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La condesa de Foucaud con sus hijos© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

Una 'joya' del siglo XVIII

Así es la fabulosa ‘Casa de las peonías’ de los Condes de Foucaud, a las afueras de París

La condesa ha creado, en los fosos que rodean el 'château', un conservatorio de la conocida como 'reina de las flores' con más de 3.200 variedades


20 de junio de 2025 - 16:05 CEST

En el corazón de la campiña francesa, rodeado por un parque privado de cien hectáreas, se alza el Château de Sourches, una obra de la arquitectura neoclásica del siglo XVIII, ubicado en Saint-Symphorien, en la región de Sarthe, a dos horas de París.

Una de las imponentes perspectivas de la fachada posterior del "château", rodeado por un jardín privado de cien hectáreas que parece extenderse hasta el horizonte. © Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Una de las imponentes perspectivas de la fachada posterior del "château", rodeado por un jardín privado de cien hectáreas que parece extenderse hasta el horizonte.

Este lugar no solo conserva historia, sino también arte, naturaleza, belleza y una pasión familiar poco conocida. Desde 2001, este castillo es el segundo hogar del conde y la condesa Jean y Bénédicte de Foucaud, junto a sus hijos, Anne y Alexandre, una familia con vínculos con la tradición y la cultura.

Desde hace más de medio siglo, dirigen una casa francesa de joyería antigua, fundada por el conde Jean de Foucaud, célebre por su labor con piezas de incalculable valor histórico, destinadas a museos y colecciones privadas.

Desde el año 2001, este castillo se ha convertido en el segundo hogar de los condes Jean y Bénédicte de Foucaud, quien posa con sus hijos, Alexandre y Anne. © Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Desde el año 2001, este castillo se ha convertido en el segundo hogar de los condes Jean y Bénédicte de Foucaud, quien posa con sus hijos, Alexandre y Anne.

Entre sus ventas más emblemáticas, se cuentan la corona de la Emperatriz Eugenia de Montijo, adquirida por el Museo del Louvrey el fastuoso collar de zafiros y diamantes de Emmanuela de Dampierre, duquesa de Segovia y nuera del Rey Alfonso XIII. Hoy, sus hijos, Anne y Alexandre, continúan con esta labor desde la boutique familiar À la Vieille Cité, situada cerca de la Place Vendôme, en París.

Desde hace más de medio siglo, dirigen una casa de joyería antigua fundada por el conde Jean de Foucaud, célebre por su labor con piezas de incalculable valor histórico

Otra perspectiva de la fachada© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Otra perspectiva de la fachada

Pero hay otras joyas, más fugaces y vivas, que tienen un lugar especial en el día a día de la condesa Bénédicte. En los fosos secos que rodean el castillo, ha creado el Conservatorio de la Peonía, un jardín botánico con más de 3.200 variedades procedentes de China, Japón, Rusia, Ucrania y Estados Unidos.

"Contar con una residencia como esta es, sin duda, un verdadero privilegio para toda la familia —confiesan—; un oasis de tranquilidad"© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
"Contar con una residencia como esta es, sin duda, un verdadero privilegio para toda la familia —confiesan—; un oasis de tranquilidad"

Todo comenzó con un recuerdo de infancia: su madre plantando semillas en un rincón del jardín. Aquel gesto fue el origen de una colección centrada en esta flor. No fue un camino fácil: Bénédicte tuvo que adaptarse al clima, a los ciervos y a las liebres, pero continuó con constancia. "Cada peonía es un acto de amor", afirma.

Entre sus ventas más emblemáticas, se cuentan la corona de la Emperatriz Eugenia de Montijo y el fastuoso collar de zafiros y diamantes de Emma­nuele de Dampierre, duquesa de Segovia y nuera del Rey Alfonso XIII

Una vista general y dos rincones del gran salón del castillo, revestido con "boiseries" blancas y doradas que realzan la elegancia de sus muebles del siglo XVIII© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Una vista general y dos rincones del gran salón del castillo, revestido con "boiseries" blancas y doradas que realzan la elegancia de sus muebles del siglo XVIII

Desde 2015, abre al público durante los meses de floración, en mayo y junio, y recibe a miles de visitantes. Apasionada del mundo floral, la condesa ha publicado cuatro libros sobre estas flores y prepara ahora una enciclopedia ilustrada, con acuarelas inspiradas en la obra de Pierre-Joseph Redouté, artista de la corte de María Antonieta.

Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

Más allá del entorno natural y del cultivo de flores, el château forma parte de un episodio relevante de la historia reciente. Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno francés eligió el castillo como lugar de resguardo para las obras de arte de los museos nacionales, ante el riesgo de bombardeos sobre París. Entre 1939 y 1946, los sótanos del castillo, con techos de nueve metros, albergaron obras procedentes del Museo del Louvre y del pala­cio de Versalles.

"El descubrimiento de esta casa fue casi fruto del azar: mi padre encontró un anuncio en una revista inmobiliaria, mientras viajaba en tren rumbo a Ginebra"

Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Anne posa junto a su padre, el conde Jean de Foucaud, y sus inseparables mascotas, "Miquette" y "Coco"© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Anne posa junto a su padre, el conde Jean de Foucaud, y sus inseparables mascotas, "Miquette" y "Coco" "Las mañanas en Sourches siguen siempre el mismo y delicioso ritual: salgo a pasear con mis perros hasta el huerto, donde recogemos los huevos frescos de nuestras gallinas, y luego nos reunimos para desayunar en familia. Es un momento muy especial: el instante en que comentamos tranquilamente el programa del día", nos cuenta

Habla Anne de Foucaud

—¿Cómo describiríais la importancia de este château en vuestra vida familiar?

—Para mí, cada rincón de este lugar atesora recuerdos entrañables y sigue siendo un refugio donde desconectar del ritmo frenético de París. Contar con una segunda residencia como esta es un verdadero privilegio para toda la familia, un oasis de tranquilidad. Además, mi hermano, Alexandre, y yo atesoramos aquí todas nuestras vivencias de infancia.

Uno de los muchos salones del "château": el llamado salón verde y rojo, revestido con "boiserie" de roble que aporta una calidez atempora© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Uno de los muchos salones del "château": el llamado salón verde y rojo, revestido con "boiserie" de roble que aporta una calidez atempora
Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

—¿Cuál fue el camino que os llevó hasta esta casa tan especial?

—Durante años, nuestra familia pasaba largas temporadas en una casa situada en Borgoña. Con el tiempo, y debido a la distancia que la separaba de París, mis padres decidieron buscar una residencia más próxima donde poder reunirse los fines de semana. Fue entonces cuando descubrieron Sourches. El hallazgo se produjo casi por casualidad: mi padre encontró un anuncio en una revista inmobiliaria, mientras viajaba en tren hacia Ginebra. 

La primera visita marcó el inicio de una nueva etapa. El edificio necesitaba una intervención completa y mis padres comenzaron por la cubierta. A partir de ahí, el conjunto fue transformándose con dedicación y constancia. Desde entonces, cada rincón ha ido adaptándose, sin perder el carácter original, aunque, como suele ocurrir con este tipo de propiedades, el proceso nunca termina del todo.

La imponente biblioteca, un espacio que impresiona por sus estanterías de madera verde, repletas de volúmenes antiguos e incluso incunables, verdaderos tesoros bibliográficos© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
La imponente biblioteca, un espacio que impresiona por sus estanterías de madera verde, repletas de volúmenes antiguos e incluso incunables, verdaderos tesoros bibliográficos
Cada estancia del castillo respira historia, serenidad y una elegancia sutil, cuidadosamente hilada con arreglos florales y antigüedades elegidas con mimo© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Cada estancia del castillo respira historia, serenidad y una elegancia sutil, cuidadosamente hilada con arreglos florales y antigüedades elegidas con mimo

—¿Cómo es vuestra vida cotidiana en este lugar?

—Las mañanas comienzan siempre del mismo modo: salgo a pasear con mis perros, Miquette y Coco, hasta el huerto, donde recogemos los huevos de nuestras gallinas. Después, nos reunimos para desayunar en familia. Es el momento en el que comentamos el programa del día, que suele incluir paseos en bicicleta, la recolección de frutas y verduras, caminatas por el bosque, partidos de tenis o una tarde en la piscina, si el tiempo lo permite. 

En mis paseos, nunca falta un libro en el bolsillo. La lectura ocupa un lugar importante en mi vida y, gracias a mi madre, que ha instalado bancos y sillones por todo el parque, es fácil encontrar rincones tranquilos donde detenerse y dejar volar la imaginación. Sin embargo, entre mayo y junio, la rutina cambia. Desde 2015, abrimos al público uno de nuestros jardines, el de peonías, situado en los fosos secos del château. Recibir visitantes de distintos lugares y compartir con elloseste espacio ha sido, desde entonces, una gran satisfacción. No podíamos quedárnoslo solo para nosotros.

"Cada rincón de este lugar atesora recuerdos entrañables y sigue siendo un refugio donde desconectar del ritmo frenético de París. Contar con una residencia como esta es un verdadero privilegio para toda la familia, un oasis de tranquilidad"

Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

—¿Qué tiene este lugar que lo hace especial para recibir invitados?

—Me fascinan las casas amplias, aquellas que nos permiten recibir a familiares y amigos con generosidad y calidez. Aquí contamos con veinte habitaciones entre las ochenta estancias que existen en toda la casa, lo que nos permite organizar fines de semana y vacaciones rodeados de las personas a las que más queremos.

Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

—¿Tenéis alguna tradición espe­cial?

—A mi madre y a mí nos encanta crear decoraciones florales para adornar las habitaciones y los salones. Y el mes de mayo es realmente un momento muy especial, ya que podemos hacer ramos de peonías, que recolectamos de nuestro potager o nursery, para decorar la gran mesa del comedor y demás espacios de la casa. Es una forma muy bonita de llenar cada rincón con vida y color y de hacer que nuestros invitados se sientan especialmente bienvenidos.

"A mi madre y a mí nos entusiasma crear composiciones florales para vestir las habitaciones y los salones", confiesa Anne, mientras posa en otra de las ochenta estancias que conforman este imponente edificio© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
"A mi madre y a mí nos entusiasma crear composiciones florales para vestir las habitaciones y los salones", confiesa Anne, mientras posa en otra de las ochenta estancias que conforman este imponente edificio

"Me fascinan las casas amplias, aquellas que nos permiten recibir a familiares y amigos con generosidad y calidez"

—Habéis creado el jardín de peonías más grande del mundo, con nada menos que 3.200 variedades diferentes. ¿Cuál fue la chispa o la historia que os llevó a embarcaros en esta impresionante aventura botánica?

—Todo comenzó por pura casualidad, en 2003. Cada año, mi madre organiza unos días aquí con sus amigas, y aquel año trajeron algunas peonías desde Holanda. A ella se le ocurrió crear un pequeño jardín con ellas alrededor de la casa, pero, en pocos meses, los tiernos tallos fueron devorados por las liebres y ciervos que habitan en nuestro parque. Aquí es donde entran en juego dos cualidades que siempre he admirado en ella: el coraje y la tenacidad. De inmediato, tuvo la idea de replantar las peonías, pero esta vez en los fosos secos que rodean la casa. Las grandes murallas de piedra protegían así sus preciadas plantas de los depredadores.

Al intentar diversificar el jardín, descubrió la infinita variedad de peonías: no existen 25 variedades ni 250, ¡sino miles! Empezó con peonías francesas, luego europeas y, poco a poco, amplió la colección viajando por todo el mundo: Canadá, Australia, Japón, Estados Unidos, China... Así nació el conservatorio. Un proyecto surgido de la pasión de una mujer con una imaginación desbordante y, sobre todo, de una impresionante capacidad para convertir sus sueños en realidad. Al principio, nadie creyó en su idea: fue desalentada por especialistas, directores de jardines botánicos, coleccionistas y paisajistas. Pero ella se mantuvo firme, confiando en su instinto, y al final, ¡lo consiguió!

El majestuoso comedor, con capacidad para catorce comensales, conserva tapices originales del siglo XVIII, que envuelven el espacio en un aire de historia y distinción. La mesa luce arreglos de peonías, vajilla de porcelana antigua, cristalería tallada y cubertería con el escudo familiar grabado, un símbolo de la herencia nobiliaria© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
El majestuoso comedor, con capacidad para catorce comensales, conserva tapices originales del siglo XVIII, que envuelven el espacio en un aire de historia y distinción. La mesa luce arreglos de peonías, vajilla de porcelana antigua, cristalería tallada y cubertería con el escudo familiar grabado, un símbolo de la herencia nobiliaria
Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

Un dúo excepcional 

—¿Cómo reaccionó tu padre ante la pasión y el sueño tan ambicioso de tu madre?

—Podemos decir que mis padres forman un dúo excepcional. Mi padre fue el primero en apoyar el proyecto no solo con su presencia y ánimo constante, sino también con respaldo financiero. Con los años, mi hermano y yo hemos desarrollado también una verdadera pasión por esta flor tan generosa que es la peonía. 

Por eso, cada mes de mayo, durante la floración y la época más hermosa de las flores, dejamos París para instalarnos aquí y recibir a los visitantes en este jardín tan singular. Es una experiencia divertida y dinámica: si algún día venís, nos encontraréis a toda la familia —incluida mi madrina, Odile— corriendo de un lado a otro, inmersos en la frenética actividad que implica cuidar y compartir este maravilloso jardín. ¡Es, sin duda, un auténtico asunto de familia!

Posa en una de las veinte habitaciones de esta majestuosa residencia, adquirida por sus padres en 2001© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Posa en una de las veinte habitaciones de esta majestuosa residencia, adquirida por sus padres en 2001
Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

—¿Qué esencia o sello propio define vuestra relación?

—Mi hermano y yo tenemos la gran fortuna de pertenecer a una familia profundamente apasionada. Aunque a veces esas pasiones pueden resultar abrumadoras, en nuestro caso funcionan como un motor que nos impulsa. Por ejemplo, participar en el desarrollo del conservatorio, junto a mi madre, ha sido tanto un desafío como una fuente de alegría para todos nosotros. Estamos inmensamente orgullosos del trabajo realizado y comprometidos en diseñar nuevas estrategias para que este proyecto pueda darse a conocer en todos los rincones del mundo.

La condesa Bénédicte ha publicado cuatro libros sobre las peonías y prepara una enciclopedia ilustrada, con acuarelas inspiradas en la obra de Pierre-Joseph Redouté, artista de la corte de María Antonieta

"Mi hermano y yo atesoramos aquí todos los recuerdos de nuestra infancia", nos confiesa nuestra anfitriona© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
"Mi hermano y yo atesoramos aquí todos los recuerdos de nuestra infancia", nos confiesa nuestra anfitriona. En esta imagen, su madre, Bénédicte, aparece entre sus flores
"Cada peonía es un acto de amor", asegura con la serenidad de quien ha dedicado su vida a cultivar belleza. © Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
"Cada peonía es un acto de amor", asegura con la serenidad de quien ha dedicado su vida a cultivar belleza.
Desde 2015, abre al público este jardín único durante los meses de floración, en mayo y junio, y recibe a miles de visitantes atraídos por la magia de este lugar: "Es una experiencia divertida y dinámica; si algún día venís, nos encontraréis a toda la familia corriendo de un lado a otro, inmersos en la frenética actividad que implica cuidar y compartir este maravilloso jardín"© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Desde 2015, abre al público este jardín único durante los meses de floración, en mayo y junio, y recibe a miles de visitantes atraídos por la magia de este lugar: "Es una experiencia divertida y dinámica; si algún día venís, nos encontraréis a toda la familia corriendo de un lado a otro, inmersos en la frenética actividad que implica cuidar y compartir este maravilloso jardín"

—En paralelo a vuestro amor por las peonías, también tenéis una fuerte conexión con las joyas. ¿Cómo comenzó tu propio viaje en el sector?

—Después de terminar el bachillerato, comencé mis estudios en Derecho e Inmobiliaria, con el sueño de convertirme en marchante de bienes: comprar edificios en París, renovarlos en apartamentos y luego venderlos. Pero todo cambió un día de septiembre de 2012, cuando mi padre me propuso ayudarle en su stand de la Bienal de Anticuarios.

Era, simplemente, espectacular, lleno de auténticas maravillas. Recuerdo que, durante uno de esos días, una mujer entró y me pidió que le mostrara un pequeño broche antiguo de Boucheron. Apenas dije una palabra y lo compró. Todavía siento la emoción de ese instante: fue entonces cuando supe que este era, sin duda, el mejor trabajo del mundo. Convives cada día con objetos hermosos, conoces clientes fascinantes y, lo más valioso, tienes a tu lado a alguien como mi padre, un verdadero conocedor y un narrador excepcional, cuya pasión es absolutamente contagiosa.

Antes del estallido de la II Guerra Mundial, el Gobierno francés eligió el castillo como lugar de resguardo para las obras de arte de los museos nacionales, ante el riesgo de bombardeos sobre París

Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
"En sus inicios, nadie creyó en su proyecto —nos revela Anne, que posa con su madre en la 'nursery' (vivero destinado al uso personal de la decoración de la casa)—. Fue desalentada por especialistas, directores de jardines botánicos, coleccionistas e incluso paisajistas. Pero ella se mantuvo firme, guiada por su instinto, su coraje y su pasión. Y al final... ¡lo logró!"© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
"En sus inicios, nadie creyó en su proyecto —nos revela Anne, que posa con su madre en la 'nursery' (vivero destinado al uso personal de la decoración de la casa)—. Fue desalentada por especialistas, directores de jardines botánicos, coleccionistas e incluso paisajistas. Pero ella se mantuvo firme, guiada por su instinto, su coraje y su pasión. Y al final... ¡lo logró!"
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—Mirando hacia el futuro, ¿qué planes emocionantes estáis desarrollando en vuestros dos grandes ámbitos: las peonías y la joyería?

—Nuestro objetivo es desarrollar una línea completa de cosméticos y productos de belleza inspirados en la flor de la peonía. Ya hemos empezado a crear los primeros artículos y estoy deseando verlos terminados, ¡es un proyecto que me llena de ilusión! En cuanto a la joyería, el camino es muy parecido. Alexandre y yo crecimos inmersos en este universo desde pequeños y, casi sin darnos cuenta, fuimos adquiriendo conocimientos y habilidades que ahora queremos reflejar en nuestras propias creaciones.

Media Image© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Evoto© Fernanda Navarro y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)
Evoto

TEXTO

Ana Fernández De Córdoba Cendra

FOTOGRAFÍA

Fernanda Navarro Y Paloma Rojas-Marcos (Couche Studio)

VESTUARIO

Moschino, Yves Saint Laurent, Jim Thompson, Figaret Paris y María de la Orden

JOYAS

À La Vieille Cité

DECORACIÓN FLORAL

Conservatorio de la peonía, Château de sourches

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.