Decorar la habitación de los más pequeños de la casa puede darnos más de un quebradero de cabeza, si no tenemos claro el estilo que queremos plasmar en ella. Las opciones más infantiles son entrañables, pero corren el riesgo de quedarse obsoletas con el paso de los años, por lo que nos veremos obligados a volver a redecorar en muy poco tiempo, con el gasto económico y esfuerzo que conlleva. Lo mismo nos puede suceder si nos decantamos por formas y colores demasiado estridentes susceptibles de cansarnos y quedar desfasados. De este modo, un dormitorio que se adapte con facilidad a cada una de las etapas del niño es la clave para acertar a largo plazo. La interiorista Claudia Piñero Álvarez nos da 8 ideas para sacar el máximo partido a estos espacios.
Cunas convertibles
La experta señala que estos diseños están pensados para prolongarse al máximo en el tiempo, adaptándose a cada una de las fases del crecimiento de los niños. Así, ciertos modelos de cuna con cambiador y mucho espacio de almacenaje puede convertirse en la opción ideal para solventar el tránsito de bebé a 'niño mayor', puesto que se transforma en un dormitorio con mesilla, estantería, escritorio y cama con cabecero o sillón que podrás seguir usándola cuando tu hijo crezca. Sin duda, una fórmula "cómoda, funcional y acogedora".
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Colores pastel
Una de las combinaciones favoritas e imperecederas de las habitaciones infantiles son los colores pastel que, según la decoradora, transmiten tranquilidad, ternura y calidez. Además, recomienda combinar papeles pintados (muy versátiles y fáciles de poner y quitar) con las tonalidades de los muebles, una forma de conjuntar muy actual.
El 'no color'
Por el contrario, también se puede apostar por la ausencia de color, una fórmula cada vez más usada en las habitaciones de los niños. Así, el blanco, gris y negro son los tonos empleados para los elementos principales, como paredes y muebles. "El resultado es un contraste muy práctico, porque después es muy sencillo incorporar artículos de decoración en cualquier color".
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Muebles resistentes
"Aguantar toda la energía de los niños exige materiales y acabados resistes y de calidad. De modo que los cajones y puertas con guías metálicas y bisagras de frenado y autocierre resultan muy interesantes", afirma Piñero. Estos sistemas aseguran una larga durabilidad porque evitan golpes y portazos, además de aportar "un plus en seguridad, pues será más difícil que los niños se puedan pillar los dedos", puntualiza.
La madera de roble
Para Claudia Piñero, el roble es la madera "por excelencia" en los últimos años para las habitaciones juveniles. "Si la usamos bien nos aportará naturalidad y calidez. Se puede utilizar en suelos, paredes, muebles, ventanas, puertas… pero nos quedará mejor si no nos excedemos". Una de sus combinaciones favoritas es con blanco, dando como resultado una estancia bonita y actual.
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Sumar una cama sin perder centímetros
Gracias a los muebles compactos (también conocidos como 'nido') podrás añadir una cama en el dormitorio de tus hijos con las mismas dimensiones de colchón sin perder ni un centímetro. A este propósito, la interiorista también destaca las literas con compacto, una pieza con la que es posible añadir una tercera cama.
Almacenaje extra
Con el tiempo los niños van necesitando cada vez más espacio para almacenar sus cosas, por lo que incorporar una cama con 'puente' (estructura que la rodea) o armarios inferiores que aprovechen al máximo todo el espacio supone una opción muy práctica para mantenerlo todo bien organizado.
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Habitaciones personalizadas
Una forma sencilla de personalizar la habitación de tu hijo puede ser grabando su nombre en el cabecero, una idea "muy dulce", según la experta. Asimismo, señala que los tiradores son elementos que ofrecen muchas posibilidades en el mobiliario juvenil. Se pueden combinar de varios colores u optar por las formas que a ellos más les diviertan para dar un toque de originalidad a la estancia.