No es un juego. No es una broma. Es la gran hazaña del viajero moderno: hacer que quepa una semana de vida en una caja de zapatos con cremalleras. Vale, exageramos. Pero solo un poco.
Este verano, algunas aerolíneas low cost (por ejemplo, Ryanair) han tenido un gesto de aparente generosidad y han ampliado el tamaño permitido para el equipaje personal gratuito: de 40×25×20 cm a 40×30×20 cm. Cinco centímetros más de ancho. ¿La diferencia? Una camiseta. Un bote más en el neceser. O el cargador que siempre se te olvida.
Pero esto no va de aerolíneas. Va de ti. De tu habilidad para empaquetar sin perder la cabeza, de saber renunciar al “por si acaso” sin trauma, y de que tu mochila sea como Mary Poppins, pero aprobada por el personal de embarque.
La clave: estrategia, no espacio
Para lograrlo hemos hablado con dos expertas en viajes comprimidos: Rita Gómez-Escolar, embajadora de WeRoad y Leinisa Lopes Semedo, coordinadora de viajes WeRoad. Ellas lo tienen claro: no se trata de llevar menos, sino de llevar mejor.
“Una checklist —en papel o app— te ayuda a no olvidar lo esencial y evitar cargar con cosas innecesarias. Hay que dejar fuera los ‘por si acaso’ y apostar por ropa funcional”, aconseja Rita.
¿Qué cabe realmente en una mochila de 40×30×20?
Parece poco… pero da más de sí de lo que imaginas si aplicas su receta de viajera experta. ️ Este es el kit básico para una semana en destino de playa (Italia, Grecia… o Torrevieja, no juzgamos):
- 2 bañadores o bikinis
- 7-10 camisetas frescas (sí, diez)
- 3-4 pantalones cortos
- 1 prenda larga ligera (vestido, pantalón de lino…)
- Ropa interior para 7 días
- 1 jersey fino para noches con brisa
- 1 par de zapatillas + sandalias o chanclas
Truco ninja: enrolla la ropa (en vez de doblarla) y guarda calcetines o cargadores dentro del calzado. Cada hueco cuenta.
El neceser: mini pero matón
El terror de los controles de seguridad… y el mayor desafío del equipaje mini. Pero tiene solución:
“Lo ideal es llevar tus productos de higiene en envases de menos de 100 ml, dentro de una bolsa transparente y resellable. Y con los medicamentos, mejor prevenir: lleva desde casa tanto los que usas como los del por si acaso real”, explica Leinisa.
Otra opción: pastillas de champú sólido, jabón multiuso y cepillo plegable. Compacto es mejor.
Los 5 imprescindibles que nunca fallan
Rita y Leinisa coinciden en este top de oro:
- Documentación: pasaporte o DNI (y copia digital por si las moscas)
- Dinero: efectivo + tarjeta fiable
- Neceser en tamaño cabina
- Accesorios clave: botella, gafas, toalla fina, riñonera
- Algo para los trayectos: Kindle, libreta o podcast descargado
Cómo vestirte… con tu propia maleta
El truco más popular (y cómico): convertirte tú en el equipaje extra. En destinos fríos como Islandia, las capas se vuelven tu mejor aliada: “He visto viajeros embarcar con dos sudaderas, camisetas térmicas y el abrigo encima… aunque hiciera calor en la terminal. Pero todo sea por no facturar”, dice Leinisa entre risas.
'Hacks' que funcionan (y no sabías)
✔️ Organizadores de maleta: sí, también para mochilas
✔️ Método paquete: superponer toda la ropa y doblar como regalo
✔️ Digitaliza todo: billetes, reservas, mapas
✔️ Aprovecha huecos con cargadores, powerbanks, adaptadores
Y recuerda: una camiseta blanca salva cualquier look.
Lo que NO debes hacer (aunque lo harás la primera vez)
“La mayoría de errores vienen de no planificar los 'looks'. Haz combinaciones prácticas, como si jugaras al parchís con tus prendas: todo debe poder mezclarse con todo”, aconseja Leinisa
❌ Llevar 3 pares de zapatos
❌ Meter el secador “por si acaso”
❌ Rellenar los huecos con “quizás lo use”
Cuando los imprevistos se convierten en historias
Leinisa nos deja con una reflexión (y una gran anécdota):
“Una vez, por una huelga en Perú, no pudimos tomar el tren de vuelta. Decidimos improvisar una caminata con juegos y canciones. Fue el mejor momento del viaje. A veces, los problemas crean los recuerdos más bonitos”.
Gracias a la ampliación a 40×30×20 cm, tienes margen. Poco, pero lo tienes. El resto depende de tus decisiones. Y de tu mochila, claro. Porque al final, lo que te llevas de un viaje no pesa.