La 'teoría de la bayeta', el paso que te falta para que tus cosméticos sean realmente efectivos

Parece ser que un sencillo gesto previo a la aplicación del ritual ayuda a amplificar sus beneficios

Por Mariana Chacón

Dar con un ritual de belleza enriquecido con activos a medida y repetirlo (sin excusas) a diario son grandes pasos en la buena dirección cuando hablamos de piel. A partir de aquí el cielo es el límite y las más susceptibles a las tendecias beauty ya se han informado sobre los beneficios de incluir en su rutina la nutricosmética más recomendada como los complementos de colágeno, una proteína que se encarga de unir los tejidos conectivos del organismo y de la que se reduce la producción a lo largo de los años; o de la técnica del sandwich, que multiplica el poder de hidratación al aplicar un aceite entre el sérum y la crema hidratante y así aumentar exponencialmente la luminosidad del cutis. En cuanto al procedimiento maximizador del que vamos a hablarte hoy, te adelantamos que querrás ponerlo en práctica desde ya y que probablemente ya cuentes con todo lo necesario: se denomina "la teoría de la bayeta" y los expertos avalan su eficacia. 

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La teoría de la bayeta o cómo aliarnos con el agua en nuestros rituales

Una limpieza diaria y efectiva es sinónimo de piel bonita, aunque uno de sus efectos colaterales podría jugar en nuestra contra a la hora de aplicar el resto de la rutina: "Esto ocurre porque los limpiadores tienden a resecar la piel del rostro, una humedad que es necesaria para que los sueros y las cremas penetren mejor, sobre todo aquellos de base acuosa, ya sean de principios como la vitamina C o el ácido hialurónico", explica Elisabeth San Gregorio, directora técnica de la firma Medik8. La buena noticia es que la solución resulta tan obvia como sencilla: tratar al cutis como si fuera una bayeta. "Cuando una balleta está seca, no suele absorber bien lo que queramos recoger con ella, aunque sea algo húmedo", apunta la cosmetóloga y directora de formación de Perricone MD, Raquel González. Y así es como comienza "la teoría de la bayeta". 

Y es que, si para que una bayeta absorba bien primero hay que humedecerla, "con nuestra piel ocurre lo mismo. Si está demasiado seca, no es tan receptiva a los productos que vayamos a aplicar, algo que solucionaremos mediante la inclusión de un tónico en nuestra rutina", declara González, quien recomienda el Intensive Pore Minimising Toner de Perricone MD como el paso intermedio entre la limpieza y el cuidado: "No solo conseguirá equilibrar la piel tras la limpieza, también aportará esa humedad que favorecerá la penetración de todo lo que vayamos a aplicar después". Además de los expertos, chicas de moda como Hailey Bieber también siguen la teoría y, tras enjuagarse la cara después de desmaquillarse, no retiran del todo el agua con la toalla. 

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El poder de la atracción

Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza, nos recuerda que el agua atrae al agua: "Por ejemplo, si añadimos un suero hidratante a partir de ácido hialurónico sobre una piel aún húmeda por el tónico, conseguiremos, por increíble que parezca, que el producto se potencie considerablemente al penetrar muchísimo mejor gracias a una sustancia afín que le hace de conductor". Es decir, que si se utiliza la Queen Essence de la marca (con beneficios rellenadores, preparadores y protectores) antes de pasar al contorno de ojos, el sérum y la crema hidratante, el efecto de los tres últimos se verá maximizado: "La piel es como una esponja que absorbe mejor los activos cuando parte de unos niveles de hidratación óptimos", concluye Nieto.