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El error que cometes al despedirte de tu perro y que está empeorando su ansiedad por separación


La veterinaria Ana Ramírez no solo revela cuál es este fallo tan común, sino que ofrece las rutinas sencillas y los trucos para devolverle la calma a tu mascota.


Perro esperando a su dueño © Getty Images
3 de octubre de 2025 - 8:04 CEST

Coges las llaves, te pones el abrigo y, de reojo, ves esa mirada. Apenas has cerrado la puerta y ya escuchas el primer ladrido. Para muchos dueños, esta escena es el inicio de una preocupación diaria que puede acabar en destrozos en casa, quejas de los vecinos y, sobre todo, en el sufrimiento de su mascota. Este malestar tiene un nombre: ansiedad por separación, y es uno de los problemas de comportamiento más comunes y malentendidos en los perros.

Perro triste y ansioso © Getty Images

Para entender por qué ocurre y qué hacer al respecto, hemos hablado con Ana Ramírez, veterinaria de Kivet (la red de clínicas de Kiwoko), que nos explica cómo reconocer las señales, qué errores evitar y qué rutinas pueden devolver la calma a tu mejor amigo.

¿Qué es exactamente la ansiedad por separación en perros y cómo podemos diferenciarla de un comportamiento normal de ladrido?

La ansiedad por separación es un estado de angustia intensa que aparece cuando un perro se queda solo o separado de las personas con las que tiene un vínculo muy fuerte. No se trata de un simple ladrido ocasional o de un gesto de protesta pasajero, sino de un malestar emocional profundo que puede manifestarse con vocalizaciones continuas, intentos de escapar, destrozos en puertas o ventanas e incluso síntomas físicos como temblores o salivación excesiva.

 La gran diferencia con el ladrido normal está en la intensidad, la duración y en que no responde a un estímulo externo concreto, sino al hecho de quedarse sin compañía.

Ana Ramírez, veterinaria de Kivet

¿Cuáles son las señales más claras de que un perro sufre ansiedad cuando se queda solo en casa?

Los signos más característicos suelen observarse poco después de que la persona sale de casa. El animal puede comenzar a ladrar o aullar de manera insistente, destruir objetos cercanos a la puerta por donde vio marcharse a su familia, orinar o defecar en lugares donde normalmente no lo haría y mostrar un estado de agitación constante. 

Muchos llegan a jadear, babear o caminar de un lado a otro sin descanso. Al regresar, la familia suele encontrarse con un recibimiento desbordado, como si el perro hubiera pasado horas bajo un gran estrés. Una manera muy sencilla de confirmarlo es grabar lo que ocurre en los primeros minutos tras la salida: las imágenes suelen ser muy reveladoras.

¿Por qué algunos perros la desarrollan y otros no? ¿Influyen la raza, la edad o la forma en que se educa al cachorro?

No hay una única razón por la que un perro desarrolla ansiedad por separación. Influyen factores de historia propia, experiencias previas y, sobre todo, la manera en que se gestiona la soledad desde que llega al hogar. 

Algunos animales atraviesan etapas de cambio brusco, como mudanzas o pérdidas de miembros de la familia, que actúan como desencadenantes. 

La edad también puede jugar un papel: en la juventud es más frecuente, pero un adulto o incluso un perro mayor puede desarrollarla después de un evento estresante. La raza por sí sola no es un factor determinante, aunque sí encontramos perros con mayor predisposición dentro de ciertos grupos de temperamento sensible. 

También puede haber causas genéticas que propicien su aparición. La educación temprana es clave: un cachorro que aprende de manera progresiva a quedarse solo y a gestionar la espera, suele tener menos probabilidades de desarrollar este problema.

La socialización del cachorro también juega un papel importante en el desarrollo de la ansiedad por separación. El retraso en la socialización o una socialización adecuada puede ser uno de los factores clave para que un perro desarrolle ansiedad por separación 

Perro destrozando un sillón © Getty Images

¿Qué errores cometen más los dueños al salir de casa que pueden empeorar el problema?

Uno de los fallos más comunes es convertir la salida en un momento cargado de emoción, con largas despedidas, abrazos o frases de consuelo. Esto solo aumenta la tensión del animal, que percibe que ocurre algo especial y preocupante. 

También es un error enfadarse o castigar al regresar cuando se encuentran destrozos o excrementos, porque el perro no relaciona la reprimenda con lo ocurrido horas antes y lo único que consigue es incrementar su inseguridad. 

Otro error muy frecuente es fomentar el recibimiento desbordado que estos perros realizan al recibir a su familia tras una salida. 

Otro fallo habitual es no entrenar la soledad poco a poco y pretender que de un día para otro aguante varias horas sin compañía. Incluso la rutina de coger siempre las llaves o ponerse el abrigo de la misma forma, sin trabajarlo previamente, puede convertirse en un detonante que anticipa la angustia. Debemos estar muy atentos a nuestra conducta al salir y volver a casa para evitar fomentar este tipo de comportamientos en el perro.

¿Existen técnicas o rutinas sencillas para ayudar al perro a quedarse tranquilo cuando su dueño se va?

Existen estrategias muy eficaces y, aunque requieren paciencia, se basan en pasos sencillos. La primera es enseñar al perro a asociar las salidas con algo positivo mediante ejercicios progresivos: empezar por abrir la puerta y cerrarla sin marcharse, salir unos segundos y volver, e ir aumentando el tiempo poco a poco. 

La segunda es restar dramatismo a los momentos de salida y regreso, evitando las despedidas efusivas y saludando solo cuando el animal está calmado. Otra técnica útil es ofrecerle un lugar que perciba como seguro, como una cama o un espacio tranquilo, y animarle a estar ahí con premios antes de las salidas. 

Un paseo estimulante o un rato de juego previo a quedarse solo le ayudará a relajarse después, y el uso de juguetes interactivos con comida puede mantenerlo entretenido y distraído durante un buen tiempo.

Ana Ramírez, veterinaria de Kivet

 Deberemos siempre consultar con un profesional veterinario sobre el tipo de rutina o ejercicios adecuados para nuestro perro en el caso de que comience a desarrollar este tipo de conductas.

¿Qué papel juega el enriquecimiento ambiental (juguetes, estímulos, rutinas) en la prevención y tratamiento de esta ansiedad?

El enriquecimiento es una herramienta fundamental. Un perro que tiene actividades con las que ocupar su mente y su cuerpo está mucho mejor preparado para gestionar la soledad. 

Los juguetes que liberan comida, los juegos de olfato y las rutinas de ejercicio diario reducen el aburrimiento y canalizan la energía en conductas positivas. 

Es importante no limitar estos estímulos solo a los momentos de ausencia, sino incorporarlos a la vida diaria. De esta manera, el animal aprende que tiene otras fuentes de satisfacción, además de la compañía humana, lo que equilibra su bienestar emocional y disminuye el riesgo de que aparezca ansiedad.

Perro asustado escondido detrás del sillón © Getty Images

¿Cuándo es recomendable acudir a un profesional (adiestrador, etólogo o veterinario) porque el caso ya no puede manejarse en casa?

La ayuda profesional es recomendable cuando la ansiedad se vuelve persistente y afecta de forma seria a la calidad de vida del perro y de la familia. 

Si los destrozos son graves o suponen un riesgo para su integridad, si los vecinos se quejan de los aullidos continuos, si hay micciones repetidas dentro de casa a pesar de un buen entrenamiento o si las rutinas sencillas no muestran resultados después de varias semanas, es momento de pedir ayuda. 

El veterinario puede descartar problemas de salud y valorar la necesidad de medicación, mientras que un etólogo o un adiestrador con formación en comportamiento podrá diseñar un plan de trabajo adaptado al caso concreto.

¿Puede ser necesario recurrir a medicación en casos graves de ansiedad por separación?

En determinadas situaciones, sí. Cuando la angustia es tan intensa que impide al perro aprender o genera un sufrimiento diario, la medicación puede ser un apoyo temporal muy útil

No se trata de sedar al animal, sino de reducir los niveles de ansiedad para que pueda beneficiarse del entrenamiento y de las rutinas de enriquecimiento. 

Existen fármacos con eficacia demostrada que siempre deben ser prescritos y controlados por un veterinario. Lo más importante es entender que la medicación por sí sola no soluciona el problema, sino que forma parte de un abordaje integral en el que la modificación de conducta es el pilar principal. 

También puede recurrirse a suplementos naturales que ayudar a aliviar esos momentos de ansiedad. Tampoco debemos olvidar que cada perro requiere un plan personalizado en estas situaciones que puede combinar distintas estrategias para mejorar el nivel de ansiedad del perro ante estas situaciones. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.