Este año no se ha hablado de otra cosa en los congresos de medicina estética que no estuviera relacionado con la medicina regenerativa. Y en este campo, los protagonistas a nivel cosmético (ya que todavía no se pueden inyectar en nuestro país) han sido los exosomas. Pues bien, ahora parece que llegan con fuerza sus 'primos hermanos', que van a dar mucho de qué hablar: los secretomas. Sergio Fernández, médico estético y Vicepresidente segundo de la SEME se refiere a ellos como: "un concepto terapéutico que representa una evolución de las terapias con células madre". Vamos a aterrizar este discurso ¿qué son exactamente los secretomas? "Se trata del conjunto de componentes que las células liberan al medio en respuesta a estímulos o como medio de comunicación entre ellas", define Sofía Ruíz del Cueto, codirectora de Clínica Mira + Cueto.
¿Qué traen los secretomas de bueno y nuevo?
La cuestión es ¿qué traen realmente de bueno y nuevo? Pues, según parece, son más completos que los exosomas. "Incluyen, además de los exosomas, factores de crecimiento, proteínas, ARN, citoquinas y vesículas extracelulares, entre otros. Este 'cóctel biológico' estimula procesos como la regeneración tisular, la reparación celular y la reducción de la inflamación, convirtiéndolos en aliados potentes para mejorar la salud y la calidad de la piel", asegura la doctora Ruíz del Cueto.
Lo cierto es que ambos, exosomas y secretomas, se utilizan con fines regenerativos. Eso sí, "diferentes estudios que se están realizando sobre su efectividad aseguran que los tratamientos basados en secretomas ofrecerán una acción más integral, ya que aprovechan no solo los exosomas sino también el resto de factores que estimulan la regeneración cutánea", explica la Dra. Ruíz del Cueto. El doctor Fernández también considera que ofrecen un efecto más integral, "ya que, además de exosomas, contienen proteínas solubles, péptidos y lípidos. Y su aislamiento y preparación resulta menos laborioso que aislar solo exosomas", añade.
¿De dónde provienen los secretomas?
Pueden provenir de varias fuentes: "Tejido adiposo (ASC), médula ósea (BM), cordón umbilical (UCMSC), gelatina de Wharton y calostro bovino", detalla el doctor Fernández. Pero, en medicina estética, se está trabajando con aquellos que provienen del calostro de la leche de vaca, por ser los que han demostrado mayor seguridad y eficacia. "Los secretomas con mayor evidencia de eficacia y seguridad hasta la fecha proceden del calostro bovino (leche de vaca). Aunque existen investigaciones en curso con fuentes de origen humano y vegetal, los primeros aún no son seguros para su uso tópico, y los vegetales, por el momento, no han demostrado la misma eficacia biológica", aclara la Dra. Ruíz del Cueto.
¿Han venido a sustituir o a complementar a los exosomas?
Los expertos coinciden en que son una alternativa y un complemento, puesto que tienen una función más amplia que éstos. "El tratamiento con secretomas tendría resultados más parecidos al tratamiento con células madre, pero con menos riesgos que con el uso de células vivas. Y el tratamiento con exosomas es más puntual, dirigido a una actividad celular específica", aclara Sofía Ruíz del Cueto.
No en vano, pueden inducir hasta el 80% de los efectos terapéuticos que se consiguen con las terapias con células madre. "Gracias a las señales que mandan y que promueven la creación de vasos nuevos, modulan la inmunidad y la apoptosis celular (la muerte celular programada), estimulan la proliferación celular y el remodelado de la matriz extracelular (el ambiente donde viven las células y que debe ser óptimo para su correcto funcionamiento)", asegura la doctora Ruíz del Cueto. El Dr. Fernández también considera que son capaces de activar múltiples mecanismos clave en regeneración cutánea: “Estimulan la proliferación de fibroblastos y queratinocitos, promueven la angiogénesis y el remodelado dérmico, reducen inflamación, estrés oxidativo y fibrosis, y favorecen la cicatrización y el rejuvenecimiento”, detalla.
¿Se están empleando ya en medicina estética?
Actualmente hay ensayos clínicos y estudios preclínicos en países como China, Indonesia y EE.UU, pero en España todavía no hay una regulación sobre este tipo de productos. "En nuestro sector, todos estamos ávidos de novedades, pero siempre hemos de aplicarlas cuando realmente estén avaladas por ensayos clínicos previos que nos confirmen su eficacia y seguridad. A día de hoy, es una línea más de investigación dentro de la medicina regenerativa", advierte el Vicepresidente segundo de la SEME.
Es decir, su uso aún es emergente, pero promete convertirse en una de las grandes tendencias en medicina regenerativa. De hecho, una vez que se logre controlar bien las señales que transmiten, supondrán un ‘arma’ de regeneración tisular potente, parecida al de las células madre, pero con menos riesgo. "En medicina estética, los secretomas se están estudiando para emplearse en procedimientos que buscan mejorar la calidad general de la piel, especialmente tras tratamientos como láser o peelings químicos. Se aplicarían de manera tópica, en forma de sueros o soluciones regeneradoras, contribuyendo a una mejor cicatrización, hidratación profunda, reduciendo la inflamación y promoviendo la estimulación del colágeno", explica la Dra. Ruíz del Cueto.
Y, al igual que pasa con los exosomas, se prevé que solo se puedan emplear de forma tópica (no inyectados). "Para mejorar su absorción, algunas fórmulas emplean tecnologías como nanopartículas o sistemas lipídicos que facilitan su penetración a través de las capas superficiales de la piel. Este tipo de formulaciones son especialmente útiles en casos de piel dañada, como en eczemas o psoriasis, donde se busca una acción reparadora localizada", asegura Sofía Ruíz del Cueto.
¿Qué aplicaciones tendrán en el futuro?
Todo hace pensar que podrán tratar el envejecimiento prematuro: arrufas, flacidez y fotoenvejecimiento (manchas); las cicatrices post-acné y post-láser; la alopecia; las heridas crónicas, como úlceras y dermatitis; los daños producidos en la piel por la contaminación y los rayos UV; y algunas enfermedades inflamatorias, como la psoriasis. "En el momento actual se ha estudiado con buenos resultados en lesiones de la piel como quemaduras, o enfermedades como psoriasis y eccemas, pero aún queda mucho por investigar", concluye la doctora Ruíz del Cueto.