12 MAYO 2004
En la época de mayor poderío de la nobleza eran los miembros del Consejo de Estado los encargados de coronar al rey y de hacerle entrega de los símbolos del poder real: el cetro, el orbe la espada... En 1596 Christian IV, el monarca absolutista por excelencia de Dinamarca, quiso que su coronación se celebrara con todo fasto y esplendor. Las viejas regalías no le parecían bastante y decidió no tener sólo una nueva corona, sino también un nuevo cetro y orbe. Estos dos últimos no se conservan, pero sí la corona, que está en la Cámara del Tesoro del palacio de Rosenborg, en Copenhague. El orfebre Dirich Fyring, al servicio del padre del rey, Federico II, desde 1581, fue el encargado de realizarla. Fyring, formado en el norte de Alemania, elaboró una corona magnífica de una ligereza y elegancia propias de un encaje.
La corona del doce
La corona es de oro y está esmaltada en muchos colores y adornada con diamantes y perlas. Mide 17,8 cm. de alto por 20,8 cm. de diámetro, y pesa 2,895 kg. Tiene doce puntas, y el número doce se repite en toda su estructura. Este número nos remite al Antiguo Testamento, a las doce tribus de Israel, a las doce puertas de Jerusalén, a los doce Apóstoles, etc. En los picos altos aparecen figuras esmaltadas que simbolizan las virtudes y que debe poseer un buen monarca.
Por la parte de delante, sobre la frente del rey, se ve un pelícano que se pica en el pecho para alimentar a sus crías con su sangre. Originalmente era un símbolo del sacrificio de Cristo, pero aquí se trata de un símbolo del deber del rey de alimentar a su pueblo aun a costa de su propia sangre. El pelícano aparece un total de tres veces.
Sobre el lado derecho del rey aparece la Fortaleza, una mujer que cabalga sobre un león. Lleva una columna, símbolo de fuerza, y algo que parece una espada, símbolo del valor, pero podría tratarse de dos columnas. La Fortaleza simboliza al rey como guerrero. En el lado izquierdo aparece el símbolo de la Justicia, una mujer con la balanza y la espada; es el rey como juez supremo.
Empeñada en Hamburgo
Por detrás, sobre la nuca del rey, se ve a la Caridad, una madre que amamanta a su hijo. Es el símbolo de la misericordia y del rey como cabeza de la Iglesia, de su amor a Dios y a sus súbditos.
La corona también es un monumento político. En los picos interiores se ven los escudos de armas de cada una de las provincias pertenecientes a los territorios del monarca.
La forma abierta de la corona es poco frecuente para su época. Al elegir este modelo de corona, que era el utilizado por los reyes de la unión nórdica, es posible que Christian IV pretendiera destacar su papel de heredero de la Escandinavia unificada. Esa fue la corona empleada en la coronación de Christian IV en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague el 29 de agosto de 1596. El monarca contaba entonces veinte años. Tras la derrota en la Guerra de los Treinta Años se vio obligado a conseguir dinero para poder reunir nuevas fuerzas para combatir. Comenzó entonces a empeñar las regalías; al principio sólo las más antiguas, pero después incluso su propio orbe, que más tarde recuperaría. También mandó fundir muchos muebles de plata. A su muerte, las salas del palacio de Copenhague estaban vacías.
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