Tras toda una vida en la empresa —casi 40 años escalando hasta la cima—, el CEO del gigante Nestlé, Laurent Freixe, ha sido despedido de forma fulminante. El golpe es doblemente humillante: la destitución llega justo cuando se cumplía un año de su ascenso al poder, y ha sido ejecutada por Paul Bulcke, el mismo presidente que lo nombró.
La razón oficial es una relación no declarada. La historia real, revelada por medios suizos como Inside Paradeplatz y Blick, es una trama de celos y venganza que ha destruido el legado del hombre al mando del imperio de KitKat y Nespresso.
© Getty ImagesUna traición, una venganza y la caída fulminante
La debacle de Freixe no comenzó en una sala de juntas, sino en un hotel de Zúrich. Su “amante principal”, una alta directiva, lo sorprendió con otra empleada más joven. La reacción no fue un escándalo inmediato, sino algo mucho peor: ejecutó su venganza con frialdad calculadora. Usó el canal de denuncias interno de Nestlé, “Speak Up”, para reportar la conducta del CEO y activar la bomba de relojería.
Cuando el consejo, con el expresidente de Inditex, Pablo Isla, supervisando la investigación, confirmó las sospechas, la sentencia fue fulminante. Según Inside Paradeplatz, el presidente Paul Bulcke le espetó un “Dámelo, mentiroso” mientras le confiscaba el teléfono. Tras casi cuatro décadas de servicio, Freixe salió de la empresa con las manos vacías: sin indemnización, sin bonos millonarios y señalado públicamente. Pero el escándalo tenía más protagonistas: la “amante principal” recibió una indemnización y fue recolocada en otra corporación, mientras que la segunda empleada también dejó Nestlé con una compensación que, presuntamente, el propio Freixe negoció antes de su caída.
© Getty ImagesLa "montaña de mentiras" y un patrón de conducta
La dureza del despido se debió a que el consejo consideró que no se trataba de un simple error, sino de una "montaña de mentiras". Según las filtraciones, este término se refiere a un patrón de ocultación que fue más allá de la simple infidelidad. La investigación habría revelado que Freixe negó las acusaciones en una primera instancia, que habría facilitado el ascenso de una de las implicadas y que gestionó personalmente sus salidas pactadas, posiblemente para comprar su silencio.
Este comportamiento, sumado a su conocido historial de romances dentro de la compañía —incluido el que tuvo con su actual esposa, Agata Balcerowska, cuando él todavía estaba casado—, convenció a la cúpula de que la confianza estaba rota de forma irreparable. Días después de su despido, Freixe acentuó la polémica con un torpe regreso a LinkedIn, donde publicó: “He recuperado mi móvil”. Al felicitar a su sucesor, Philipp Navratil, lo llamó “Philippe”, un error que avivó las burlas y reforzó la imagen de caos.
Un gigante en crisis y la misión del "hombre del café"
La salida de Freixe llega en un momento crítico: las ventas globales de Nestlé cayeron un 1,8 % en julio y el valor de la acción perdió más de un 15 % en un año. El escándalo no solo erosiona la reputación del gigante suizo, sino que añade presión económica. El elegido para reemplazarlo es Philipp Navratil, un veterano de la casa apodado “el hombre del café” por su trayectoria en Nescafé y Nespresso. Su misión ahora es doble: recuperar la confianza y reanimar a un gigante con más de 2.000 marcas en cartera.
© Getty ImagesEl caso de Freixe se suma al de Andy Byron, CEO de Astronomer, que dejó su cargo tras ser captado en una kiss cam junto a una compañera en un concierto de Coldplay. Ambos episodios reflejan cómo las relaciones no declaradas en el ámbito corporativo pueden convertirse en un terreno delicado en las altas esferas.
