Ir al contenido principalIr al pie de página

El gesto que parece inofensivo, pero hace que tu gato vea el transportín como algo aterrador, según una experta


La veterinaria Sònia Sáez explica por qué forzar al gato o usar el transportín solo en momentos de crisis alimenta su miedo y qué pautas funcionan para que lo vea como un refugio seguro


Gato asustado encima de un transportín © Getty Images
27 de octubre de 2025 - 12:16 CET

Para tu gato, el transportín es el enemigo público número uno; para ti, el inicio de una auténtica batalla campal. El simple gesto de sacarlo suele desatar huidas bajo la cama, maullidos de estrés y resistencia. ¿Por qué lo rechazan tanto los felinos y cómo podemos cambiar esta experiencia? Según Sònia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España, el mayor error es forzarlos: la clave está en transformar ese “símbolo de terror” en un lugar familiar, seguro y positivo, siguiendo pautas de etólogo que funcionan de verdad.

Gato en un transportín esperando en el veterinario © Getty Images

¿Por qué la mayoría de los gatos rechazan entrar en el transportín? ¿Es miedo, estrés, falta de costumbre… o una mezcla de todo?

Los gatos suelen ser poco amantes de los cambios de ubicación y los trayectos. La mayoría de los gatos suelen rechazar el transportín para viajar por culpa del miedo, por eso hay que transformarlo en un sitio agradable poco a poco. La elección del transportín es una de las variables más importante para intentar conseguirlo, al ser este el espacio en el que viajará durante el trayecto. Muchos gatos no han sido acostumbrados desde pequeños a entrar voluntariamente en él, y al ser animales de rutina y territoriales, cualquier cambio repentino genera rechazo. Así que en resumen, es una combinación de miedo, estrés y falta de habituación.

¿Qué señales de ansiedad o estrés muestran los gatos cuando detectan que van a ser metidos en el transportín?

Los gatos pueden mostrar distintos signos según su personalidad, pero los más comunes son esconderse al ver el transportín o al detectar cambios en su ambiente cotidiano, maullidos excesivos, micciones fuera de su arenero, intentos de huida, mantener una posición de defensa o responder reactivamente si se sienten acorralados.

¿Cuál es el mayor error que cometen los dueños a la hora de usarlo (forzar al gato, sacarlo solo para ir al veterinario, etc.)?

El error más frecuente es guardar el transportín hasta el momento de la visita al veterinario. Sacarlo de repente y, peor aún, forzar al gato a entrar mientras está asustado solo refuerza su miedo. Para el gato, ese objeto se convierte en un símbolo de estrés, algo a evitar.

Otro error es no permitir que el gato se familiarice con el transportín en su día a día, o utilizar modelos poco adecuados (incómodos, difíciles de limpiar o sin ventilación). También es común premiar al gato solo después de haberlo metido, cuando sería más útil reforzar su acercamiento voluntario al transportín de forma progresiva y habitual.

 ¿Qué pautas recomiendan los etólogos para que el gato asocie el transportín con algo positivo y no con una experiencia traumática?

Desde Purina siempre recomendamos principalmente habituar al gato de forma gradual y relacionar el transportín con una experiencia positiva. Algunas pautas clave pueden ser dejar el transportín siempre visible en casa, como parte del mobiliario, colocar dentro una mantita suave con su olor, juguetes o premios para que el gato lo explore por iniciativa propia, alimentarlo dentro del transportín, hacer viajes breves en coche sin ir al veterinario, solo para que el gato se acostumbre al movimiento y a la experiencia de forma neutra o positiva.

La clave está en hacer del transportín un lugar familiar, seguro y predecible, no un objeto que aparece solo en momentos de crisis.

Sònia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España
Gato en una mochila para gatos © Getty Images

¿Existen transportines “mejores” que otros para minimizar el estrés?

Sí, no todos los transportines son iguales. Hay que evitar los modelos de tela blanda si tu gato es muy nervioso o si hay riesgo de que fuerce las cremalleras. Y también los muy pequeños, donde el gato no pueda girarse o esconderse parcialmente.

Sería recomendable elegir un transportín rígido, con rejillas y sistema de cierre seguro, evitando aquellos que dispongan de una tapa desmontable que se encaja a presión, o se cierran por la parte delantera. En el primer caso, el cierre puede ser difícil, ocasionando estrés innecesario al animal. En el segundo, la dificultad de introducir al animal en el interior del transportín es mayor, ya que la apertura delantera deja poco margen de actuación.

El transportín debe permitir que el gato se incorpore, se mueva sin dificultad, y se estire si lo desea. La ventilación es otro factor relevante: el gato debe poder respirar correctamente para sentirse tranquilo y seguro. 

Hay que evitar los modelos de transportín de tela blanda si tu gato es muy nervioso [...] y deben permitir que el gato se incorpore, se mueva sin dificultad, y se estire si lo desea

Sònia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España

¿Qué trucos prácticos funcionan realmente (mantita con olor, feromonas, premios…) y cuáles no sirven de nada?

Los trucos que más funcionan, por lo general, son colocar una mantita o toalla con su olor porque les proporciona seguridad y familiaridad, y darle sus premios o snacks favoritos para reforzar el acercamiento y la permanencia voluntaria dentro del transportín. Sobre todo, hay que hacer una habituación progresiva ya que esto siempre es más efectivo que cualquier “truco” de último minuto.

Por otro lado, forzar al gato a entrar de golpe o regañar al gato cuando se esconde o se resiste, son algunas de las actitudes que pueden empeorar la situación.

DALE AL PLAY

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.