En cada aparición pública, la princesa Leonor no solo consolida su papel institucional, también deja pistas de cómo evoluciona su estilo personal. Su visita oficial a Navarra —la primera en la que ejerce como princesa de Viana— ha estado cargada de simbolismo histórico, con paradas en enclaves como el Palacio Real de Olite y el Ayuntamiento de Tudela. Pero más allá del contexto, uno de los detalles que más ha llamado la atención ha sido su melena: más larga, más oscura y con un recogido tan pulido como actual.
Leonor ha apostado por una coleta baja, peinada con raya al medio y un acabado impecable. El recogido, de largo XXL, se ha mantenido liso en la mayor parte del cabello, aunque con unas ondas sutiles en las puntas. Para darle un toque elegante, la princesa ha cubierto la goma con un mechón de su propio pelo, una técnica clásica en peluquería que convierte un gesto sencillo en un detalle sofisticado. El resultado encaja con la estética clean look, que desde hace unas temporadas domina pasarelas, alfombras rojas y el street style.
El contraste de color también ha sorprendido. Leonor luce ahora dos mechones delanteros más claros, con un rubio suave que enmarca el rostro, mientras que el resto de la melena presenta un tono más oscuro, más cercano a un castaño profundo que al rubio de su niñez. Esta transición cromática sigue la línea de otras jóvenes royals europeas que, al entrar en la edad adulta, optan por matices más sobrios. La heredera combina además estas decisiones de estilo con un cuidado riguroso de su cabello, en el que, según fuentes cercanas, prioriza productos de cosmética eco y sostenible.
La coleta que ha lucido en su visita a Navarra, acompañada de los reyes, ha permitido apreciar un cambio reciente: capas largas y sutiles que aportan movimiento y volumen. Los mechones delanteros, más cortos, dibujan un desfilado que enmarca el rostro y estiliza, una técnica muy favorecedora y fácil de mantener. Es precisamente este corte lo que da a su melena ese aspecto denso, con cuerpo y caída, que tantas veces ha sido elogiado. En verano ya sorprendió con unas discretas money piece highlights —esas mechas más claras en torno al rostro—, pero sin grandes artificios.
No es casualidad que en la mayoría de sus apariciones opte por llevar el pelo suelto, con raya al medio y un liso casi perfecto. Solo en momentos señalados se ha decantado por recogidos más elaborados, como moños bajos, para proyectar una imagen más solemne. En Navarra, en cambio, la coleta baja logra un equilibrio perfecto: fresco y juvenil, pero también cuidado.
El peinado además, ha combinado a la perfección con el look elegido: una blazer de lino azul con raya diplomática, combinada con pantalón y top blancos, más zapatillas a juego. Madre e hija, Leonor y Letizia, han aparecido de nuevo coordinadas en tonos azules, reforzando esa sintonía estilística que empieza a ser marca registrada en la familia real española. Mientras Letizia ha reciclado su chaqueta de tweed azul de Hugo Boss con pantalones de corte amplio y mocasines planos, la princesa ha ofrecido una versión más ligera y juvenil del mismo código cromático.
En cuanto al maquillaje, Leonor se mantiene fiel a su estilo: natural, casi invisible, con apenas un ligero rubor y labios neutros. Un gesto que, igual que su melena cuidada al detalle, transmite frescura y espontaneidad sin restar elegancia.
La visita a Navarra quedará en la historia por su significado institucional, pero también por estas nuevas claves de estilo que Leonor empieza a consolidar. Su melena, más larga y oscura, sus capas recién estrenadas y la elección de un peinado limpio y actual no solo reflejan tendencias de belleza, también apuntan a una joven heredera que, con cada detalle, perfila su imagen pública y proyecta un futuro que combina tradición y modernidad.