El verano es, sin duda, la temporada más deseada para emprender viajes de larga distancia. Es el momento perfecto para descubrir nuevos horizontes y dejarse llevar por la emoción de recorrer destinos lejanos.
Sin embargo, esa misma ilusión viene acompañada de retos inevitables: escalas interminables en aeropuertos desconocidos, comidas distintas a las habituales y, sobre todo, la adaptación a husos horarios que pueden alterar el sueño y llevar a los viajeros a estar despiertos casi un día completo sin darse cuenta.
Aprovechar cada instante al máximo
A pesar de estas dificultades, existe un impulso casi universal: aprovechar cada instante del viaje al máximo. Esa dualidad entre el cansancio y la emoción define la experiencia de muchos trotamundos, especialmente entre quienes buscan compartir la aventura con otros.
En este contexto hemos hablado con el experto Daniel Martínez, Marketing Manager en WeRoad, compañía que desde 2019 organiza viajes en grupo para millennials, que nos ha resuelto las dudas más comunes y de quiénes se preparan para su próxima gran escapada.
¿Cuáles son los trucos más efectivos para 'engañar' al cuerpo y adaptarse antes al nuevo horario?
- Exponerse a la luz natural cuanto antes. La luz es el regulador más potente del reloj biológico. Salir a la calle en las primeras horas del día (según el destino) ayuda a enviarle al cuerpo el mensaje de que ha empezado un día nuevo. Incluso un paseo corto puede marcar la diferencia en los primeros días.
- Sincronizar las comidas con el nuevo horario. El organismo también regula sus ritmos internos a través de la alimentación. Adaptar las horas de desayuno, comida y cena al país de llegada, aunque no tengas demasiada hambre, acelera la adaptación.
- Mover y ejercitar el cuerpo. Caminar o hacer estiramientos permite mantenerte despierto en el momento adecuado y a que el descanso nocturno sea más reparador. No hace falta una sesión intensa, bastaría con mantenerte activo.
- Siestas cortas y estratégicas. Dormir durante horas en mitad del día dificulta que el cuerpo se ajuste al nuevo ciclo. Si el cansancio es inevitable, lo ideal es una siesta breve, de 20 a 30 minutos, nunca más.
- Respetar la hora local para dormir. Aunque al principio cueste, lo mejor es intentar acostarse y levantarse siguiendo la franja horaria del destino. Una rutina relajante antes de dormir (ducha templada, lectura ligera, adecuar el espacio) puede ayudar que el cuerpo “entienda” que es hora de descansar.
- Cuidar lo que comes y bebes. Tomar demasiada cafeína, alcohol o cenas muy pesadas puede alterar aún más el ritmo. Lo recomendable es moderarlos para que el cuerpo tenga menos obstáculos al adaptarse.
¿Qué hacen mal la mayoría de los viajeros al intentar combatir el jet lag (y cómo evitarlo)?
- Dormir a destiempo. Muchos se dejan llevar por el cansancio y duermen nada más llegar, aunque no sea hora de dormir en el destino. Eso desajusta aún más el reloj biológico. Lo ideal es resistir hasta la noche local y, si hace falta, recurrir a una siesta corta.
- Ajustar las actividades programadas del primer día. Programar actividades demasiado tranquilas (visitas a museos largos, conferencias, planes en interiores con poca luz) los primeros días favorece la somnolencia y la apatía. Conviene priorizar planes al aire libre y en movimiento para ayudar al cuerpo a activarse.
- Descuidar el ánimo y la sociabilidad. El mal humor y la irritabilidad por falta de sueño son comunes. Sin embargo, aislarse o evitar interacción social puede hacer que la adaptación sea más lenta. Conversar, salir a caminar acompañado o tener actividades ligeras con otras personas ayuda a mantenerse despierto y mejorar el ánimo.
¿Es mejor dormir en el avión o mantenerse despierto para adaptarse al destino?
Lo más recomendable es regular las horas de sueño según el horario de llegada. Dormir todo el vuelo puede desajustar más el reloj biológico, sobre todo si aterrizas de día, ya que el cuerpo “cree” que ya ha descansado y luego cuesta adaptarse al nuevo ciclo.
La estrategia ideal es hacer siestas cortas durante el trayecto (recuerda 20-30 minutos) para llegar con energía suficiente, pero sin impedir que por la noche en destino tengas sueño real.
Si el vuelo es nocturno y aterrizas por la mañana, conviene intentar dormir algo más para no llegar exhausto, pero siempre evitando dormir en exceso.
¿El jet lag es solo cansancio o puede arruinarte de verdad los primeros días de un viaje?
El jet lag puede afectar al humor, la concentración y la energía, incluso al ambiente si estás acompañado de otros viajeros, y eso arruina fácilmente los primeros días. Para reducirlo, es ideal preparar el cuerpo desde antes de subirte al avión.
Dormir bien la noche previa, evitar café y alcohol y estar tranquilo ayuda a llegar más descansado y con más facilidad para adaptarse al nuevo horario.