Aunque todos tienen al Niño Jesús, la Virgen María y San José, no hay dos iguales y cada vez más, la imaginación gana el pulso a la convencionalidad y el resultado es sorprendente. Alrededor del mundo hay belenes de todo tipo, pero todos tienen en común lo mismo: recrear el nacimiento de Jesús.
Aquí encontramos algunos de los más singulares, como el Belén del Príncipe, situado en el Palacio Real de Madrid. Lo inició Carlos III en el siglo XVII y a día de hoy se conservan casi un centenar de sus piezas originales.
También, el efímero nacimiento de la playa de las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, y al lado, el de la localidad veneciana de Cavallino-Treporti, que está sobre el agua.
El de la Plaza de San Pedro del Vaticano, de 80 metros cuadrados y hecho con figuras de Terracota. El de la plaza del Ayuntamiento de Alicante, que es el más grande del mundo, con figuras de hasta 18 metros de altura.









