Este jueves, millones de familias en Estados Unidos se sentarán a la mesa para celebrar el Día de Acción de Gracias. Y mientras la mayoría de los pavos terminarán en el horno, al menos uno de ellos se librará de ese destino: el pavo indultado por el presidente en una ceremonia televisada en la Casa Blanca.
Acción de Gracias es una de las fiestas más importantes de EE.UU., una mezcla de tradición familiar y herencia histórica. Su origen se sitúa en 1621, cuando colonos ingleses y el pueblo Wampanoag compartieron una comida de tres días para celebrar la primera cosecha. Aquella reunión, muy distinta al menú actual, se convirtió siglos después en símbolo de agradecimiento y unión familiar. Desde 1863, por proclamación de Abraham Lincoln, se celebra oficialmente cada cuarto jueves de noviembre.
Lo curioso es que la tradición del pavo indultado, tan icónica hoy, es en realidad muy reciente… y empezó casi por accidente.
El origen inesperado del pavo indultado
Cada año, el presidente de Estados Unidos recibe un pavo vivo de la Federación Nacional del Pavo. Hoy es una ceremonia vistosa, con nombres divertidos —de Tater & Tot a Peanut Butter & Jelly— y discursos con humor. Pero el primer indulto oficial llegó en 1989, y no por una decisión meditada, sino por culpa de un pavo nervioso.
Durante aquel acto, en pleno bicentenario de la proclamación de George Washington, el pavo empezó a agitarse y “armar revuelo”. George H. W. Bush improvisó:
Les aseguro, y a este magnífico pavo, que no acabará en la mesa de nadie. Ya cuenta con un indulto presidencial.
La broma se convirtió inmediatamente en tradición, y desde entonces todos los presidentes —de Clinton a Trump— han seguido indultando cada año a un pavo y a su suplente.
El retiro dorado del pavo indultado
Aunque la ceremonia parezca solemne, la vida del pavo indultado es bastante tranquila. No son puestos en libertad, porque no sobrevivirían; son aves criadas para consumo que apenas pueden caminar debido a su tamaño.
En lugar de eso, se trasladan a granjas universitarias, parques agrícolas o incluso a Disneyland, donde algunos han llegado a desfilar en su famoso desfile temático, la parade, una de las atracciones más reconocibles de los parques Disney.
Allí viven bajo el cuidado de veterinarios y estudiantes de ciencias avícolas, convertidos en pequeñas celebridades locales.
Ahora viene la parte sorprendente: el pavo NO era el plato principal de la primera celebración de Acción de Gracias
Casi 9 de cada 10 estadounidenses comen pavo en esta cena, pero ese protagonismo no viene del banquete de 1621, en el que probablemente ni siquiera fue el plato central.
Lo que sí está documentado es que a aquella comida acudió el pueblo Wampanoag, la comunidad indígena que habitaba la zona donde se asentaron los peregrinos, como hemos señalado al principio del texto, y que fueron ellos quienes llevaron cinco ciervos para compartir.
Los colonos, por su parte, aportaron aves silvestres, que según los historiadores, probablemente, eran gansos, patos o cisnes. También se sirvieron calabaza, maíz y mariscos como anguilas, langostas, almejas y mejillones.
En cambio, muchos de los platos que hoy asociamos a Acción de Gracias ni existían en esa mesa: no había pastel de calabaza porque faltaban harina y azúcar refinada, ni salsa de arándanos, la receta se documentó 50 años después, ni judías verdes, puré de patatas o pan suficiente para hacer rellenos. Realmente, el festín de 1621 se parecía mucho más a un almuerzo en el bosque que al menú que hoy vemos en las películas.
Entonces… ¿cuándo se convirtió el pavo en la estrella?
Mucho después, en el siglo XIX. Y todo gracias a tres factores:
1. Era práctico
El pavo era abundante, económico y suficientemente grande para alimentar a una familia entera, algo que no ocurría con gallinas o patos.
2. Era perfecto para los festines familiares
No daba leche ni huevos, así que sacrificarlo no afectaba a otros recursos del hogar.
3. Una escritora lo convirtió en tendencia nacional
Sarah Josepha Hale (editora de Godey’s Lady’s Book), la mujer más influyente del país en temas domésticos, escribió en 1827 una novela describiendo una gran cena de Acción de Gracias con un pavo asado en el centro de la mesa. A partir de 1846 inició una campaña de décadas para que Acción de Gracias se convirtiera en una fiesta nacional.
Publicó menús, recetas y artículos durante años. Tanto insistió que acabó moldeando la tradición. Cuando Lincoln oficializó la fiesta en 1863, el pavo ya estaba en el imaginario colectivo.
Un símbolo moderno entre la historia y el espectáculo
Hoy, el pavo es el equivalente estadounidense al 'asado de Navidad': imprescindible, multitudinario y emocional. Pero su historia demuestra que muchas tradiciones no son tan antiguas como parecen.
- El pavo indultado nació por una broma de Bush en 1989.
- El pavo como plato central es una invención cultural del siglo XIX.
- Y el banquete de 1621 tenía más marisco y ganso que pavo.
Así que, mientras millones de estadounidenses preparan su cena este jueves, solo dos pavos tendrán un motivo real para celebrar: los que el presidente haya indultado ese día… y que vivirán para contarlo.







