Viajar con una maleta de ruedas se ha convertido en un gesto tan cotidiano que pocos se cuestionan su futuro. Sin embargo, en los últimos años varios destinos turísticos han decidido limitar o incluso prohibir el uso de este tipo de equipaje en determinadas zonas. La medida, que puede sonar exagerada a primera vista, responde a problemas reales: el ruido constante sobre calles empedradas, el desgaste del pavimento histórico y la incomodidad para los vecinos.
Ciudades que han dicho “basta”
Uno de los casos más mediáticos es Venecia. Desde hace tiempo, las autoridades italianas han puesto el foco en la conservación de su patrimonio. Las maletas con ruedas, al chocar contra los puentes y calles adoquinadas, generan vibraciones que dañan estructuras ya de por sí frágiles. Aunque no existe una prohibición total, se han planteado restricciones y sanciones a quienes arrastren equipaje ruidoso en ciertas zonas del centro.
Otro ejemplo es Dubrovnik, en Croacia. Esta ciudad amurallada, famosa por sus callejuelas de piedra y escaleras empinadas, ha pedido a los turistas que no utilicen maletas con ruedas dentro de su casco histórico. La razón principal es el ruido, que resulta insoportable para los vecinos durante la temporada alta. La medida se acompaña de servicios alternativos: empresas locales ofrecen transporte de equipaje hasta los alojamientos para evitar molestias.
Florencia y otras ciudades italianas también han estudiado limitaciones, especialmente en áreas con calles estrechas y gran densidad de visitantes. Más allá de Europa, Kioto en Japón ha discutido regulaciones similares en barrios tradicionales donde el constante arrastre de maletas altera la tranquilidad de la vida diaria.
Razones detrás de la prohibición
Las maletas con ruedas no solo producen ruido. En muchos cascos históricos, los adoquines y superficies antiguas se deterioran con el constante roce de las ruedas duras. Además, en calles estrechas y abarrotadas, arrastrar equipaje puede convertirse en un obstáculo para la movilidad de residentes y servicios.
Los municipios que aplican estas medidas suelen ofrecer soluciones paralelas, como consignas en estaciones, servicio de transporte, puerta a puerta o incluso la recomendación de utilizar mochilas.
¿Y en España?
La pregunta inevitable es si algo así podría ocurrir en España. Nuestro país cuenta con numerosos cascos históricos que atraen cada año a millones de turistas: Toledo, Sevilla, Granada o Santiago de Compostela, por citar algunos. En estas ciudades, las calles empedradas y los barrios antiguos enfrentan problemas similares a los de Venecia o Dubrovnik: ruido, desgaste y saturación.
De momento, en España no se ha planteado una prohibición formal. Sin embargo, no sería descabellado que algunos municipios empiecen a estudiar regulaciones específicas en zonas muy turísticas. Ciudades como Barcelona o San Sebastián ya han tomado medidas para limitar el impacto del turismo masivo, y el control del equipaje podría ser un paso más en esa dirección.
¿Una medida impopular o necesaria?
La idea de no poder usar maletas con ruedas puede sonar incómoda para muchos viajeros. Sin embargo, el debate pone sobre la mesa una cuestión de fondo: la convivencia entre el turismo y la vida cotidiana de los residentes. La clave estará en encontrar un equilibrio que permita preservar los cascos históricos sin convertir el viaje en una odisea logística.
Por ahora, en España no hay señales de que la prohibición sea inminente, pero la tendencia en Europa invita a reflexionar. Tal vez, en un futuro cercano, los viajeros deban replantearse la elección de su equipaje según el destino, sustituyendo las ruedas por la practicidad de una mochila.