Te metes en la cama y, en lugar de relajarte, tu mente sigue activa: recuerda ese email que no enviaste, el informe a medias o esa llamada pendiente. Si esta sensación te resulta familiar, no estás solo.
Existe un fenómeno psicológico que lo explica y que, según el coach y experto en meditación y desarrollo personal Tony Espigares, es la razón por la que recordamos mucho más lo que dejamos inacabado que lo que ya hemos terminado.
Este mecanismo se conoce como efecto Zeigarnik. Como detalla el experto, nuestro cerebro percibe todo lo que queda a medias como una “tarea pendiente”, manteniendo una especie de alerta interna para asegurarse de que no lo olvidemos.
¿Qué es el efecto Zeigarnik?
Espigares lo define como “un fenómeno psicológico que explica por qué recordamos más lo que dejamos a medias que lo que terminamos”. El cerebro, añade, percibe lo inacabado como una tarea pendiente y activa un recordatorio constante para no olvidarlo.
Cuando se convierte en un enemigo
El experto advierte que este mecanismo puede volverse en contra si acumulamos demasiadas tareas abiertas. “La mente nunca descansa. Eso se traduce en insomnio, ansiedad o en la sensación de estar siempre en deuda con algo. No importa lo que ya has logrado, tu mente insiste en recordarte lo que falta”, señala.
Cómo usarlo a nuestro favor
No todo es negativo. Espigares recuerda que algunos escritores y artistas han aprendido a convertirlo en un aliado:
“Dejan a propósito una frase o una idea a medias antes de acabar el día. Al día siguiente, esa inercia hace que sea más fácil retomar el trabajo. El truco está en elegir conscientemente dónde dejas el hilo abierto, no dejar que te controle”
Ejercicio práctico para descansar
Para quienes sienten que no pueden “apagar la mente” al dejar algo pendiente, Espigares propone un ritual sencillo:
- Sentarse y respirar profundo.
- Escribir en un papel: “Esta tarea queda aparcada hasta mañana a las 10”.
- Visualizar que se guarda en una caja imaginaria.
“Esto le da al cerebro una instrucción clara de que puede descansar sin miedo a olvidarla”, explica.
Perfeccionismo y efecto Zeigarnik
Según el coach, las personas perfeccionistas son especialmente vulnerables: “Rara vez sienten que algo está terminado. Siempre encuentran un detalle más que mejorar. El efecto Zeigarnik nos recuerda que no solo necesitamos trabajar, también necesitamos aprender a cerrar, descansar y celebrar lo que ya está hecho”.