Dormir bien no siempre depende solo del colchón o de una rutina relajante. A veces, los secretos de un sueño reparador están en los detalles más simples, como dejar los pies fuera de la sábana. Sí, aunque parezca una costumbre curiosa o incluso poco elegante, la ciencia respalda este hábito como una forma eficaz de mejorar la calidad del sueño.
Pero, ¿qué tiene de especial esta práctica tan común? La respuesta está en la regulación de la temperatura corporal. Durante la noche, nuestro cuerpo desciende su temperatura interna como parte del proceso natural de descanso.
Esta bajada favorece la liberación de melatonina, la hormona del sueño. Los pies, al ser una de las partes más vascularizadas del cuerpo, actúan como “radiadores naturales”: ayudan a disipar el calor más rápido. Al sacarlos fuera de las sábanas, aceleramos este enfriamiento y, con ello, facilitamos la conciliación del sueño.
Un estudio publicado en la revista 'Physiology & Behavior' demostró que las personas que favorecen la pérdida de calor corporal mediante la exposición de extremidades —especialmente los pies— tardan menos tiempo en quedarse dormidas y reportan un descanso más profundo y continuo.
Equilibrar la temperatura para dormir mejor
Además, los pies tienen una característica anatómica muy particular: poseen menos vello y más glándulas sudoríparas que otras partes del cuerpo. Esto los convierte en eficientes termorreguladores. De ahí que muchas personas, incluso en invierno, sientan alivio al descubrir los pies durante la noche. Es una forma natural del cuerpo de decir: “necesito equilibrar mi temperatura para descansar mejor”.
Por supuesto, no se trata de una solución mágica ni de una recomendación médica universal. Cada persona tiene su propio termostato biológico. Sin embargo, si eres de los que luchan por conciliar el sueño o te despiertas varias veces por la noche, este simple cambio podría marcar una diferencia notable.
También es importante tener en cuenta el tipo de sábanas, el pijama y la temperatura de la habitación. Un entorno fresco, entre 18 y 20 grados, es ideal para dormir. En este contexto, dejar los pies al aire libre es simplemente una ayuda adicional para que el cuerpo alcance esa temperatura óptima.
En definitiva, dormir con los pies fuera de la sábana es mucho más que una manía: es una estrategia respaldada por la ciencia que ayuda a mejorar la calidad del sueño. Un gesto tan sencillo como efectivo que podría convertirse en tu nuevo ritual nocturno.