Francia acaba de encender la primera autopista del mundo capaz de recargar vehículos eléctricos mientras circulan. Un tramo de apenas 1,5 kilómetros en la A10, cerca de París, demuestra que la carga inalámbrica dinámica, o lo que es lo mismo, sin cables, sin enchufes y sin detenerse, ya no es ciencia ficción, sino una realidad.
El proyecto, encabezado por VINCI Autoroutes y Electreon, promete revolucionar la movilidad eléctrica en Europa. Y la gran pregunta es inevitable: ¿llegará pronto a España esta pequeña gran revolución?
Así funciona: como el cargador inalámbrico de tu móvil, pero a escala gigante
Bajo el asfalto, la clave está en unas bobinas de cobre conectadas directamente a la red eléctrica. Estos componentes, instalados en el eje del carril, crean un campo magnético cuando se activan. Ese campo se transfiere al vehículo que circula encima, pero solo si dispone de un receptor específico instalado en los bajos. Esta placa capta la energía y la convierte en electricidad en tiempo real, alimentando la batería mientras el coche avanza.
El proceso es exactamente el mismo que usa un cargador inalámbrico para móviles, pero llevado a escala carretera y con una potencia muchísimo mayor. De hecho, las pruebas realizadas por la Universidad Gustave Eiffel confirman que el sistema alcanza una potencia media de 200 kW y picos que superan los 300 kW, cifras comparables a los supercargadores ultrarrápidos más avanzados del mundo… y todo sin detener el vehículo.
Las grandes ventajas
- Fin de la ansiedad por autonomía: la carretera recarga mientras conduces, eliminando paradas largas en viajes.
- Baterías más pequeñas y coches más baratos: menos peso, menor coste y menor impacto ambiental.
- Infraestructura invisible: está oculta bajo el asfalto y funciona bajo lluvia, nieve o hielo, con mínimo mantenimiento.
- Ideal para transporte pesado: camiones y autobuses, que recorren rutas fijas, pueden ganar hasta 1 km de autonomía por cada km recorrido.
Los retos por resolver
- Alto coste de instalación: electrificar miles de kilómetros de autopista implica una inversión multimillonaria.
- Falta de compatibilidad: ningún coche actual lo incorpora de serie: los fabricantes tendrían que estandarizar los receptores.
- Pérdida de eficiencia: la carga por inducción desperdicia más energía que la conexión directa por cable.
- Necesidad de red completa: hacen falta cientos de tramos interconectados.
Francia toma la delantera
Este tramo forma parte de un plan nacional para desplegar 9.000 km de carreteras eléctricas en 2035. Es una pieza clave de la estrategia francesa para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, con una financiación inicial de 26 millones de euros.
Para el país, la prioridad no son los coches particulares, sino los camiones eléctricos: menos peso en baterías, menor consumo y una logística mucho más limpia.
¿Y España? En pruebas, pero no lejos
España también investiga esta tecnología, aunque con un enfoque distinto:
En Zaragoza, el centro tecnológico CIRCE y Endesa X Way lideran proyectos europeos como Unplugged e INCIT-EV, que ensayan carga por inducción a pequeña escala (unos 30 kW).
En Galicia, el CTAG prueba sistemas de carga dinámica en entornos logísticos.
Por ahora, las pruebas españolas se centran en carga urbana o industrial, no en autopistas, y los primeros tramos abiertos al tráfico podrían llegar a partir de 2028-2030.
La experiencia en la A10 francesa anticipa un futuro en el que conducir y cargar serán lo mismo: el coche se alimentará mientras circula, sin cables ni esperas.Un cambio que puede transformar no solo los viajes, sino el diseño mismo de los vehículos eléctricos.







