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Día Mundial del Transporte Sostenible

Javier Goikoetxea, experto en movilidad urbana: “Seguimos siendo uno de los países europeos con mayor dependencia del coche”


Aunque nuestras ciudades avanzan en digitalización y nuevas formas de transporte, el coche sigue marcando la forma en que nos movemos. El experto explica por qué seguimos atrapados en esta dependencia y qué cambios podrían transformar por fin la movilidad urbana en España.


Javier Goicoetxea, CEO de Next Mobility, experto en movilidad inteligente y profesor de Innovación y Transformación Digital en la Universidad Francisco de Vitoria
26 de noviembre de 2025 - 11:25 CET

En España, la movilidad ya no es solo una cuestión de cómo llegar del punto A al punto B: es una pieza central de nuestra calidad de vida. Más de ocho de cada diez personas viven hoy en áreas urbanas, una proporción que no ha dejado de crecer en los últimos años. Eso significa que lo que ocurra en las calles, en las redes de transporte público o en los accesos a las ciudades condiciona cuánto tiempo pasamos en atascos, cuánto descanso nos queda al final del día… y hasta el aire que respiramos.

El transporte es, además, uno de los grandes retos climáticos del país. En 2022, el sector fue responsable aproximadamente del 29 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en España, por delante incluso de la industria y la generación de energía. La mayor parte procede de la carretera y, dentro de ella, sobre todo de los vehículos ligeros que usamos a diario. 

Al mismo tiempo, los datos del Observatorio de la Movilidad Metropolitana muestran que casi la mitad de los desplazamientos en nuestras áreas urbanas ya se realizan caminando o en bicicleta, mientras que los viajes en coche y moto concentran todavía la mayor parte de los trayectos motorizados. Es decir: existe un margen real para cambiar cómo nos movemos sin renunciar a la comodidad.

A todo ello se suma el coste económico y personal de la congestión. La Comisión Europea estima que los atascos en las ciudades del continente suponen alrededor del 1 % del PIB anual de la UE, unos 271.000 millones de euros en tiempo y productividad perdidos. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Transporte Sostenible, hablamos con Javier Goikoetxea, CEO de Next Mobility, experto en movilidad inteligente y profesor de Innovación y Transformación Digital en la Universidad Francisco de Vitoria, para entender cómo se está transformando la forma de movernos en las ciudades españolas, qué papel juegan la tecnología y las políticas públicas, y qué puede hacer cada ciudadano —sin grandes sacrificios— para contribuir a un transporte más limpio, eficiente y humano.

Joven mujer en bicicleta circulando por la ciudad© Getty Images
Los datos del Observatorio de la Movilidad Metropolitana muestran que casi la mitad de los desplazamientos en nuestras áreas urbanas ya se realizan caminando o en bicicleta.

¿Cómo describiría la situación actual de la movilidad en las ciudades españolas y su impacto real en el día a día de los ciudadanos?

La movilidad urbana en España está en un punto de inflexión que influye notablemente en nuestra calidad de vida. Determina cuánto tardamos en llegar a casa, cuánto tiempo pasamos con nuestras familias y hasta cómo nos sentimos a lo largo del día. Muchas ciudades españolas todavía sufren atascos, retrasos y situaciones de saturación que generan estrés y pérdida de tiempo, ya que seguimos siendo uno de los países europeos con mayor dependencia del coche.

Pero al mismo tiempo, nuestras ciudades están entrando en una fase de transformación acelerada. Y estamos viendo un avance importante hacia sistemas más eficientes y humanos. Más de 150 municipios deben implantar Zonas de Bajas Emisiones, y junto con los avances en inteligencia artificial, big data o sensores urbanos, vivimos un momento de transición en el que las ciudades comienzan a ser predictivas y están aprendiendo a funcionar mejor para sus habitantes, anticipándose a los problemas antes de que ocurran.

En un país donde el 65 % de los desplazamientos se hace en coche privado y el transporte por carretera genera el 27 % de las emisiones, ¿por qué seguimos siendo tan dependientes del coche?

Porque, durante muchos años, el coche ha sido la opción más cómoda y, en muchos casos, la única realmente fiable. Representa flexibilidad, autonomía y la seguridad de llegar donde necesitamos. También hay un factor cultural: llevamos décadas organizando nuestras ciudades y horarios en torno al coche privado. La dependencia no surge porque a la gente le guste contaminar, sino porque no siempre se han ofrecido alternativas igual de rápidas, prácticas y predecibles.

Durante años se priorizó construir más carreteras, ampliar carriles o aumentar la capacidad sin cuestionar el modelo. Al ciudadano, además, le ha faltado información en tiempo real para elegir alternativas fiables. Cuando no dispones de herramientas que integren opciones de transporte, horarios, precios o impacto ambiental, lo fácil es recurrir al coche. Precisamente por eso están emergiendo modelos como la movilidad como servicio (MaaS), que permiten tomar decisiones más inteligentes y sostenibles.

MaaS: la nueva forma de movernos por la ciudad (y que pronto verás en España)

¿Para qué sirve?

  • Para algo muy sencillo: moverte mejor sin complicarte la vida. Con una plataforma MaaS puedes:
  • Consultar rutas combinando varios transportes.
  • Reservar un vehículo o una bici desde el móvil.
  • Pagar todo el trayecto con una única operación.
  • Ver cuánto contaminas (o cuánto ahorras en emisiones) según la opción que elijas.

¿Por qué ahora?

Porque nuestras ciudades están cambiando. El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible (MITMA) quiere que nos movamos de forma más limpia y eficiente, y estas plataformas son una pieza clave. Además, empresas tecnológicas españolas están desarrollando sistemas que integran datos en tiempo real de tráfico y transporte para que todo funcione de manera fluida.

¿Dónde se están probando?

Zaragoza ya está dando pasos con una plataforma MaaS propia impulsada con fondos europeos, y otras ciudades trabajan en proyectos similares para integrar transporte público, micromovilidad y movilidad compartida en un mismo espacio digital.

¿Qué ganamos como ciudadanos?

  • Menos estrés y más opciones. Puedes elegir siempre la ruta más rápida o más cómoda.
  • Menos coche, más ciudad. Si las alternativas funcionan bien, dejar el coche en casa no es un sacrificio.
  • Menos contaminación. Cada viaje intermodal supone aire más limpio y calles menos saturadas.

La movilidad urbana se ha gestionado históricamente de forma reactiva, es decir, cuando los problemas son claramente visibles. ¿Qué falla en ese modelo y qué deberíamos estar haciendo de forma diferente?

El modelo reactivo falla porque siempre llega tarde. Se actúa cuando el atasco ya ha ocurrido, cuando la línea ya está saturada o cuando la incidencia ya ha afectado a miles de personas. Es como intentar ordenar una habitación después de que se haya desordenado por completo. Hoy la tecnología permite lo contrario y tenemos la oportunidad de anticiparnos. Gracias al modelo predictivo sabemos cuándo y dónde se producirá la congestión, ajustando rutas o detectando incidencias antes de que afecten al usuario.

Esa capacidad de anticipación cambia por completo la experiencia de movilidad, porque convierte lo imprevisible en gestionable y lo caótico en ordenado. La ciudad empieza a comportarse como un organismo que piensa y se adapta.

Atasco en la ciudad Universitaria de Madrid© Getty Images
Muchas ciudades españolas todavía sufren atascos, retrasos y situaciones de saturación que generan estrés y pérdida de tiempo, ya que seguimos siendo uno de los países europeos con mayor dependencia del coche.

¿Qué soluciones tecnológicas pueden mejorar la movilidad de forma tangible para los ciudadanos?

Las soluciones tecnológicas ya están teniendo un impacto visible y cercano. Los semáforos inteligentes basados en inteligencia artificial permiten ajustar la duración del verde según la presencia real de peatones, ciclistas o vehículos, lo que reduce esperas innecesarias y mejora la seguridad. La gestión predictiva del tráfico, que se apoya en sensores, cámaras y análisis masivo de datos, ayuda a anticipar horas antes dónde aparecerán las congestiones para actuar a tiempo.

El transporte público dinámico es otro avance clave: autobuses que se comunican con los semáforos para recibir prioridad, vehículos eléctricos de gran capacidad que circulan con mayor regularidad y líneas como el Bus Rapid en Madrid (que conecta Valdebebas con el Hospital Ramón y Cajal), que incorporan tecnología para reducir paradas y ofrecer trayectos más rápidos y estables. A ello se suma la movilidad autónoma, ejemplificada por el autobús sin conductor de Leganés, que conectará su Parque Tecnológico con el centro urbano, que ya ha demostrado ser capaz de operar en tráfico real de forma segura y completamente eléctrica.

¿Qué ciudades españolas lideran el cambio y por qué?

Madrid está despuntando como una de las ciudades más avanzadas de Europa en digitalización del transporte y gestión inteligente de la movilidad. Su red de semáforos con inteligencia artificial, los sistemas de prioridad para autobuses o la plataforma de predicción de congestiones son ejemplos de cómo una gran ciudad puede transformarse con tecnología y visión de futuro. 

Proyectos como el Bus Rapid, la extensión de la prioridad semafórica a municipios del entorno y la creación del sandbox (entorno de prueba aislado y seguro que se utiliza para probar software o experimentar con nuevas tecnologías sin afectar al sistema principal o a la red) de movilidad sitúan a Madrid como un referente en innovación real. En este sentido, ahí está como ejemplo el ya citado bus autónomo de Leganés. Otras ciudades como Barcelona, Valencia, Málaga o Zaragoza también están avanzando con fuerza, impulsando plataformas de datos, soluciones multimodales, modelos de movilidad más integrados y eficientes y gestión energética inteligente.

Además, muchas de ellas están avanzando en la implantación de Zonas de Bajas Emisiones y en la integración de nuevos servicios de movilidad digital. De todas formas, no se trata de competir, sino de sumar experiencias que ayuden a que todas las ciudades funcionen mejor.

Primer proyecto de autobús eléctrico sin conductor en España, presentado en Madrid.© Anadolu via Getty Images
Primer proyecto de autobús eléctrico sin conductor en España, presentado en Madrid el pasado mes de septiembre durante la celebración de la Semana Europea de la Movilidad.

¿Qué medidas de bajo coste podrían aplicar mañana mismo los ayuntamientos para mejorar la movilidad sin grandes inversiones?

Hay muchas decisiones de bajo coste capaces de generar mejoras inmediatas. Por ejemplo, trabajar con los datos ya existentes en la ciudad, como sensores, cámaras o sistemas de transporte, para ajustar mejor los semáforos sin necesidad de cambiar la infraestructura física. 

También reorganizar rutas y frecuencias con la información en tiempo real del transporte público, tanto en paradas como en aplicaciones, ayuda enormemente a que los ciudadanos puedan planificar mejor. La reorganización de zonas de carga y descarga reduce de forma notable la doble fila, y la mejora de la señalización disminuye confusiones y hace los trayectos más seguros. En definitiva, se trata de interpretar mejor los datos que ya existen.

¿Qué puede hacer el ciudadano medio para contribuir a un transporte más sostenible sin renunciar a su comodidad?

La contribución individual no tiene por qué ser un sacrificio. No se trata de renunciar, sino de elegir mejor. De hecho, muchas veces coincide con la opción más rápida o práctica. Reducir desplazamientos innecesarios mediante planificación inteligente; caminar en los trayectos cortos, combinar transporte público con modos como la bicicleta o los vehículos compartidos; evitar las zonas de alta congestión en horas punta cuando es posible o compartir coche ocasionalmente. Son gestos sencillos que no restan comodidad y sí suman eficiencia.

Las plataformas MaaS de movilidad también ayudan a elegir la opción más rápida en cada momento. Si las alternativas están bien integradas, la nueva forma de transporte más cómoda deja de ser exclusiva del coche privado.

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