Nicole Kidman desaloja la casa en la que convivió con Tom Cruise

Por hola.com

En la costa californiana, entre Santa Mónica y Malibú se enclava una exclusiva zona conocida como Pacific Palisades. Y en ella se pueden encontrar más estrellas que el famoso Paseo de la Fama de Hollywood. Sin embargo, este lujoso vecindario de Los Ángeles perdió recientemente a una de sus inquilinas más conocidas, Nicole Kidman. Un ir y venir de camiones de mudanza ha alterado la normal tranquilidad del distrito durante los últimos días para comenzar a embalar y trasladar los muebles y demás posesiones de la actriz.

Y es que, Nicole Kidman que quiere cerrar del todo un capítulo de su vida, su matrimonio con Tom Cruise, se ha desecho de la mansión que fue su residencia durante los años de convivencia con su ex marido. Al parecer la propiedad, que fue adquirida pro Tom en 1990 por 4,7 millones de euros y que la actriz consiguió como parte del acuerdo de divorcio, fue vendida un mes antes de Navidad por 11 millones de euros, consiguiendo con la transacción un considerable beneficio económico. La casa estilo años cuarenta tiene cinco dormitorios, una superficie de 707 kilómetros cuadrados, está rodeada por 0,4 hectáreas de terreno, y está situada en una bonita zona arbolada. Además cuenta con una piscina, seis cuartos de baño, una elegante biblioteca revestida de madera, y una sala de proyecciones que la pareja mandó construir cuando se instaló en ella.

En un principio se creyó que Nicole Kidman era reticente a abandonar la vivienda, ya que sus hijos, Isabella y Connor la consideran su hogar y están matriculados en colegios privados de la localidad. Pero a medida que ha ido pasando el tiempo, ya recuperada de los malos momentos y con una carrera cada vez más consolidada, parece que la actriz no quiere seguir conviviendo con los recuerdos. Lo que es una total incógnita es dónde se instalará, aunque por el citado acuerdo de divorcio también recibió la casa que poseían en la bahía de Sydney y hace poco adquirió en Nueva York un apartamento en una zona de moda de Nueva York, el West Village, por el que ha pagado 8 millones de euros.