Las ventanas son mucho más que un elemento funcional de tu casa. Cierto que se encargan de dejar que la luz entre dentro y, dependiendo de su apertura, también influyen en como ventilas tu casa. Pero más allá de su carácter práctico, las ventanas tienen también un peso estético clave en el resultado final.
Su forma, el color, el tipo de acabado y los materiales que elijas para tus ventanas se encargarán de potenciar el estilo decorativo, influir en la sensación térmica de la estancia o, incluso, afectar a la eficiencia energética. Por eso, si estás pensando en cambiar las ventanas o te encuentras en plena reforma, te conviene analizar esta decisión con detenimiento y no tomarla a la ligera. Te ofrecemos diez claves para ayudarte a elegir el acabado y color de tus ventanas.

El color de las ventanas influye (y más de lo que crees)
Las ventanas son un elemento que se ve desde casi cualquier lugar de la habitación. Por eso, su color afecta directamente a la decoración y a cómo se aprecia todo el espacio. Un marco blanco puede "desaparecer" en la pared, mientras que uno negro puede convertirse en el punto focal.
Ahora, si eliges un color oscuro, procura que esté presente en la decoración mediante algún otro elemento, como una lámpara, los tiradores de los muebles o los textiles que decoran el sofá o la cama. Así conseguirás crear una atmósfera equilibrada y en armonía. Por el contrario, si quieres aligerar un espacio muy recargado, elige marcos en tonos arena, piedra o gris claro: aportan presencia sin robar el protagonismo.

¿Qué tener en cuenta al elegir el acabado?
Aunque el estilo de tu casa es fundamental al elegir el color y acabado de tus ventanas, debes tener en cuenta que también influirá en cómo se refleja la luz. Otros factores como el mantenimiento que necesitan y si se mantendrán bien a lo largo de los años también importa.
Así, los lacados en mate ocultan mejor las huellas y las partículas del aire, mientras que los brillantes pueden destacar imperfecciones y la suciedad se ve más. En ambientes húmedos o costeros, donde el salitre puede afectar al acabado, huye de acabados porosos o con textura que acumulen suciedad. Asegúrate también de que el acabado elegido tenga un tratamiento de protección contra los rayos UV.

La importancia de la perfilería
El grosor del perfil de las ventanas influye directamente tanto en la estética como en el aislamiento térmico y acústico de tu casa. Una perfilería delgada, habitual en ventanas de aluminio con rotura de puente térmico, permite mayor entrada de luz y un diseño más ligero, ideal para espacios contemporáneos o de estilo minimalista. Sin embargo, si buscas mejores prestaciones térmicas, es probable que necesites un perfil más robusto, como ocurre con algunas carpinterías de PVC.
Además, ten en cuenta que una perfilería muy visible condicionará el resultado final del ambiente, sobre todo si tiene color o textura destacada.

El blanco: un clásico que no falla
Elegir ventanas blancas puede parecer la opción más segura. Es una tendencia cada vez más extendida (de hecho, las ventanas estándar suelen ser en este acabado), pero no siempre es la más acertada. Unas ventanas blancas aportarán luminosidad, se integran bien con todo tipo de estilos decorativos y tiene un acabado atemporal.
Pero no todo son ventajas. Si las paredes de tu casa también son blancas y los marcos no tienen molduras, las ventanas pueden pasar desapercibidas. El blanco funciona especialmente bien en ventanas de casas de estilo nórdico o minimalista, pero en estilos más cálidos puede resultar frío.
Si optas por este color para los marcos de tus ventanas, asegúrate de que tenga ciertos matices en consonancia con el resto de materiales: blanco roto o perla si buscas calidez o blanco puro si quieres contraste con paredes de color.

Ventanas negras: modernidad sin sobrecargar
El negro se ha convertido en una de las opciones más deseadas para el acabado de las ventanas gracias a su elegante y sofisticado efecto. Las ventanas con perfilería negra enmarca las vistas como si fueran una fotografía, y aportan un look elegante sin necesidad de elementos decorativos añadidos.
Eso sí, en espacios pequeños no son la opción más recomendable, ya que pueden reducir visualmente la luz si en el resto de la decoración no predominan los colores claros. En casas con grandes ventanales o estructuras abiertas, el negro es una elección perfecta que define el espacio con muy pocos elementos. Quedará también genial si en el interior eliges una perfilería también en negro.

A todo color
Una ventana en un color distinto al blanco o negro puede marcar una diferencia en las sensaciones que transmite tu casa, sobre todo si buscas un acabado que complemente el paisaje. Las ventanas en tonos azules aportan frescura y originalidad sin perder elegancia. Este color transmite serenidad y funciona muy bien en fachadas blancas y con vistas al mar.
Asimismo, puedes optar por verdes apagados como el verde oliva o el verde salvia, que combinan especialmente bien con entornos vegetales o casas de estética rústica. Otra opción es el gris, tanto con matices cálidos como más fríos, que ofrece mucha versatilidad, ya que se adapta a todo tipo de estilos, desde el más clásico hasta el más industrial.

Acabado en madera: el toque natural para dar calidez
Las ventanas con acabado madera —ya sea natural o imitación— son perfectas para aportar calidez, sobre todo en casas de estilo mediterráneo, rústico o, incluso, en hogares más modernos. Las maderas claras combinan con interiores neutros y son muy decorativas, mientras que los tonos más oscuros son perfectas para crear contraste y quedan genial en casas de montaña.
Las ventanas de PVC o de aluminio con foil madera (ventanas donde el aluminio se recubre con una película que imita la madera combinando las ventajas del aluminio —resistencia, durabilidad y bajo mantenimiento— con la estética cálida y natural de la madera) resisten la humedad y los rayos UV sin apenas mantenimiento. Esto es fundamental si tu casa está ubicada en una zona en la que hay muchos cambios de temperatura entre invierno y verano o las ventanas están expuestas a una alta exposición solar. Además, este acabado reduce la sensación de frialdad de los marcos metálicos.

Doble acabado: cuando el exterior no domina en el interior
También puedes optar por marcos bicolores: con un color para el exterior y otro para el interior. Esta opción es especialmente útil cuando la fachada tiene un estilo definido (por ejemplo, blanco obligatorio en comunidades costeras) pero tú quieres un tono diferente dentro de casa. Así, puedes tener un marco exterior blanco que cumpla con la normativa y un interior en negro, madera o gris que encaje con la decoración de tu casa. Es una solución cada vez más extendida en carpinterías de PVC o aluminio lacado y que, además, no eleva el coste final de tus ventanas.

Los materiales más comunes para las ventanas
PVC, aluminio y madera siguen siendo los tres materiales más habituales en la carpintería de ventanas. Aunque el PVC ofrece un buen aislamiento térmico y bajo mantenimiento, es importante tener en cuenta que sus colores pueden degradarse si no tienen protección solar adecuada. Por su parte, el aluminio es más resistente, admite colores personalizados y tiene una estética más estilizada, aunque aísla peor si no incorpora rotura de puente térmico. Finalmente, la madera es estéticamente muy atractiva y térmicamente eficaz, pero requiere mantenimiento periódico y es más sensible a la humedad.

Ventanas que combinan materiales: lo mejor de cada uno
Una solución que gana terreno es la carpintería mixta: madera por dentro y aluminio por fuera. Así tienes el confort y la estética de la madera en el interior, pero con la resistencia del aluminio en el exterior. Esta combinación resulta especialmente útil en climas extremos o si quieres reducir el mantenimiento exterior sin renunciar al estilo en el interior. Eso sí, la inversión inicial es mayor, aunque el rendimiento a largo plazo —tanto en cuestiones de aislamiento como en durabilidad— merece la pena. Además, puedes personalizar el acabado de ambos lados para que encajen perfectamente con cada espacio.