Imagina que puedes comprar una mansión en el exclusivo barrio de Beverly Hills por unos 8 millones de euros… pero en Mónaco ves un coche aparcado que vale más que esa casa con piscina y vistas panorámicas. Esa es la realidad del Mercedes-Benz CLK GTR que recientemente ha sido viralizado en redes circulando por las calles del Principado con Fernando Alonso al volante.
Este superdeportivo no es un coche cualquiera: es uno de los vehículos más exclusivos y radicales jamás fabricados para carretera, una máquina heredera directa de las pistas de competición y, sobre el papel, un raro trofeo automovilístico con valor de inversión.
De carrera a calle: así nació este mito
En 1998, Mercedes-Benz presentó el CLK GTR StrassenVersion, un coche concebido por AMG para competir en el Campeonato FIA GT frente a rivales como el McLaren F1 GTR o el Porsche 911 GT1. Pero para poder homologarlo en competición, la FIA exigía una condición: fabricar un pequeño número de versiones aptas para circular por carretera. Así nació, casi de forma forzada por reglamento, uno de los superdeportivos más extremos de la historia.
Sin embargo, no fue un simple coche de calle adaptado. Era un coche de carreras homologado para carretera, desarrollado desde cero para dominar en pista y trasladar esa experiencia al uso diario… aunque sin concesiones a la comodidad.
El exclusivo club de los 25
Aquí está gran parte de la razón de su precio: solo se fabricaron 25 unidades de carretera (más alguna unidad adicional en manos de la fábrica). Eso lo convierte en uno de los coches más raros de Mercedes-AMG. Para ponerlo en contexto, más de una década después, incluso muchos hiperdeportivos modernos se producen en cantidades superiores.
Pocos coches tienen esa condición: escasos, extremos y ligados a la historia de las carreras. Esa escasez convierte cada ejemplar en un objeto de coleccionista que, con el paso del tiempo, no solo no pierde valor sino que lo multiplica.
¿Qué hace tan especial a este coche?
El Mercedes CLK GTR no es solo raro es que tiene un contenido técnico de auténtico coche de competición:
- Motor V12 atmosférico de 6,9 litros (derivado del programa de competición)
- Más de 600 CV de potencia y 775 Nm de par
- 0 a 100 km/h en menos de 3,8 segundos
- Velocidad máxima de más de 320 km/h
- Chasis monocasco de fibra de carbono y frenado de alta gama
- Suspensión tipo GT1 y aerodinámica de pista puramente funcional
Esto no es un superdeportivo suave y cómodo: es una bestia con pedigrí de circuito que, aunque legal para carretera, exige respeto y habilidad para conducir.
Interior: pura función, casi sin lujo
Aunque conserva lo esencial (aire acondicionado, tapicería de cuero o pedales ajustables), el CLK GTR prioriza ligereza y rendimiento sobre el confort. Los asientos son tipo butaca de competición, el tablero está orientado al piloto, y el aislamiento acústico es mínimo. Es un coche pensado para ir rápido, no para ir cómodo en embotellamientos.
¿Y el precio?
Cuando se lanzó, el CLK GTR fue catalogado como el automóvil de producción más caro de la historia con un precio de aproximadamente 1.392.858 euros Pero el verdadero valor de mercado llegó décadas después, debido a su rareza, su historia deportiva y su condición de icono.
En subastas recientes, ejemplares bien conservados han alcanzado cifras que superan los 10 o incluso los 13 millones de euros. Eso lo coloca por encima del valor de mansiones de lujo y convierte cada unidad en un activo de colección comparable con obras de arte.
Fernando Alonso y su joya de Mónaco
Ver este CLK GTR por las calles de Mónaco no es casualidad: el piloto, residente habitual del Principado, lo ha mostrado en lugares icónicos como la horquilla del Fairmont o el Casino, donde los carspotters no tardan en viralizar cada aparición.
La elección no sorprende: en su garaje ya se han visto otras joyas clásicas (como el Ferrari F40 o el Testarossa) y superdeportivos modernos (Aston Martin Valkyrie, Ford GT Heritage Edition). El CLK GTR encaja en ese gusto por máquinas únicas, potentes y con historia.
Más que un coche: una pieza de colección
Hoy, el valor de un CLK GTR se explica por:
- Producción extremadamente limitada
- Herencia directa de la competición
- Rendimiento al nivel de coches de pista
- Historia y narrativa deportiva incomparables
- Demanda de coleccionistas de alto nivel
En un mundo donde los coches pueden valer más que mansiones de alto standing, el Mercedes CLK GTR es uno de los máximos referentes del automovilismo de finales de los 90: un coche que encarna pasión, rareza y una inversión que supera con creces su precio original.









