Cómo lograr que la calefacción de la oficina no dañe tu piel

Varios expertos nos dan los trucos definitivos para sobrevivir a los cambios bruscos de temperatura

Por Cristina Álvarez

¿Sabías que la piel necesita entre 15 y 20 minutos para adecuarse a los cambios bruscos de temperatura? "Tiempo que prácticamente nadie respeta", afirma la experta Carmen Navarro haciendo referencia a los daños que nuestra piel puede sufrir debido al contraste entre el frío que hace en la calle y el calor que desprende la calefacción en la oficina, en casa o en otros recintos cerrados. "Si no lo tienes en cuenta, tu piel envejecerá más rápido y podrás desarrollar cuperosis, rosácea, dermatitis, arruguitas, sequedad…", explica la esteticista. Por su parte, Natalia de la Vega, fundadora de Tacha Beauty, nos dice: "En esta época, el problema radica en la pérdida de agua de manera interna y la sensibilidad a nivel externo. Si a esto le sumamos la polución y la contaminación de las ciudades, el resultado es una piel especialmente desprotegida". 

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Cuidados previos

"Necesitas proteger y preparar tu piel para todo lo que le espera y conseguir prolongar el aspecto de piel descansada. Utiliza cremas ultrahidrantes que aporten a tu piel un aspecto muy natural. Si tienes la piel excesivamente seca, busca cremas untuosas que contengan lactato de sodio o alantoína", afirma Carmen Navarro, que coincide con Yaiza Conde, Farmacéutica Responsable de Formación en SVR y Filorga: "Cuando se perturba el equilibrio de la capa hidrolípida a través de la piel se evapora más agua y las enzimas rejuvenecedoras pueden volverse inactivas. Por eso, la piel se seca y pierde suavidad. Por eso es muy importante la crema hidratante, que en invierno deberá ser más untuosa de lo normal". 

"Es fundamental que la piel esté perfectamente limpia y, ahora con más motivo, ya que las calefacciones resecan muchísimo la piel y el contraste con el frío externo hace que se sensibilice especialmente. Por ello, cada mañana y noche debemos limpiarla bien con productos que penetren en el tejido y realicen un buen arrastre sin agresión. Después, aplica una hidratación de día y nutrición por la noche, además de un sérum calmante y, dependiendo del diagnóstico de cada piel, un sérum antiedad. Al salir al exterior aplicar siempre un protector solar y una barrera labial", recalca Natalia de la Vega.

Los expertos de Felicidad Carrera nos han dado un truco muy sencillo que debes tener en cuenta: "Si utilizas mucho el coche, intenta que la salida de aire caliente del climatizador no se dirija directamente al rostro. Mejor repartirlo por todo el vehículo o direccionarlo hacia los pies". Además, recomienda lavarnos la cara con agua tibia: "No es recomendable, pese a las bajas temperaturas, lavarnos el rostro con agua excesivamente caliente porque produce vasodilatación y las paredes de los capilares se pueden dilatar de forma permanente, produciendo cuperosis".

¿Te has planteado alguna vez poner un humidificador en casa? Ese es el consejo de Toñi Leal, directora SPA Royal Hideaway Sacti Petri, para que tu piel luzca radiante y es que, "según varios estudios, cuanto más húmedo esté el aire, más calor retiene la epidermis y se mantiene hidratada más tiempo". Es una recomendación que también nos ha hecho Virginia Sánchez, dermatóloga y directora médica de Clínicas Dorsia, que asegura que "el uso de humidificadores o colocar pequeños recipientes con agua junto a los radiadores ayuda a contrarrestar la pérdida de humedad que producen".

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Tus aliados 'beauty'

Respecto a cuáles deben ser tus grandes aliados de belleza en tu lugar de trabajo, Carmen Navarro recomienda llevar siempre un bote de agua termal en tu bolso: "Te aportará propiedades mineromedicinales, a pequeña escala. Calma, refresca e hidrata al instante". También puedes incluir en tu neceser unas ampollas con efecto flash que aporten un efecto lifting inmediato por su gran efecto revitalizador: "Te salvarán de cualquier emergencia por la luz y firmeza que dan a la piel". Para Sandra Burgos, Directora de Formación de Clinique, tampoco debe faltar un producto específico que te ayude a reponer los niveles de hidratación que tu piel va perdiendo al estar todo el día expuesta a la calefacción: "Utiliza una crema-gel multiuso sin aceites, que proporcione de forma rápida hidratación prolongada a la piel. Es un 'seguro' para una piel impecable".

Para la Dra. Alba Català Gonzalo, Médico Adjunto del Servicio de Dermatología del Hospital Plató de Barcelona y Consejera dermatológica de Skinlove, una de las primeras cosas que debes tener en cuenta es "conocer las condiciones ambientales en las que nos encontramos. Lo ideal es que la temperatura ambiental no suba de 21 - 23ºC y que la humedad ambiente se sitúe entre el 50 y el 70%. Para conseguir esto, es importante que dispongamos de un termostato que regule en todo momento la temperatura y por lo tanto, gestione el funcionamiento del sistema de calefacción. Cuanto mayor sea la temperatura, más se resecará el ambiente, aunque este factor dependerá también del sistema de calefacción utilizado. Es por ello que el sistema de aire acondicionado mediante bomba de calor es el que más reseca". "La sequedad ambiental provoca alteración de la barrera cutánea y sus lípidos protectores. En personas sin problemas cutáneos, esto conllevará xerosis cutánea con aumento de la descamación y picor, pero en pacientes con antecedentes de dermatitis atópica, rosácea o psoriasis puede incluso agravar mucho su sintomatología", recalca. Para evitarlo, la doctora nos explica que, para la higiene habitual, debemos usar geles de baño sin jabón que cuiden y protejan la piel reforzando la barrera cutánea natural. "Después de la ducha, hidrátala diariamente con productos que compensen esa deshidratación causada por la calefacción. Se aconseja el uso de productos ricos en manteca de karité, aceite de rosa mosqueta, aceite de jojoba, aceite de almendras dulces o aceite de caléndula".

Los mismos problemas destaca Nerea Goyenechea, Doctora en Farmacia y Responsable del Departamento de I+D+i de Massada The Natural Therapy: "Las calefacciones, las estufas, el aire acondicionado van a desprender sustancias tóxicas y gases creando polución ambiental, tanto en el interior del trabajo como en exterior. Nuestra piel, expuesta a esta polución, va a estar más sucia y, además, nuestros poros estarán taponados, lo que hará que se acumulen más toxinas y que aumente, por tanto, la producción de sebo. La piel va a perder uniformidad, luminosidad y elasticidad, y parecerá apagada y envejecida". "A nivel cosmético, utiliza productos ricos en ingredientes humectantes e hidratantes como la glicerina (Glycerin), Butilenglicol y Propilenglicol, el ácido hialurónico (Hyaluronic acid o Sodium hyaluronate) o las ceramidas, que ayudarán a tu piel a retener la hidratación", dice Amparo Violero Oliver, científica especializada en cosmética y Product Controller de MiiN Cosmetics, que nos recomienda darle también un extra de mimos a los labios, que al no contener glándulas sebáceas, están más desprotegidos y se deshidratan con más rapidez.

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El pelo y las manos sufren igual

"Las manos tienden a ser las grandes olvidadas en esta época del aña. Necesitarás una crema especial para esta zona y unos guantes para protegerlas del frío", nos aconseja Felicidad Carrera. Respecto al pelo, la Dra. Josefina Royo de la Torre, Directora de Instituto Médico Láser (IML), asegura que, durante el invierno, el calor intenso de la calefacción y los cambios de temperatura al salir al exterior producen en el cabello el mismo efecto de deshidratación que en la piel, ya que la capa hidrolipídica del tallo piloso se desgasta y desaparece, entonces el pelo se cuartea y se manifiestan escamas en la capa cuticular del mismo. "Para neutralizar estos efectos, debemos plantearnos mejorar su hidratación y su nutrición mediante mascarillas nutritivas y evitar el estrés añadido que supone los secados con secador de aire caliente, que son absolutamente destructivos para la capa superficial de la queratina del pelo". 

Los productos reparadores y nutritivos para el pelo más interesantes son aquellos que contienen polímeros para retener el agua, lecitinas que fortalecen el cabello, aceites de oliva o sésamo que hidratan y nutren y manteca de karité que tiene efecto reparador. "No debemos olvidar que estos productos deben aplicarse en función de las características del pelo del paciente. Cada tipo de pelo tiene un tratamiento que resulta el más adecuado. "Así, el cabello muy seco se distingue porque está mate y sin brillo al faltarte hidratación, por lo que es bueno emplear siempre cremas suavizantes con aceite de oliva o almendras y emplear una vez a la semana una mascarilla nutritiva. Por otro lado, el cabello graso, que tiene siempre exceso de grasa y tiende a manifestarse como lacio y apelmazado, necesita la aplicación de sustancias que combinen productos astringentes que regulen la producción de la grasa. En cualquier caso, si el pelo está muy estropeado se puede realizar un tratamiento de choque aplicando una mascarilla diaria durante una semana", apunta Royo de la Torre.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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¿Y al llegar a casa?

Son muy útiles las mascarillas intensivas, que nutren en profundidad y aportan a las células los nutrientes que necesitan para gesticular sin consecuencias drásticas. "Si además de arruguitas, te preocupan las bolsas, el frío de un antifaz (o unas rodajas de pepino, rico en vitamina E) ayudan a mantener las patas de gallo y el código de barras controlados", apunta Carmen Navarro. "Hazte un peeling una vez a la semana, o cada quince días si se trata de una piel más delicada. Así conseguiremos acelerar la renovación celular, disminuir las arrugas poco profundas y mantener las manchas a raya".

Y algo fundamental: no te quites horas de sueño: "Las células del cuerpo se regeneran durante el sueño, por lo que cuando no se duerme lo suficiente, la renovación celular se detiene y puede provocar bolsas, ojeras, enrojecimiento ocular. Además, la falta de sueño afecta la función de barrera natural de la piel y puede provocar sequedad y una mayor sensibilidad a las irritaciones”, aclara la experta. Lo de dormir 8 horas no es igual para todos, ya que hay quien solo necesita 6 y quien precisa 9 para regenerarse. Averiguar el número de horas que cada cuerpo necesita es cuestión de observación personal", concluye Navarro.

"Mientras que porr las mañanas es mejor utilizar cremas o sérum con Vitamina C, ya que es un antioxidante que no solo aporta luminosidad, también estimula la producción de colágeno, por la noche es más aconsejable hacer uso de cosmética formulada a base de ácido hialurónico o retinol para activar la renovación cutánea y estimular las células para que puedan sintetizar mayor cantidad de colágeno y así mantener la piel hidratada y firme", afirma la Doctora Juanes, directora médica de Instituto Médico Ricart en el Hospital Ruber Internacional de Madrid. 

"Por la noche, recomiendo desmaquillarse con movimientos de masaje suaves y circulares para reactivar la micro circulación y producción de colágeno. De esta forma nuestra piel estará rehidratada y mucho más suave", dice Claire Morisseau, Training Manager de Guerlain España, que coincide con Sara Vayreda, directora de formación de MartiDerm, en que en esta época del año debemos cuidar la piel con mucha delicadeza: "La piel seca y debilitada precisa de una limpieza concienzuda, pero muy suave y cargada de principios que ayuden a reestablecer su ecosistema natural gracias al aporte de pro y prebióticos".

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Alimentos para un plus de hidratación

"La piel no sólo se beneficia de una correcta ingesta de líquidos, sino que en su mantenimiento y buen aspecto, también influye cómo nos alimentamos", apunta Carlota Martínez, experta en Nutrición de InfoAlimenta. "De hecho hay ciertos minerales como el cobre (favorece una pigmentación normal de la piel) o el zinc (contribuye en su buen funcionamiento); y vitaminas como la C (participa en la correcta formación de colágeno) o algunas del grupo B  -como la niacina y la riboflavina (participan en el mantenimiento adecuado de las membranas mucosas)- que están directamente implicados en la salud de la piel". Algunos alimentos donde puedes encontrarlos son, por ejemplo, las ostras o el chocolate (en el caso del cobre); las carnes, mariscos o legumbres (para el zinc); el pimiento rojo y los cítricos (ricos en vitamina C); o bien, los cereales y las setas o champiñones (en el caso de las vitaminas del grupo B).

"Si eres de las que les cuesta beber agua, ten a mano algo de fruta y deléitate con un snack dulce y libre de culpa, ya que el mito de que la fruta engorda está totalmente derribado por la OMS: la fruta es un alimento repleto de agua, fibra y vitaminas que hidrata, sacia y ayuda a prevenir la obesidad. No le tengas miedo al azúcar: los azúcares intrínsecos de los vegetales no tienen nada que ver con los azúcares libres de los que alerta la OMS y que deberíamos evitar en nuestra dieta. Por cierto: los zumos y smoothies no cuentan como fruta", apuntan los expertos de FOREO.

"Aunque te suene muy básico, a nivel preventivo, uno de los pasos más importantes para evitar la deshidratación es beber agua en abundancia. Al menos entre 1,5 - 2 litros al día", nos dicen las doctoras Mar Mira y Sofía R. del Cueto. Si quieres evitar la piel seca en invierno, toma nota de algunos de sus consejos, como que utilices alta protección solar aunque no sea verano y que si aparecen rojeces, tengas a mano una crema que trate y las camufle para evitar que se agraven con el frío. "Además de los cuidados tópicos, es muy importante beber abundante agua. Una forma más fácil en invierno es a través de las infusiones", concluye el Dr. Simón Dray de Clínica Dray.