Mallorca esconde una mezcla casi mágica entre la calma del campo y el bullicio cultural. Puedes despertarte entre higueras y acabar el día recorriendo una galería de arte en Palma. Hay algo en su ritmo que no se acelera, pero tampoco se detiene. Es un lugar de contrastes bien llevados: pueblos de piedra, puestas de sol que te obligan a parar, y a la vez, una escena creativa que no deja de crecer.
Esa dualidad es precisamente lo que ha sabido capturar el equipo de Ángel Martín Studio en su último proyecto: una casa de campo en el corazón de la isla que destila serenidad, pero también diseño contemporáneo. Los dueños, una pareja alemana muy ligada a España, buscaban transformar la vivienda –originalmente algo rústica y caótica– en un hogar cálido, ordenado y con carácter. Y lo han conseguido. Lo que antes era simplemente una finca con potencial, hoy es "Can Alma": una casa que encaja con el paisaje, con quien la habita y con esa Mallorca que aúna lo esencial y lo sofisticado.

Un salón con chimenea
La intervención se centró en crear una vivienda acogedora para disfrutar en familia, donde la zona de día, amplia y luminosa, se convierte en el auténtico corazón del hogar.
Nada más cruzar el umbral de "Can Alma", se respira esa sensación difícil de explicar pero fácil de sentir: la de estar en un lugar bien pensado. El salón, que conserva las vigas de madera originales en el techo, está separado pero visualmente conectado con el resto de la zona de día. En cuanto al mobiliario, aquí casi todo ha sido diseñado a medida por el propio estudio, desde un sofá modular en L tapizado en lino hasta una mesa de centro de madera de roble con formas orgánicas. La chimenea añade calidez, no solo literal, y junto a ella, una consola de roble curvada suma dinamismo al espacio.

Espacios abiertos
La cocina se abre al comedor y ambos al paisaje, gracias a unos ventanales de suelo a techo vestidos con ligeras cortinas de lino. Todo fluye, todo respira. La cocina, como el resto de la casa, está impregnada de blanco, luz y madera, con una estética funcional y serena que busca más el bienestar que el impacto visual. La zona superior de las paredes se ha dejado libre, lo cual amplifica la sensación de amplitud.

Un comedor que invita a quedarse
Si tuviéramos que elegir un rincón que capture toda la esencia del proyecto, sin duda sería el comedor. ¿Por qué? Porque aquí se refleja esa mezcla perfecta entre diseño cuidado y comodidad que se pretendía lograr. El banco curvado de roble, hecho a medida por Ángel Martín Studio, es el alma del espacio: invita a sentarse, a reunirse, a compartir… Rodea una mesa redonda blanca revestida de mortex, y está acompañado por sillas de roble con asiento de cordón de Carl Hansen. Y para rematar, la lámpara de vidrio suspendida de Santa & Cole aporta un toque ligero y elegante, sin ser nada estridente.

Con barra de desayunos
La gran isla de mármol no es solo un elemento funcional: es el centro neurálgico de la casa. Hecha por un artesano local (punto extra por ese detalle de kilómetro cero), cumple con todo: zona de cocción, almacenaje y, cómo no, desayunos informales con taburetes de madera en línea con el resto del mobiliario. Su diseño compacto pero robusto permite que fluya el movimiento a su alrededor sin sacrificar protagonismo.

Madera y mármol en la cocina
En la cocina no hay nada superfluo. Ni muebles altos ni excesos. Solo lo esencial: madera, mármol, blancos y una distribución funcional que apuesta por la ligereza visual.
Las paredes revocadas con mortero de cal sustituyen a la pintura blanca convencional y generan una sensación más cálida y envolvente. Además, conectan muy bien con esa idea de autenticidad y coherencia estética que vertebra toda la casa.

El fregadero también cuenta
Esta pieza, realizada en el mismo mármol que la isla y diseñada junto al marmolista local, recupera el concepto del fregadero tradicional sobre encimera, pero con un giro contemporáneo: líneas limpias, formas depuradas y una integración total con el resto de la cocina.

Menos cosas, más descanso
El dormitorio principal es una oda al “menos es más”. Siguiendo la estética del resto de la vivienda, se ha decorado en colores neutros, con textiles de fibras naturales, madera de roble y paredes estucadas. Todo invita al descanso, desde la orientación del mobiliario hasta la luz natural que entra sin interrupciones visuales. No hay cabecero recargado ni decoración excesiva, solo texturas que envuelven, tonos que relajan y… ¡un rincón de trabajo!

Diseño funcional
Integrado en el dormitorio principal, el estudio ha creado un pequeño rincón de trabajo que, lejos de romper con la atmósfera calmada, se funde con ella. En lugar de un escritorio tradicional, se instaló una encimera volada de madera natural, hecha a medida para encajar perfectamente en una de las esquinas. La solución es discreta pero muy funcional: proporciona una superficie cómoda para trabajar, leer, escribir…El ambiente se completó con una silla de Carl Hansen y una lámpara de mesa.

Un baño que invita al "slow living"
Este cuarto de baño es el equilibrio perfecto entre lo rústico y lo cool. Tiene el encanto relajado de esas casas de campo en las cuales cada detalle parece decir: “tranqui, aquí se viene a desconectar”. Con una paleta de colores cálidos y neutros, te envuelve en una atmósfera de calma total.
La luz entra suave por la ventana de madera, calentando los tonos tierra del suelo de piedra y resaltando la textura natural del mueble de madera, hecho a mano. Y qué decir del espejo con forma irregular, como si fuera una gota de agua tallada en vidrio, o de la grifería empotrada en tono cobre… Todo esta medido, pero nada parece forzado. Una banqueta de madera con una toalla doblada y unos frascos de cuidado personal le dan el toque final, como si alguien acabara de salir de una ducha larga y sin prisa.

Cuando la arquitectura se entiende con el paisaje
En este proyecto, interiorismo y paisajismo han ido de la mano con una idea muy clara: respetar el entorno. Ángel Martín y su equipo apostaron por materiales locales para reducir la huella ecológica, y ese mismo criterio se aplicó al jardín, donde se mantuvo la vegetación autóctona. El resultado salta a la vista en el porche: una estructura sencilla, bien integrada y abierta al paisaje, donde se ha montado un estupendo comedor de verano.

El interiorista que escucha a la isla
Ángel Martín, CEO y director creativo de Ángel Martín Studio, defiende un enfoque austero del diseño que prioriza lo esencial sobre lo superfluo. En su estudio, con sede en Palma, la sencillez de las formas y el uso de materiales naturales nobles no son una tendencia, sino una convicción. Cada proyecto parte del respeto por lo local, pero desde una mirada contemporánea. En "Can Alma", esa filosofía cobra forma en una casa que transmite calma y autenticidad sin necesidad de grandes gestos. Es un espacio esencial, cálido y profundamente vivido: una muestra clara de cómo la contención también puede emocionar.