El pequeño truco en la calefacción de tu coche para que caliente rápido... sin que lo notes en el consumo


Mantener una temperatura constante puede ser la clave para un viaje seguro en carretera


Mujer en la montaña en pleno invierno metiendo las maletas en el maletero del coche con una mochila en la espalda© Getty Images
7 de diciembre de 2025 - 8:25 CET

Con la llegada del frío, regular la calefacción del coche se convierte en un pequeño desafío para cualquier conductor. Un exceso de temperatura puede generar somnolencia y reducir la atención al volante, mientras que quedarse corto provoca el entumecimiento de manos y pies, restando confort e incluso seguridad

Alcanzar el equilibrio térmico ideal no es cuestión de azar: requiere ajustes progresivos, cierta sensibilidad y una temperatura moderada que mantenga el vehículo agradable sin disparar el consumo de combustible. Con unos hábitos adecuados, es posible viajar cómodo, seguro y sin castigar el depósito.

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El pequeño truco en la calefacción de tu coche para que caliente rápido

Peligros ocasionados por la temperatura

La relación entre temperatura y conducción es más estrecha de lo que parece. Diversos estudios señalan que demasiado calor tiene efectos similares a los de la fatiga:

  • Disminuye el nivel de alerta, cuando la temperatura supera el rango de confort térmico, el organismo destina energía a la termorregulación. Este esfuerzo interno genera una sensación de pesadez y ralentiza la velocidad de procesamiento mental, reduciendo la capacidad de reacción ante estímulos del tráfico.
  • Aumenta la somnolencia, el calor excesivo provoca vasodilatación y una disminución del flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que induce cansancio y somnolencia. Además, el ambiente caluroso tiende a bajar la tensión arterial y relajar el sistema nervioso, favoreciendo micro-sueños peligrosos durante la conducción.
  • Altera la concentración, a mayor temperatura, mayor estrés térmico. Este malestar interfiere con la capacidad de mantener la atención sostenida, haciendo que el conductor se distraiga con mayor facilidad o tenga dificultades para mantener el foco en tareas simultáneas como controlar la velocidad, interpretar señales o anticipar movimientos de otros vehículos.

Un incremento de solo 3 o 4 grados por encima de lo recomendado puede traducirse en reflejos más lentos y una conducción menos precisa.

Por otro lado, mantener el coche demasiado frío tampoco es la solución. El frío entumece las extremidades, reduce la sensibilidad en los dedos y puede retrasar gestos tan simples como accionar los intermitentes o frenar de forma progresiva. A esto se añade el molesto vaho en el interior del parabrisas, que surge cuando la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior es excesiva.

El primer peligro del invierno no es el hielo en la carretera, sino la pérdida de claridad y control dentro del propio vehículo. 

¿Cuál es el rango perfecto? 

La mayoría de expertos coinciden en que un rango de entre 19 ºC y 22 ºC es la temperatura más adecuada para conducir en invierno. Dentro de estos valores, el cuerpo mantiene una sensación de confort estable sin caer en la somnolencia que provocan temperaturas más altas.

En los primeros minutos de conducción, lo recomendable es activar la calefacción con un ajuste moderado y permitir que el motor tome temperatura antes de exigir más. Esto no solo protege la mecánica del vehículo, sino que regulariza el flujo de aire caliente de forma más eficiente.

Además, este método, disminuye el consumo y tiene resultados reales. Si se sube la potencia al máximo solo se conseguirá forzar el sistema del vehículo. 

Es importante también utilizar ocasionalmente la función de aire exterior o incluso una leve corriente fría dirigida hacia el parabrisas, especialmente si se empieza a generar vaho. El objetivo es mantener un microclima equilibrado, no transformar el coche en una burbuja hermética y caliente.

Otra práctica útil es activar el aire acondicionado brevemente, incluso en invierno. Esto ayuda a eliminar la humedad y evita la formación de vaho, lo que mejora la eficiencia de la calefacción posterior. Muchos conductores desconocen que el aire acondicionado no solo enfría, también seca el aire, y en invierno eso puede marcar una diferencia notable.

Otros consejos para la conducción durante el invierno 

El buen uso de la calefacción es solo una pieza del puzle. En invierno, conviene extremar la preparación antes de cualquier desplazamiento:

  • Revisar los neumáticos, comprobar el nivel de anticongelante y asegurarse de que las escobillas del limpiaparabrisas están en buen estado son gestos imprescindibles.
  • Conducir con suavidad, aumentar la distancia de seguridad y anticipar frenadas es fundamental cuando la calzada presenta humedad, hielo o nieve. 
  • Mantener el depósito con suficiente combustible también aporta tranquilidad ante posibles retenciones o desvíos inesperados.
  • Vestir con ropa cómoda y no excesivamente gruesa mejora la movilidad al volante y permite que la calefacción del coche haga su trabajo sin crear un microclima contradictorio que termina resultando incómodo.

Encontrar la temperatura perfecta en invierno no es solo una cuestión de confort. Es una herramienta invisible que refuerza la atención, preserva la seguridad y convierte cada trayecto en un viaje más consciente y equilibrado. 

Cada grado cuenta, y ajustarlo bien es una de las formas más sencillas de conducir mejor cuando el frío aprieta.

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