Llegó. Por fin. Ese momento que venías esperando desde hace meses. El reloj se detiene, el ritmo baja y el cuerpo pide otra cosa: menos reuniones, más siestas; menos notificaciones, más brisa marina; menos corre-corre, más estar. En definitiva: VACACIONES. Pero no unas cualquiera. Las de este año vienen con filosofía slow life, y eso también se refleja en casa.
Porque la decoración también puede (y debe) ayudarte a parar, a reconectar, a regalarte paz. Hablamos de espacios que invitan al sosiego, en los que no hacer nada... o para hacer justo eso que tanto pospones: leer un libro, escuchar música, meditar, estirarte, charlar sin prisa o simplemente mirar el horizonte. Aquí van 10 ideas (y rincones) para que hagas de tu casa –o del apartamento en la playa– un auténtico refugio de bienestar.

Túmbate y mira al mar, o al cielo… o a lo que tengas delante
Tirarte en una tumbona a tomar el sol es una receta infalible para bajar revoluciones. Si tienes la suerte de tener el mar cerca, colócalas mirando al horizonte y deja que el azul haga su magia. Si no, busca orientación hacia la vegetación, un patio abierto o, simplemente, al cielo. Ver espacios amplios y despejados nos ayuda a desconectar del bucle mental diario: nuestro cerebro, acostumbrado a estímulos constantes y pantallas, se relaja cuando tiene delante paisajes amplios, tranquilos, sin sobresaltos visuales.
¿Lo ideal? Optar por tumbonas con respaldo regulable, tejidos transpirables y lavables, que inviten a estirarte sin pensar en nada más. Si además eliges piezas ecofriendly, como los asientos de la colección Mex-Hi Outdoor de la firma Cassina, mejor que mejor: están confeccionados con guata de fibra de PET reciclada, poliuretano con polioles de origen biológico y una tela hidrófuga protectora que los hace resistentes y sostenibles a partes iguales. Acompáñalas de un plaid ligero o una toalla XL para darles un plus de confort, y no olvides una mesita auxiliar donde apoyar un libro, un té helado o esa copa de vino que marca el inicio oficial de las vacaciones.

Un sofá con vistas a la piscina (¡y a la sombra!)
Sol, sí… pero en su justa medida. Reserva un rincón a la sombra para colocar un sofá de exterior, con cojines mullidos y fundas desenfundables, y oriéntalo hacia el agua: solo mirar el azul produce un efecto calmante instantáneo.
Nuestra propuesta deco: el modelo Zenith, de la marca Gloster, con estructura de aluminio, asiento y respaldo de mimbre tejido en color trigo y unos cojines tapizados en tejido de exterior que aportan ese punto mullido que invita a quedarse más de la cuenta. Completa el ambiente con una lámpara de pie solar, una bandeja con frutas frescas y una buena playlist de fondo.

El poder terapéutico de los columpios
Hay algo casi mágico en el suave balanceo de un sillón colgante o de columpios como el que ves sobre estas líneas, de Covet House. Ese vaivén rítmico tiene un efecto inmediato sobre nuestro sistema nervioso; sin duda, ayuda a liberar tensiones y favorece la relajación profunda.
En decoración, además, son piezas con muchísimo carácter. Funcionan tanto en interiores como en exteriores protegidos (una terraza techada, un porche, una galería…), y aportan una nota bohemia, ligera y muy apetecible al conjunto. Son ideales para leer, meditar o simplemente dejarse llevar por el ritmo lento del verano.

El trono que te mereces
¿Sabías que tumbarte con las piernas ligeramente elevadas mejora la circulación y ayuda a relajar la espalda? Pues sí. Pero si además puedes cambiar de postura sin tener que hacer contorsionismo ni levantarte a mover palancas, entonces estamos hablando de verdadero lujo "slow".
Fabricada en madera de teca de calidad premium y equipada con un sistema de reclinación automática, la tumbona Laubbe se ajusta con el peso natural del cuerpo. Basta con dejarte caer hacia atrás para que respaldo y asiento se deslicen en perfecta armonía, sin esfuerzo y sin interrumpir tu momento zen. ¿Un plus? Evita puntos de presión en la zona lumbar y tiene un pequeño resalte (casi invisible) que impide que te deslices mientras cabeceas. La descubrimos en la pasada edición de Casa Decor, en el patio que Raquel Chamorro y David A. Maroto diseñaron para Xaza Outdoor.

¡Actívate!
Lo sabemos: descanso no es sinónimo de "sillón ball". El movimiento también forma parte del "slow living". La clave está en hacerlo a tu ritmo, que sea una actividad apetecible y no tomártelo como un "castigo" o una obligación. Si tienes una casa con jardín y presupuesto XXL, puedes montarte un gimnasio como el que tiene el mismísimo David Guetta en su villa de Ibiza, con máquinas top de Technogym.
Y si no es tu caso (tranquila, tampoco el nuestro), siempre tienes la opción de crear un rincón fitness. ¿Cómo? Viste el suelo con una alfombra gustosa y cálida y hazte con unas mancuernas, un banco de madera y una colchoneta enrollable que puedas guardar con facilidad... Si completas la decoración con un espejo de cuerpo entero, alguna planta que dé vida y luz natural o buena ventilación, habrás conseguido un ambiente perfecto para moverte sin estrés.

Tu burbuja para leer o escuchar música
No todo tiene que ser compartir. También necesitamos momentos en soledad, de esos que cargan pilas. Busca un rincón tranquilo, dentro o fuera de casa, y hazlo tuyo: una butaca ergonómica, una daybed o una chaise longue como esta, de la colección MU de Dedon; una lámpara de lectura, una mesita para dejar el móvil (apagado), y quizás un altavoz bluetooth pequeño con tu lista de favoritos. Puedes añadir una manta ligera, aunque sea verano, por puro confort sensorial.

Desayunos que se alargan
Uno de los grandes placeres del verano es desayunar sin mirar el reloj. El pan aún calentito, el café con calma, el sol entrando suave… Por eso, merece la pena crear en tu terraza o balcón un rincón para tomar algo. No necesitas mucho: una mesa pequeña, dos sillas cómodas (de madera, de fibras naturales o de metal con cojines), y una sombrilla o toldo que filtre la luz. Cuando el día avanza y el calor da una tregua, ese mismo espacio es ideal para disfrutar de un aperitivo improvisado. Y siempre, sea a la hora que sea, usa menaje bonito y colorido porque cada detalle suma a la sensación de bienestar.
¿Buscas inspiración? Mira esta terraza del hotel Mongibello, en Ibiza, un proyecto de Ilmiodesign que es pura estética veraniega: sillas de rayas rojas y blancas con sabor a dolce vita, una mesita redonda blanca, suelos de azulejo azul con patrón geométrico y una luz maravillosa que acaricia cada detalle.

Un rincón zen
No necesitas una sala de yoga para practicar "mindfulness" en casa. Basta con elegir un espacio luminoso y despejado, donde puedas poner tu esterilla, unos cojines –estos son de Leroy Merlin– y quizás un difusor con aceites esenciales. La estética importa: rodéate de materiales naturales, un espejo que te conecte contigo y procura mantenerlo en orden. Este tipo de decoración ayuda al cerebro a concentrarse y relajarse.

En la mejor compañía
Nada transforma tanto un espacio como los detalles. Las velas (mejor si son aromáticas y naturales), los textiles ligeros (lino, algodón, muselina) y las plantas son esenciales en cualquier deco slow. Usa alfombras de yute, fundas de cojines en tonos tierra o pastel y juega con las capas. Una mantita en el brazo del sofá (este es el modelo STOCKHOLM de IKEA, igual que el puf a modo de mesa de centro), unos cojines XL en el suelo y unas cortinas vaporosas que bailen con la brisa son pequeños lujos que marcan diferencia.

¡Y la siesta!
Hay pocas cosas más placenteras que una siesta en verano. Es ese paréntesis sagrado en medio del calor. Y si hay una pieza pensada para acompañarte en ese momento, es la chaise longue. Lo bueno es que ahora existen modelos in & out, es decir, piezas con estructura y tejidos preparados para vivir tanto en interiores como en exteriores. Como este diseño de la firma Expormim, que puedes ubicar según te dé el sol (o la gana). En el salón se convierte en tu refugio de siesta deluxe (el que rivaliza con la cama), y en el jardín, en ese diván donde caer rendida después de comer, con las piernas estiradas y un libro boca abajo.