Para muchos, hoy 22 de diciembre es el “día de la salud”, ese consuelo agridulce cuando el bombo pasa de largo. Para otros, es el momento de descorchar champán y festejar. Pero en la provincia de León, el Gordo, el 79.432, no solo ha traído dinero: ha traído aire a una tierra que este verano se asfixió bajo las llamas y el pesimismo económico. La voz de Laura, vecina de Manzaneda de Cabrera, se quebraba hoy en directo en la Cadena SER, resumiendo el sentir de toda una comarca: “Dios mío, que yo vivo de alquiler… es que no sabéis lo que significa esto para mí, que hemos pasado un verano horrible con los incendios”. No era solo euforia; era un nudo en la garganta que se soltaba ante toda España.
© Getty Images"Estoy que me falta el aire"
“Estoy ahora mismo que me falta hasta el aire”, alcanzó a decir Laura en Hoy por Hoy, de la Cadena SER, cuando le confirmaron que el 79.432, el número que compartía con sus vecinos, había sido agraciado con el Gordo.“Somos de Manzaneda de Cabrera, que está en León, y este décimo lo llevamos todos… Con el verano tan tremendo que hemos pasado con los incendios, que ha sido horrible, estoy muy emocionada porque es tremendo, no doy crédito”, confesó antes de pronunciar la frase que ha recorrido España: “Dios mío, que yo vivo de alquiler… es que no sabéis lo que significa esto para mí”.
León: el verano del fuego y la Azucarera
Ese “verano tremendo” no es una exageración en León, donde el fuego no solo quemó monte: también arrasó pastos, amenazó pueblos enteros y dejó durante días un paisaje de ceniza y cielos anaranjados en comarcas como La Cabrera, La Bañeza o Laciana.A la cicatriz ambiental se le sumó una herida económica: el cierre de la azucarera centenaria de La Bañeza, un símbolo industrial del territorio cuya clausura dejó a decenas de familias en la incertidumbre y se convirtió en otro recordatorio de la desindustrialización y la despoblación que golpean a la provincia.
© Getty ImagesManzaneda y la 'campanada' de Los Campaneiros
En Manzaneda de Cabrera, una pequeña localidad de la Cabrera leonesa de apenas 20 vecinos permanentes, la suerte llegó de la mano de la Asociación de Campaneros ‘Los Campaneiros’, que repartió centenares de décimos del 79.432 entre vecinos y emigrantes que viven en Cataluña, Madrid o el País Vasco, pero vuelven cada verano, precisamente cuando el fuego cercó sus casas y montes. Ese “todos” son los miembros de esta entidad que mantiene viva la tradición del toque de campanas. Durante agosto, el cielo de la Cabrera fue rojo y las lágrimas, constantes. Los incendios no solo calcinaron el monte; quemaron la seguridad de unos vecinos que hoy han cambiado el olor a ceniza por el del champán. El presidente de la junta vecinal explicaba a EFE que fueron “20 días de cielo rojo y lágrimas” y que esta “campanada” servirá para “darle un poco de vida” a un pueblo envejecido.
El mapa del Gordo: un respiro para las zonas heridas
El 79.432 fue cantado a las 10:44 horas en el Teatro Real y se vendió casi en su totalidad en León, con especial peso en La Bañeza (117 series, 468 millones de euros), Villablino (50 series) y La Pola de Gordón (15 series), además de un pellizco en Madrid. En La Bañeza, gran parte del premio ha llegado del La Bañeza Fútbol Club, que llevaba 17 años jugando al mismo número. Villablino ha visto cómo parte del premio caía en la Asociación de Familiares de Alzheimer, en una comarca marcada también por el incendio de Orallo y la tragedia minera reciente tras la muerte de cinco mineros el 31 de marzo en Torre del Bierzo y otro el 21 de noviembre en Cangas del Narcea.
© Getty ImagesDe llorar por lo perdido a llorar de alivio
La Bañeza, Manzaneda de Cabrera, Villablino, La Pola de Gordón… todos llegan a este 22 de diciembre después de “un año demasiado malo”, como resumen sus vecinos: incendios, pérdida de empleo, proyectos detenidos y la sensación de que el mapa se va desdibujando pueblo a pueblo. Laura insistió en que el décimo es de todos: “Todos, todos llevamos el décimo, todo el pueblo”. Cuando en la SER le recuerdan que, descontados los impuestos, el premio le dejará 328.000 euros netos, ella no sueña con lujos; solo repite, casi, en un susurro: “No sabéis lo que significa esto para mí”. Su historia es el retrato de la España que resiste: la que vive de alquiler, la que emigra, pero no suelta el grupo de WhatsApp del pueblo y la que celebra que, por una vez, la noticia sea positiva. Como dijo Àngels Barceló al despedirla: "Hemos aprendido los nombres de vuestros pueblos por los incendios, y es una maravilla poder hablar de vosotros ahora en positivo". Para León, este 22 de diciembre no es solo el día del Gordo: es el día en que, por un momento, la vida deja de apretar.
