Tener un perro puede cambiar la vida a cualquier edad, pero para muchas personas mayores es mucho más que compañía: es salud, energía, motivación y rutina. Organizaciones internacionales como la AARP destacan que convivir con un perro reduce el estrés, la soledad y la depresión, además de mejorar la condición física, la salud cardiovascular y la calidad de vida en general.
Y aunque muchos de estos estudios proceden de Estados Unidos o Reino Unido, la realidad española es muy similar: cada vez más geriatras, residencias y centros de día incluyen perros en terapias asistidas por los beneficios físicos y emocionales que generan.
Un aliado contra la soledad y la falta de motivación
A nivel psicológico, la compañía de un perro puede marcar una diferencia enorme para quienes viven solos o han perdido autonomía. Un perro ofrece afecto incondicional, aporta estructura al día y ayuda a recuperar la motivación cuando esta empieza a faltar. Tener que sacarlo, alimentarlo o simplemente acompañarlo hace que muchas personas mayores se mantengan activas, se sientan útiles y afronten el día con más ánimo.
En España, los paseos por el parque se convierten casi siempre en un punto de encuentro social: hablar con otros dueños, compartir experiencias y crear pequeñas rutinas comunitarias que combaten la soledad. Diversos estudios europeos confirman que convivir con un perro reduce la sensación de aislamiento, mejora el estado de ánimo y ayuda a combatir la depresión. Además, caminar con el perro, aunque sea en paseos cortos, permite cumplir las recomendaciones de actividad física de la OMS, mejorando la movilidad, el equilibrio y la salud cardiovascular.
Residencias y centros que aplican terapia asistida con animales también destacan que el contacto con perros mejora la autoestima, las habilidades sociales y reduce el estrés y la ansiedad en personas mayores.
Qué razas son más adecuadas para personas mayores
Para orientar a quienes buscan un perro a partir de los 55 años, medios internacionales como Embrace Pet Insurance consultaron a la veterinaria colegiada Jacqueline Brister, quien identifica varias razas especialmente adecuadas. En este artículo adaptamos esas recomendaciones al contexto español, donde influyen factores como el clima cálido, la vida en pisos y el acceso a parques urbanos o protectoras.
Razas grandes y tranquilas: los “gigantes gentiles”
Basset Hound: Cariñoso, tranquilo y amante de las siestas. Ideal para ritmos pausados.
San Bernardo: El “gigante bueno” por excelencia: paciente, afectuoso y perfecto para mayores que prefieren perros grandes y nobles.
Mastín: Sereno, dócil y protector. Recomendado para zonas rurales o viviendas amplias.
Galgo: A pesar de su fama de corredor, en casa es uno de los perros más tranquilos. En España, los galgos rescatados son maravillosos compañeros para mayores activos pero no deportistas.
Razas medianas y pequeñas: compañeros de sofá
Bulldog inglés: Noble, dócil y muy leal. En España hay que vigilar el calor, ya que no toleran bien las altas temperaturas.
Dachshund (perro salchicha): Pequeño, simpático y perfecto para paseos cortos pero frecuentes.
Beagle: Adaptable y equilibrado. Ideal para mayores que disfrutan de caminar a diario.
Cavalier King Charles Spaniel: Muy afectuoso, tranquilo y perfecto para vivir en pisos.
Yorkshire Terrier:Vivaz, cariñoso y muy apegado. Ideal para mayores que viven solos.
Pekinés: Leal, sofisticado y perfecto para compañía constante. Fácil de transportar.
Razas especialmente populares en España
Además de estas razas, en nuestro país destacan otras opciones muy adecuadas para la tercera edad:
Bichón frisé, bichón maltés y caniche toy: Pequeños, cariñosos, hipoalergénicos y muy buenos para pisos.
Cocker Spaniel: Afectuoso, sociable y equilibrado, ideal para paseos suaves.
Pug y mestizos pequeños de refugio: Se adaptan bien a pisos, climas variados y rutinas con varios paseos cortos.
La opción más bonita: un perro mayor adoptado por un mayor
Más allá de las razas, muchos expertos coinciden en algo importante: un perro mestizo adulto o mayor puede ser la mejor opción para una persona mayor. Tienen un carácter ya formado, suelen ser tranquilos, requieren menos actividad física y se adaptan mejor a rutinas estables.
En España, muchas protectoras ofrecen programas especiales y descuentos para personas mayores que adoptan perros sénior, creando una combinación preciosa: un mayor que encuentra compañía y un perro mayor que vuelve a tener un hogar cálido para sus últimos años.






