bien aireado; o bien mediante semillas en otoño, que deben remojarse entre 12 y 24 horas antes de sembrarlas en un sustrato ligero, un método algo más lento, pero igualmente fiable y sencillo para obtener nuevas plantas.
La poda del mirto es clave para mantener su forma compacta y potenciar su follaje denso y aromático. Aunque en ejemplares aislados o cultivados en maceta basta con un recorte ligero tras la floración, cuando se cultiva como seto ornamental requiere una intervención más exigente y regular. En este caso, es importante mantener su estructura con cortes frecuentes eliminando brotes desordenados y controlando la altura para conservar una silueta equilibrada. También conviene sanear la base eliminando ramas envejecidas o cruzadas para garantizar una buena ventilación interior.
De forma más especializada, el mirto se cultiva también como bonsái gracias a su ramificación fina, sus pequeñas hojas perennes y su buena respuesta al pinzado. En este caso, la poda es aún más minuciosa y se combina con técnicas de modelado.
El mirto es una planta resistente, pero puede verse afectado ocasionalmente por las plagas. Sus enemigos más habituales son la cochinilla, el pulgón y la araña roja, especialmente en climas secos y calurosos. También es vulnerable a enfermedades fúngicas como la roya o el oídio si hay exceso de humedad o poca ventilación. Para prevenir estos problemas, conviene evitar encharcamientos y mantener una buena aireación entre las ramas (en este aspecto recuerda que ayudarás a ello con la poda).
El fruto del mirto escomestible. Se trata de una baya de color azul oscuro o negro, de aproximadamente 1 cm de diámetro, que madura a finales del verano o en otoño. Tiene un sabor intenso y ligeramente dulce con un toque amargo o astringente, similar al del enebro o el arándano silvestre, y su uso es: como aromatizante en platos de caza o guisos, además de para la elaboración de licores. En algunos casos, secar el fruto permite conservarlo y usarlo en infusiones o mezclas de hierbas.
Además, ¡el fruto del mirto tiene propiedadesantioxidantes!