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El gesto que haces con el móvil y que, según una psicóloga, le dice a tu pareja: "No eres lo suficientemente importante"


Se llama 'phubbing' y se ha normalizado en nuestro día a día. La psicóloga Marian Barrantes explica cómo este gesto erosiona la autoestima y da las claves para solucionarlo


Mujer adulta mediana usando el teléfono mientras su esposo está frustrado en el restaurante© Getty Images
20 de agosto de 2025 - 9:52 CEST

Estás en una cena, en el sofá o dando un paseo mientras cuentas algo importante. Pero los ojos de la otra persona no están contigo. Se desvían una y otra vez hacia el móvil, asintiendo de forma mecánica mientras sus pulgares recorren un universo digital al que tú no tienes acceso. Si esta escena te resulta familiar, estás sufriendo phubbing: ignorar a alguien en un entorno social para prestar atención al teléfono.

Pareja cogida de la mano mientras envía mensajes en el teléfono móvil© Getty Images

Puede parecer un gesto inofensivo, incluso normalizado. Sin embargo, el phubbing no es solo mala educación: deja una huella emocional profunda. Así lo explica Marian Barrantes, psicóloga sanitaria en Clínicas Origen y coordinadora del Área de pareja:

“Cuando eliges mirar la pantalla en lugar de sostener la mirada o centrarte en la conversación, el mensaje implícito que das es: ‘no eres lo suficientemente importante para mantener mi atención’”.

La herida invisible: soledad en compañía

El impacto psicológico es mayor de lo que parece. El phubbing erosiona progresivamente la autoestima y el autoconcepto, haciendo que la persona se sienta “secundaria, prescindible o incluso invisible en el vínculo”.

En pareja, el daño es especialmente grave porque atenta contra la conexión emocional. El momento compartido deja de ser íntimo y se transforma en un escenario de abandono emocional, frustración y resentimiento.

“Quien sufre phubbing puede experimentar sentimientos encontrados: sabe que está físicamente acompañado, pero siente una soledad emocional intensa”, advierte Barrantes.

¿Haces phubbing sin darte cuenta?

Muchas personas no son conscientes del daño que generan y se justifican con frases como “es solo un momento” o “puedo hacer dos cosas a la vez”. Según la psicóloga, esto responde a mecanismos de autoengaño como la minimización, la disonancia cognitiva o la normalización social: “lo hacen todos, no puede ser tan grave”.

Estas son las señales que te delatan:

  • Tu pareja o amigos se han quejado explícitamente de que se sienten ignorados.
  • Te cuesta mantener una comida o una conversación sin consultar el móvil varias veces.
  • Sientes ansiedad o incomodidad si el teléfono está fuera de tu alcance, incluso en momentos importantes.

¿Un mal hábito… o algo más profundo?

El phubbing puede ser un simple hábito, pero también el reflejo de causas más complejas:

  • Dependencia emocional del móvil como regulador frente al aburrimiento, la ansiedad o la soledad.
  • FOMO (Fear of Missing Out): el miedo constante a perderse algo que ocurre en lo digital.
  • Déficit de habilidades sociales: el teléfono como refugio para evitar silencios incómodos o conversaciones difíciles.
pareja movil© Adobe Stock

La guía para la reconexión

Si eres tú quien hace phubbing, Barrantes propone tres pasos prácticos:

  • Toma conciencia: observa cuántas veces consultas el móvil en presencia de otros.
  • Crea espacios libres de móvil: durante comidas, antes de dormir o en conversaciones importantes.
  • Regula la ansiedad de desconexión: respira, pospone la revisión unos minutos o avisa si esperas algo urgente.
  • Si eres quien lo sufre, la clave está en comunicarlo de forma asertiva:

“Cuando hablo contigo y revisas el móvil, me siento poco valorado”.

Este enfoque abre la puerta a la empatía y evita el reproche que genera defensa. El objetivo no es culpar, sino invitar a mejorar la relación.

La necesidad universal

En el fondo, el phubbing pone en evidencia algo que todos compartimos: la necesidad de sentirnos vistos, escuchados y valorados por quienes son importantes en nuestra vida.

Porque no se trata solo del tiempo que pasamos con los demás, sino de que ese tiempo sea cualitativamente pleno, cargado de presencia y atención real.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.