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La Policía Nacional advierte del nuevo engaño telefónico cuando descolgamos y nadie nos responde


Lo que parece una llamada equivocada puede ser el primer paso de una estafa silenciosa que afecta a miles de personas


Mujer joven con gesto sorprendido al ver su móvil© Getty Images
Ana ToroPeriodista y Locutora
22 de octubre de 2025 - 15:00 CEST

Tu móvil suena, lo coges… y al otro lado no hay nadie. Unos segundos de silencio, tal vez un clic, y luego la llamada se corta. Puede parecer una simple confusión, pero en realidad ese gesto tan cotidiano puede esconder un riesgo mucho mayor del que imaginas. Las llamadas automatizadas; las llamadas “robollamadas”, se han convertido en la nueva puerta de entrada para fraudes telefónicos y ciberestafas. Y lo más preocupante es que basta con responder para quedar “fichado”.

Mujer sosteniendo un teléfono móvil © Getty Images

Durante los últimos meses, tanto la Policía Nacional como expertos en ciberseguridad han alertado de un repunte de este tipo de llamadas en España. El sistema es simple: una máquina marca miles de números al azar. 

Cuando alguien contesta, aunque nadie hable, el sistema registra ese teléfono como “activo”. Desde ese momento, el número puede ser utilizado para campañas de spam, vendido a terceros o incorporado a bases de datos que alimentan operaciones fraudulentas.

Otro peligro es que la llamada te invite, de forma disimulada, a devolverla. En esos casos, el número suele tener un prefijo extranjero o de tarificación especial, lo que puede generar cargos elevados en la factura. De nuevo, un esquema aparentemente inocente que termina costando dinero al usuario.

No es un mito urbano

Más inquietante aún es el caso de quienes responden diciendo “sí”. Esta simple palabra puede ser grabada y posteriormente utilizada como un supuesto consentimiento para contratar servicios o autorizar pagos. Las autoridades insisten en que no se trata de un mito urbano: se han registrado casos en los que la voz del usuario fue manipulada para firmar contratos fraudulentos.

Pero la historia no acaba ahí. Una vez los delincuentes saben que un número responde y pertenece a alguien confiado, pueden pasar a la siguiente fase: el vishing. Es decir, llamadas en las que se hacen pasar por bancos, compañías telefónicas o incluso servicios públicos para obtener información personal o bancaria. Detrás de una voz amable o de un acento profesional puede esconderse un intento de robo de datos o de dinero.

La mejor defensa es la prevención. Si recibes una llamada de un número desconocido y nadie contesta, no devuelvas la llamada. No digas “sí” ni confirmes datos personales si no sabes quién está al otro lado.

Bloquea los números sospechosos y, si el acoso es constante, inscríbete en la Lista Robinson para limitar las llamadas comerciales. Las aplicaciones de identificación de llamadas también pueden ayudarte a detectar números fraudulentos o repetidos.

En un mundo cada vez más conectado, las estafas se vuelven más sutiles, y la línea entre lo inofensivo y lo peligroso es cada vez más fina. Así que, la próxima vez que el teléfono suene y el silencio sea tu única respuesta, recuerda que colgar puede ser el gesto más inteligente del día.

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© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.