En el marco del Living Day de HOLA Living, donde la sostenibilidad, la artesanía y el estilo de vida consciente se han dado la mano, hablamos con Natalia Palacios, experta en decoración floral y fundadora de la tienda-taller Muscari. Su historia es la de una transformación: de abogada a florista, movida por una pasión auténtica por la naturaleza y el diseño.
En esta entrevista, nos comparte cómo convirtió su vocación en un proyecto lleno de sensibilidad, creatividad y conexión emocional. Desde la importancia de las flores en la vida cotidiana hasta el valor simbólico de la corona hecha con sus propias manos para su sobrina, Ginevra Ena, con motivo de su Primera Comunión, Natalia nos invita a descubrir la belleza de lo natural y lo hecho con alma.
Natalia, ¿qué importancia tienen para ti las flores en casa, en una mesa, en el jardín, como anfitriona o visitante a una casa a la que vas?
Yo creo que las flores tienen una importancia enorme. Sirven para todo. Siempre alegran, y eso ya es algo maravilloso: trabajar con un producto que siempre cumple esa función.
Además, creo que son fundamentales en muchos contextos: en una cena, en una mesa bien puesta, en un jardín —ya más en el sentido de planta— o como un regalo. Por ejemplo, cuando te invitan a cenar, lo más elegante es llegar con flores o enviarlas después.
Y luego está el tema de hacer ramos. Hoy he hecho uno aquí, y la gente siempre dice: “¡Qué difícil, ¡qué difícil lo que hacéis!” Pero, en el fondo, no lo es tanto. Es cuestión de elegir flores bonitas y colocarlas con un poco de gusto.
A ver, siendo florista, quizá me estoy tirando piedras sobre mi propio tejado, pero la verdad es que si realmente te gustan las flores, hacer tu propio ramo puede ser algo sencillo. Solo se trata de combinar flores bonitas con cariño y sentido estético.
¿De dónde viene tu vínculo con las flores? ¿Cómo nació esa decisión de decir: "¿Me voy a dedicar a esto, este va a ser mi trabajo”?
Bueno, yo era abogada antes de montar esto. La verdad es que las flores siempre me han gustado; era de esas personas que siempre tienen flores en casa, siempre.
En un momento dado, sentí que lo que hacía no me terminaba de convencer, así que decidí dar un cambio y lanzarme a montar mi propio taller. Poco a poco fuimos creciendo, y la verdad es que ahora funcionamos bastante bien, o al menos eso creo.
Hemos hablado de sostenibilidad, artesanía y de dar un giro profesional. En tu caso, ¿hasta qué punto ha sido gratificante ese cambio? ¿Cómo fue crear la corona floral de tu sobrina Ginevra Ena y vivir ese momento desde lo personal y lo profesional?
Claro, hacerle la corona fue muy especial para mí. Quise regalársela como detalle de Primera Comunión, algo que le quedara para siempre. Era una corona de flores preservadas, que duran muchísimo, y no solo era para llevarla ese día, sino también para que la pueda conservar, colgar en su habitación o tenerla como recuerdo.
La verdad es que Ginevra Ena estaba ideal. Y no lo digo solo porque sea mi sobrina, es que realmente estaba preciosa, una auténtica monada.
Hoy hemos vivido un auténtico día living, lleno de inspiración. Para quienes disfrutan de las flores en casa, ¿qué consejo darías? Y, ya que no lo hemos comentado, ¿qué tendencias ves ahora en decoración floral y en mesas bien puestas?
Yo no creo que sea tanto una cuestión de colores, sino más bien de cómo se elabora el ramo. Ahora se llevan —y a mí personalmente me gustan mucho más— los ramos con un aire más silvestre, que parezcan recogidos directamente del jardín, con ese punto natural y espontáneo, casi como si hubieras cogido unas cuantas flores y las hubieras colocado sin pensarlo demasiado.
Si te fijas en los que tengo aquí, no son los típicos ramos redonditos, el clásico bouquet. Últimamente, intento huir de eso y apostar por composiciones más desestructuradas, con movimiento, más libres. Y, como te decía antes, no es algo complicado. Si eliges flores bonitas y haces una buena composición, ya lo tienes todo.
Hay algo muy emocional en el vínculo que muchas personas tienen con las flores. ¿Tú tienes algún recuerdo especial relacionado con ellas? ¿Algún familiar, como una abuela o una madre, que ya colocara ramos en casa y que, de alguna forma, te haya inspirado o te haya dejado ese cariño por lo floral?
Más que las flores en sí, lo que recuerdo con cariño es a mi padre, que siempre ha sido un apasionado de la naturaleza. Me hace gracia porque cuando íbamos en coche con él, él miraba siempre atentamente la carretera buscando plantas, y ahora, hoy en día, hago exactamente lo mismo.
No hay planta que se me resista. Por ejemplo, ahora están las amapolas, la jara… Voy por la carretera y pienso que en cualquier momento me voy a dar un golpe de lo concentrada que estoy mirando todo.
Creo que esa curiosidad y esa pasión por la naturaleza es la inspiración que me dejó mi padre.