En medio del shock y el dolor de ver cómo un incendio forestal arrasa con todo, la idea de enfrentarse al papeleo del seguro puede parecer abrumadora. Sin embargo, actuar de forma correcta desde el primer momento es crucial para recuperar la normalidad. ¿Qué plazos tengo? ¿Qué me cubre realmente la póliza? ¿Y si no tengo seguro?
Para resolver estas preguntas hablamos con Rafael Escarpizo, director de la Unidad de Siniestros de Jhasa, quien recuerda que, junto al daño material, hay que visibilizar el impacto emocional. “La depresión y el trauma tras un incendio son daños silenciosos; animamos a las personas afectadas a pedir ayuda profesional”, señala.
“El plazo de 7 días para declarar el siniestro debe interpretarse con flexibilidad”
La Ley del Contrato de Seguro fija un plazo de siete días para notificar el siniestro, pero Escarpizo insiste en que no debe convertirse en un motivo más de angustia.
“En circunstancias excepcionales como una evacuación o el estado de shock, ese plazo se interpreta con flexibilidad. La aseguradora solo podría oponerse si el retraso le causa un perjuicio real”.
Su recomendación es clara: comunicar cuanto antes, por teléfono o web, para que se activen rápido los mecanismos de ayuda.
Además, la ley también establece cinco días para presentar la estimación de daños, un plazo que igualmente se aplica con flexibilidad. En casos de pérdida total, la póliza constituye una presunción a favor del asegurado.
El experto aconseja siempre solicitar a la compañía una copia actualizada de la póliza, colaborar con el perito y conservar pruebas como fotos, vídeos, facturas o inventarios.
“Muchas pólizas incluyen coberturas que los afectados desconocen”
Más allá de la reconstrucción de la vivienda, Escarpizo subraya que existen coberturas adicionales muy valiosas en estos casos:
- Inhabitabilidad de la vivienda, que cubre alojamiento temporal y manutención hasta un año en muchos contratos.
- Daños por extinción, como agua, espuma o roturas ocasionadas por los bomberos, generalmente incluidos como parte del siniestro.
- Limpieza y desescombro, que a veces figura como “gastos de salvamento”, aunque depende de cada póliza.
“El infraseguro puede reducir la indemnización, pero hay matices”
El experto advierte sobre el infraseguro, cuando el valor asegurado es inferior al real, lo que provoca una reducción proporcional de la indemnización. “Antes de aplicar la regla proporcional conviene revisar si la póliza incluye cláusulas como revalorización automática o compensación de capitales, que pueden suavizar el impacto”.
Respecto a los casos especiales, Escarpizo aclara:
- Segundas residencias: tienen coberturas similares a la vivienda habitual, aunque con límites más bajos en mobiliario o contenido.
- Negocios rurales: suelen cubrir tanto daños materiales como lucro cesante.
- Teletrabajo: aquí hace una advertencia clave: “Una póliza de hogar estándar no cubre la pérdida de ingresos de un profesional que teletrabajaba desde casa; para ello se necesita una póliza específica de oficina en el domicilio”.
“Seguro privado y ayudas públicas son complementarios”
Una confusión habitual es pensar que las ayudas públicas reducen la indemnización del seguro. Escarpizo lo desmiente: “No existe reducción automática por recibir ayudas. Ambas vías se tramitan en paralelo y lo importante es solicitar las dos para acelerar la recuperación. Solo se evita la doble compensación por un mismo concepto”.
Eso sí, recuerda un dato clave: el Consorcio de Compensación de Seguros no cubre incendios forestales, por lo que quienes no tengan póliza privada deben recurrir únicamente a las ayudas estatales, autonómicas o locales.
“El apoyo psicológico empieza a abrirse paso en algunas pólizas”
El experto subraya que el trauma tras un incendio es una realidad que no debe ignorarse.
“En las pólizas de hogar no suele estar incluido el tratamiento psicológico, salvo garantías adicionales muy concretas. Sin embargo, cada vez más pólizas de salud, accidentes o vida lo contemplan como cobertura complementaria”.
Escarpizo lo resume así: la cobertura psicológica es un ámbito en evolución y cada vez más aseguradoras empiezan a incluirla.
Y es que tras un incendio forestal, actuar con rapidez, conservar pruebas, conocer al detalle la póliza y tramitar tanto la indemnización privada como las ayudas públicas son los pasos esenciales para empezar a reconstruir no solo una casa, sino también una vida.