¿Sabías que la salud de tu piel está en manos de millones de microorganismos invisibles? El microbioma cutáneo es la barrera natural que protege tu piel de agresiones externas, pero, sin saberlo, muchos de nosotros lo ponemos en riesgo cada día con productos cosméticos inadecuados.
En un mundo donde las rutinas de belleza son casi una religión, pocas personas se detienen a pensar en lo que realmente sucede bajo la superficie. Determinados productos de uso diario, la exposición al sol o el cloro de las piscinas pueden desequilibrar nuestra piel y dañar sus sistemas de protección naturales.
En esta entrevista con Elena Jiménez, bióloga experta en microbioma y fundadora de Helenis Biocosmetics, descubrimos cómo ciertos ingredientes y hábitos pueden debilitar ese escudo invisible y qué podemos hacer para mantenerlo equilibrado, especialmente en verano, cuando nuestra piel está más expuesta. ¡Tu piel te lo agradecerá!
¿Podría explicarnos qué es exactamente el microbioma cutáneo y por qué es tan determinante para la salud de nuestra piel?
El microbioma cutáneo es la comunidad de microorganismos —bacterias, hongos y virus— que viven en la superficie de nuestra piel. Imagina que son como un ejército de pequeños habitantes que forman un complejo ecosistema. No son simples pasajeros, sino un escudo vital que interactúa con nuestras células cutáneas y el sistema inmunitario, formando nuestra primera línea de defensa contra agentes externos. Su equilibrio es fundamental para una piel sana y fuerte.
En verano, la piel está expuesta a diversas agresiones, como el calor, la humedad, el sudor y la exposición solar. ¿Cómo afectan estos factores al microbioma cutáneo?
Durante el verano, el calor y la humedad pueden alterar el entorno de la piel, favoreciendo el crecimiento de ciertos microorganismos y desequilibrando el microbioma. El sudor, con su composición y pH, también puede influir en esta comunidad. La exposición solar sin protección es particularmente dañina, ya que los rayos UV no solo afectan las células de la piel, sino que también pueden reducir la diversidad de nuestro microbioma, dejándolo más vulnerable y menos eficaz en su función protectora.
¿Cómo podemos mantener un equilibrio adecuado del microbioma en verano sin que se vea afectado? ¿Cuáles son los hábitos que solemos adoptar durante las vacaciones que pueden dañar el microbioma cutáneo?
Para mantener el equilibrio del microbioma en verano, es clave optar por rutinas suaves y adaptadas. Evita las exposiciones solares prolongadas sin protección y las duchas excesivamente calientes. Los errores frecuentes incluyen usar productos demasiado agresivos o astringentes, como jabones fuertes que eliminan lípidos esenciales, y no adaptar la hidratación a las nuevas necesidades. El cloro de las piscinas y la sal del mar también pueden desestabilizarlo, haciendo que la piel pierda su equilibrio y su capacidad de defensa.
Se habla mucho de la importancia de los cosméticos, pero, ¿se puede dañar el microbioma utilizando los productos inadecuados? ¿Cuáles son los ingredientes o fórmulas que más debemos evitar en nuestra rutina estival?
Sí, el uso de cosméticos inadecuados puede dañar significativamente el microbioma. Durante el verano, debemos evitar ingredientes agresivos como surfactantes (detergentes) o fuertes en limpiadores, que despojan la piel de sus aceites naturales y microorganismos beneficiosos. También es preferible limitar el uso de productos con grandes cantidades de alcoholes, fragancias o conservantes, ya que, en altas concentraciones, pueden alterar el equilibrio microbiano. Opta por fórmulas suaves y con pH equilibrado para proteger tu escudo cutáneo.
¿Qué impacto tienen los productos de limpieza (jabones, geles, limpiadores…) en el microbioma cutáneo? ¿Cómo podemos elegir los más adecuados?
Los productos de limpieza tienen un impacto directo en el microbioma. Los jabones y geles con pH muy alto (alcalino) o con detergentes potentes pueden eliminar las bacterias beneficiosas y los lípidos protectores (manto ácido), alterando el pH natural de la piel y dejándola expuesta. Para elegir los más adecuados, busca limpiadores suaves, sin jabón (syndet), con pH fisiológico de la piel (alrededor de 5) y formulados con ingredientes respetuosos, como tensioactivos suaves. Idealmente, que incluyan prebióticos o postbióticos para nutrir y mantener el equilibrio de la microbiota.
Además de los protectores solares, ¿qué otros cosméticos o tratamientos podrían poner en riesgo la salud del microbioma cutáneo durante el verano?
Durante el verano, ciertos cosméticos o tratamientos pueden comprometer el microbioma. Debido a que hace más calor y sudamos más, solemos tender a sobrelimpiar la piel. Hay que ser precavidos, ya que los exfoliantes físicos o químicos muy agresivos pueden eliminar no solo células muertas, sino también bacterias beneficiosas, dejando la piel desprotegida. Los productos con altas concentraciones de alcohol, presentes en algunos tónicos, pueden resecar y alterar el equilibrio microbiano. Además, las mascarillas purificantes muy astringentes o los tratamientos despigmentantes fuertes, si no se usan con precaución, pueden debilitar el microbioma y la barrera cutánea.
¿Cómo debe ser una rutina de cuidado que respete el equilibrio microbiológico?
Una rutina de cuidado que respete el equilibrio microbiológico debe ser suave y minimalista. Empieza con una limpieza facial con un limpiador sin jabón y con pH neutro. Sigue con productos que contengan prebióticos y postbióticos para alimentar, entrenar y fortalecer los microorganismos beneficiosos de la piel. La hidratación es clave: elige fórmulas ligeras y no comedogénicas, ricas en antioxidantes, prebióticos y postbióticos, que fomenten la regeneración de la piel y protejan la función barrera. No olvides aplicar protector solar a diario. Evita la sobre-exfoliación y opta siempre por una rutina minimalista.
La biotecnología y los ingredientes probióticos están ganando cada vez más terreno en el cuidado de la piel. ¿Qué papel juegan estos activos en la protección del microbioma cutáneo y cómo contribuyen a una piel más saludable?
La biotecnología y los ingredientes “probióticos” han cobrado gran relevancia en el cuidado de la piel, pero conviene aclarar conceptos para no caer en confusiones de marketing. Incluir microorganismos vivos (probióticos) en una fórmula cosmética eficaz y estable es extremadamente complejo; muy pocas marcas internacionales lo han logrado realmente, pues es difícil que los microorganismos prosperen en la piel y aporten propiedades beneficiosas a largo plazo. Por ello, la mayoría de productos que declaran contener probióticos, en realidad, incorporan prebióticos o postbióticos.
Los ingredientes y productos que verdaderamente refuerzan el microbioma cutáneo son aquellos que respetan, nutren y equilibran el ecosistema natural de la piel. Estos son los más relevantes:
- Prebióticos: Ingredientes que “alimentan” a las bacterias beneficiosas de la piel, favoreciendo su crecimiento y contribuyendo a mantener un microbioma equilibrado y resistente. Algunos ejemplos son la inulina, los fructooligosacáridos y extractos vegetales como avena, malva o higo chumbo.
- Postbióticos: Sustancias producidas por bacterias saludables o resultantes de probióticos fermentados. Hidratan, fortalecen la barrera cutánea, mejoran la elasticidad, protegen frente a la radiación y estimulan la producción natural de lípidos esenciales como las ceramidas.
- Moduladores de la microbiota: Activos que optimizan la comunicación entre los microorganismos de la piel, ayudando a mantener el equilibrio. Esto favorece la hidratación y el control de la producción de sebo, previniendo desequilibrios que podrían causar irritaciones, brotes o sensibilidad.
- Inmunomoduladores: Refuerzan el sistema inmunitario local de la piel, aumentan la diversidad microbiana y reducen rojeces o sensibilidades, haciendo que la piel sea más fuerte y resistente.
Finalmente, ¿cuál sería su principal consejo para proteger el microbioma cutáneo durante las vacaciones sin comprometer su salud ni la de la piel en general?
Mi consejo clave es la moderación y la elección inteligente de productos. Disfruta del sol con protección solar adecuada y renuévate con frecuencia. Tras los baños en el mar o la piscina, aclara tu piel suavemente y aplica productos que reequilibren el microbioma, como los que contienen prebióticos y postbióticos. Prioriza siempre las fórmulas suaves, sin ingredientes agresivos, y mantén una rutina de limpieza e hidratación constante. Escucha a tu piel: ella te indicará si su "escudo invisible" necesita un cuidado extra.