Saint-Tropez, la joya de la Riviera Francesa, es un destino único que combina a la perfección elegancia, belleza natural y un estilo de vida confortable, sofisticado y, a la vez, relajado. Cada verano, Stéphanie Coutas se traslada con sus hijos, Valentine y Arthur, desde París a este paraíso en la Costa Azul, atraídos por sus playas y su animada vida nocturna, para disfrutar sus vacaciones. Su hija, tras estudiar en Barcelona y trabajar en Deloitte Madrid, decidió regresar a París para estar más cerca de su familia. Recientemente, contrajo matrimonio y ahora espera su primer hijo. Por su parte, Arthur colabora desde hace dos años en el estudio de arquitectura y diseño de interiores de lujo de su madre.
Stéphanie Coutas creció entre Vietnam y Hong Kong y su espíritu aventurero la llevó, más tarde, a vivir en Brasil, antes de establecerse en Los Ángeles. Esta educación cosmopolita le permitió dominar tanto el chino como el inglés, pero fue su profunda conexión con sus raíces lo que la llevó a regresar a Francia para continuar su formación, inicialmente en la industria de la moda.
Tras quince años de trayectoria en este mundo, decidió seguir su verdadera pasión: el diseño de interiores. Fundó su propio estudio, desde el cual aborda proyectos integrales, que abarcan desde la arquitectura hasta los detalles decorativos, y este año ha inaugurado su propia galería en el corazón del triángulo de oro parisino: un espacio dedicado a exposiciones donde exhibe su exquisita colección de muebles, que ha cautivado a personalidades tan destacadas como la Reina Rania de Jordania. Entre sus distinguidos clientes, figuran también las Familias Reales de Arabia Saudí y Kuwait, grandes riquezas europeas y figuras como la supermodelo y actriz Kate Rozz y el futbolista Marco Verratti.
La familia Coutas nos recibe hoy en su nueva residencia de estilo campestre, situada a solo cinco minutos de la Place des Lices. Esta exclusiva propiedad destaca por su armoniosa fusión entre lujo y belleza natural, convirtiéndose en el refugio donde Stéphanie y su familia disfrutan de momentos inolvidables, ya sea en la intimidad familiar o rodeados de amigos.
La exquisita colección de muebles de Stéphanie ha conquistado a Rania de Jordania y a una clientela de excepción, entre la que se encuentran las Familias Reales de Arabia Saudí y Kuwait, grandes riquezas europeas y el futbolista Marco Verratti
Ubicada en un extenso terreno, se funde en perfecta armonía con el paisaje; alberga un viñedo de 4.000 metros cuadrados, del que produce su propio vino, y está rodeada por un exuberante jardín de plátanos, olivos y cipreses.
Paraíso privado
—¿Cómo descubriste esta casa?
—Un amigo me habló de ella hace un tiempo. Me contó que había pertenecido a una antigua familia durante muchos años y que se trataba de un lugar absolutamente extraordinario. Así que decidí venir a verla.
—¿Qué fue lo que más te llamó la atención cuando la viste por primera vez?
—Lo primero que me impactó al llegar fue descubrir que, a solo cinco minutos del centro de Saint-Tropez, existía este paraíso privado con viñedos propios. En cuanto a la construcción, parecía una casa de campo muy antigua que, siendo honesta, no tenía nada de elegante. Sin embargo, algo que noté de inmediato fue su gran carácter. Al emprender la reconstrucción, mi objetivo fue preservar el fuerte ADN de la antigua granja.
Quería transformarla en una residencia maravillosa, pero sin que perdiera su esencia original. Con esta idea clara, la reforma nos llevó tres años y fue un proyecto integral: excavamos un nivel subterráneo que antes no existía, ampliamos considerablemente la vivienda y añadimos la planta superior. Fue un gran trabajo arquitectónico, pero lo más gratificante fue poder diseñar el interior exactamente como lo habíamos imaginado desde el principio.
—Sabemos que para ti la comodidad en los espacios es esencial. ¿Qué rincón de esta casa te gusta más para relajarte?
—Lo que más me cautiva de la vivienda es la entrada. Las puertas correderas se abren directamente hacia la piscina y los viñedos, generando un amplio espacio donde el interior se funde con el entorno natural.
—Estás aquí con Valentine y Arthur. ¿Qué significado tienen en tu vida?
—Esta es, sin duda, la respuesta más fácil que he dado en mi vida (ríe). Mis hijos son mi mundo, lo mejor que me ha pasado, mi definición de felicidad. Son mi mayor tesoro y, por encima de todo, la pasión más grande de mi vida. Estoy muy feliz porque pronto seré abuela y, aún más, porque mi hija, Valentine, está en un momento de plenitud personal con su marido, que es maravilloso. Que mi hijo, Arthur, se haya unido a mi trabajo y la llegada de mi nieto hacen que 2025 sea un año verdaderamente increíble para mí.
—Saint-Tropez es tu refugio veraniego. ¿Qué es lo que más te enamora de esta zona?
—Saint-Tropez encarna a la perfección el estilo de vida de la Riviera Francesa: una elegancia natural, la armoniosa combinación entre lujo y autenticidad y una atmósfera única que fusiona el relax con un ambiente social vibrante y divertido.
"Al emprender la reconstrucción, mi objetivo fue preservar el fuerte ADN de la antigua granja. Quería transformarla en una residencia maravillosa, pero sin que perdiera su esencia original"
—¿Tu casa suele estar llena de vida con visitas frecuentes?
—Este encantador pueblo es un lugar maravilloso para recibir. Tenemos muchos amigos con casa aquí, y no son pocos los que nos visitan durante todo el año. Sin embargo, es en verano cuando todo cobra una energía especial: se crea una mezcla muy agradable de personas —estadounidenses, ingleses, franceses, suecos…— que aporta una riqueza única al ambiente. Esta diversidad nos permite disfrutar de momentos inolvidables. En mi caso, diría que la casa cobra vida a partir de las seis de la tarde. Me encanta que los invitados lleguen al final del día, cuando comienza ese momento mágico en que organizamos grandes aperitivos, justo antes de la cena.
—Aunque te sientes profundamente orgullosa de tus raíces francesas, tu infancia transcurrió entre Vietnam y Hong Kong. ¿Qué llevó a tu familia a establecerse allí en su momento?
—Como bien sabes, Vietnam fue en su día una colonia francesa. Mis dos abuelos se encontraban allí ya en 1918, aunque ambos eran originarios de Francia. Mi abuelo paterno fue uno de los primeros colonos enviados a la región y poseía extensas plantaciones de caucho. Por otro lado, el padre de mi madre ocupaba un cargo muy relevante: era el jefe de seguridad de Francia en toda Indochina. Ella llegó al país con tan solo 14 años y fue allí donde, tiempo después, conoció a mi padre. Aunque británico de nacionalidad, había nacido en suelo vietnamita y poseía un carácter profundamente aventurero. Vivimos en Vietnam hasta la caída de Saigón y, en ese momento, nos trasladamos a Hong Kong, una experiencia completamente distinta, pero igualmente maravillosa. Pasé allí desde los siete hasta los quince años, una etapa intensa y enriquecedora que marcó profundamente mi vida.
Herencia francesa
—Has recibido una educación internacional y dominas varios idiomas. ¿Cómo ha influido esta experiencia en tu visión del mundo?
—Creo que haber crecido en el extranjero me ha aportado muchísimo. He conservado lo mejor de mi herencia francesa, aunque confieso que me hubiese encantado dedicar más tiempo a visitar museos y explorar, en mayor profundidad, ciertos aspectos culturales.
"Mis hijos son mi mundo, lo mejor que me ha pasado, mi definición de felicidad. Son mi mayor tesoro y, por encima de todo, la pasión más grande de mi vida"
—Tu trayectoria comenzó en la industria de la moda, donde trabajaste durante 15 años. ¿Cómo ha marcado esa experiencia tu enfoque en el diseño de interiores?
—Guardo un recuerdo maravilloso de mis años en el mundo de la moda. Fue una etapa que me enseñó muchísimo sobre el valor del color, las texturas, los tejidos. Todo eso sigue siendo, sin duda, una parte esencial de mi trabajo actual, porque siempre he sentido que existe una frontera muy sutil entre la moda y el diseño de interiores.
En ambos campos, lo fundamental es tener buen ojo, atreverse y saber acertar con sensibilidad estética. Se trata, al fin y al cabo, de dirección artística. Siempre he pensado que, si tienes una visión clara y sabes rodearte de las personas adecuadas, puedes diseñar cualquier cosa. Cada vez que me mudaba, redecoraba yo misma la casa. Fue, entonces, cuando decidí que quería hacer de ello mi profesión.
—Tu galería, situada en pleno triángulo de oro de París, comparte vecindario con algunas de las grandes casas de subastas y figuras clave del arte y el lujo. ¿Qué papel desempeña este espacio dentro de tu proyecto profesional?
—Nuestra galería es un espacio para mostrar nuestro propio trabajo, pero también tiene un papel fundamental en dar visibilidad a artistas jóvenes, que descubrimos o que se acercan a nosotros para exhibir su obra. Además, quienes visitan la galería disfrutan la experiencia de descubrir a ceramistas o pintores emergentes, así como piezas sumamente creativas, a veces extravagantes y siempre diferentes de lo que están acostumbrados a ver.
—Tu trabajo tiene una fuerte presencia internacional y tienes que viajar mucho. ¿Qué significa para ti estar todo el día de un lado para otro?
—Desde muy joven, los viajes han sido una constante en mi vida. Aunque la mayoría de mis desplazamientos son por trabajo, siempre intento combinarlo con momentos de disfrute, cuando la ocasión lo permite.
—¿Cuáles son tus próximos proyectos?
—Tenemos una agenda muy emocionante y diversa. En primer lugar, estamos inmersos en la restauración de un impresionante château en el sur de Francia, donde buscamos fusionar la elegancia histórica con el confort más contemporáneo. En la Riviera Francesa, trabajamos en más de cuatro residencias, cada una concebida para reflejar el lujo mediterráneo y lograr una armonía perfecta entre los espacios interiores y exteriores.
Además, en Londres diseñamos un apartamento sofisticado, que combina la elegancia atemporal con la comodidad moderna. Fuera de Europa, estamos desarrollando varios proyectos confidenciales en Oriente Medio, aportando nuestra experiencia en diseño exclusivo a residencias privadas. Y, paralelamente, estamos llevando adelante la creación de los interiores de un hotel frente al mar, donde buscamos crear una atmósfera de sofisticación relajada y sin esfuerzo.