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Fernando Vizcaíno, abogado laboralista, advierte: "Septiembre es el mes de los reinicios y también de los despidos"


Son muchos los que aprovechan el cambio de estación para reescribir su trayectoria profesional


mujer preocupada en la oficina, mirando su ordenador portátil© Getty Images
Ana ToroPeriodista y Locutora
10 de septiembre de 2025 - 8:05 CEST

En Europa, septiembre no solo marca la vuelta al colegio y el regreso a la rutina tras las vacaciones de verano. También es el mes en el que más personas deciden dejar sus trabajos. Lo que podría parecer una coincidencia estacional es, en realidad, un fenómeno con raíces psicológicas, culturales y organizativas que los expertos han comenzado a llamar el “otro efecto septiembre”. 

Fernando Vizcaíno, abogado laboralista, explica a qué obedece esta situación: "El fenómeno responde a los despidos y terminaciones en el mercado laboral. Así, el mes con más despidos es junio, especialmente en sectores como hostelería y comercio, el segundo enero, por fin de campañas navideñas y ajustes de plantilla y el tercero, septiembre, por el fin de contratos de verano y reorganización empresarial".

Además, señala que la coincidencia entre la finalización de los contratos de temporada y las reestructuraciones que emprenden las empresas de cara al año siguiente provoca una gran movilidad en el mercado laboral, de modo que, al poner ambas estadísticas en común, puede producirse el fenómeno descrito.

mujer en la oficina, hablando con su equipo© Getty Images

Un punto de inflexión emocional

Las vacaciones de verano ofrecen algo más que descanso: tiempo para reflexionar. Durante julio y agosto, millones de trabajadores europeos se desconectan de las prisas diarias y recuperan perspectiva sobre su vida profesional. Ese respiro puede servir como catalizador para preguntas incómodas: ¿Estoy satisfecho con mi trabajo? ¿Estoy aprendiendo y creciendo? ¿Vale la pena el sacrificio de tiempo y energía?

El resultado es que, al regresar en septiembre, muchas personas llegan con un balance claro y la determinación de actuar en consecuencia. La decisión de renunciar se percibe menos como un salto al vacío y más como un paso lógico hacia un cambio necesario.

El calendario corporativo también influye

A diferencia de enero; otro mes habitual de renuncias, septiembre coincide con la reapertura del año laboral tras el parón estival. Muchas empresas reorganizan equipos, revisan presupuestos o plantean nuevas metas en este periodo. Es el momento en que se anuncian promociones, reajustes y, a veces, recortes.

Esto significa que quienes ya tenían dudas ven cómo se cristalizan sus opciones: aceptar un nuevo ciclo con las mismas condiciones o apostar por un rumbo diferente. Además, el mercado laboral europeo tiende a mostrar más movimiento después del verano, con vacantes abiertas y procesos de selección reactivados.

Diferencias culturales en Europa

Aunque el fenómeno es común en buena parte del continente, hay matices regionales. En el norte de Europa, donde las vacaciones de verano son más largas y estructuradas, el efecto septiembre es especialmente marcado: las personas regresan con un plan de acción definido. 

En el sur, donde la estacionalidad laboral es mayor, por ejemplo, en hostelería o turismo, septiembre coincide con el cierre de la temporada, lo que incrementa las transiciones.

Generaciones y prioridades cambiantes

Otro factor clave es el cambio de expectativas laborales. Las generaciones más jóvenes en el mercado de trabajo valoran la flexibilidad, el propósito y la salud mental tanto como el salario. Si septiembre les devuelve a un entorno que no satisface esas necesidades, la renuncia se convierte en una forma de coherencia personal.

Para las organizaciones, septiembre es un mes crítico para retener talento. Escuchar activamente a los empleados tras el verano, ofrecer planes de desarrollo y flexibilizar la vuelta al trabajo pueden marcar la diferencia. Invertir en programas de bienestar, teletrabajo parcial o revisiones salariales también ayuda a contrarrestar la fuga de profesionales.

Más que un cierre, un reinicio

El “efecto septiembre” nos recuerda que el trabajo no es solo una cuestión económica, sino también emocional y vital. Así como los estudiantes comienzan un nuevo curso con cuadernos en blanco, muchos adultos aprovechan el cambio de estación para reescribir su trayectoria profesional.

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