Parece sacado de una película de fantasía, pero es real: los dragones azules, unas criaturas marinas tan bellas como peligrosas, podrían aparecer este verano en las costas andaluzas. Su nombre científico es Glaucus atlanticus, y aunque miden apenas unos pocos centímetros, su aspecto exótico y su picadura urticante los convierten en protagonistas inesperados del verano.
Avistados recientemente en playas del Algarve portugués y en el litoral mediterráneo, los expertos advierten que podrían alcanzar próximamente las playas de Cádiz, Huelva o incluso Málaga. ¿El motivo? Las corrientes oceánicas, el cambio climático y la elevada temperatura del agua están alterando los hábitats marinos y empujando especies poco comunes hacia nuevas zonas.
¿Qué son los dragones azules y dónde nos los podemos encontrar?
No se trata de un animal mitológico, aunque bien podría parecerlo. El dragón azul es un pequeño molusco del tipo nudibranquio, flotante y de intenso color azul eléctrico en su parte dorsal, con tonos plateados en el vientre. Su forma recuerda a una criatura alada, con extensiones que parecen alas o patas de dragón, de ahí su nombre popular.
Pero no te dejes engañar por su belleza: este animal se alimenta de medusas venenosas como la temida carabela portuguesa, y tiene la capacidad de almacenar sus toxinas para defenderse.
Eso significa que su picadura puede ser más potente incluso que la de sus presas, provocando dolor, ardor intenso, hinchazón e incluso reacciones alérgicas.
¿Podemos tocarlo si vemos uno?
Lo más importante: no tocarlo. Aunque es muy tentador acercarse para observarlo o fotografiarlo, especialmente si lo encontramos varado en la arena, lo recomendable es mantener una distancia segura y avisar a los servicios de emergencia o socorristas.
“El dragón azul no es agresivo, pero su contacto con la piel puede ser muy doloroso”, explica la bióloga marina Inés Calderón. “Lo ideal es no manipularlo nunca con las manos desnudas, ni siquiera si está aparentemente muerto”.
¿Y si me pica, debemos alarmarnos?
En caso de picadura, los expertos recomiendan enjuagar la zona con agua salada, nunca dulce, para evitar activar más toxinas. Es importante no frotar la piel afectada ni aplicar vinagre o alcohol, ya que podrían empeorar la irritación.
Se aconseja aplicar frío local, utilizando una bolsa de hielo envuelta en un paño, y acudir a un centro médico cuanto antes, especialmente si aparecen síntomas como dificultad para respirar, mareos o una hinchazón generalizada.
Aunque la posibilidad de encontrarnos con un dragón azul en la playa es aún baja, los biólogos marinos insisten en la necesidad de estar atentos y educados sobre la fauna marina, especialmente con la creciente presencia de especies no autóctonas.
Como ocurre con las medusas, conocerlas es el primer paso para convivir con ellas sin riesgos. Así que este verano, al bajar a la arena andaluza, abre bien los ojos: la naturaleza puede regalarte un encuentro tan sorprendente como inolvidable. Pero recuerda, con los dragones, aunque sean diminutos, es mejor mirar y no tocar.