Como si del banco de semillas de Svalbard se tratara, un grupo de científicos ha puesto en marcha un proyecto tan fascinante como necesario: preservar la diversidad microbiana antes de que desaparezca. Su nombre es Microbiota Vault o Bóveda de la Microbiota, y su objetivo es almacenar muestras de bacterias, virus, hongos y arqueas procedentes de heces humanas y alimentos fermentados en un "banco del fin del mundo" que garantice la salud futura del planeta y de quienes lo habitan.
Ya se han recogido más de 1.200 muestras fecales y casi 200 tipos de alimentos fermentados de países como Suiza, Brasil, Etiopía o Laos, y la meta es alcanzar 10.000 muestras en 2029.
Todas se conservan en condiciones criogénicas a -80 °C y está previsto que el archivo se instale en un lugar gélido y seguro, como Suiza o Canadá.
Por qué congelar excrementos puede salvar vidas
Detrás de esta iniciativa están científicos como la microbóloga Maria Gloria Domínguez-Bello, que ha demostrado que las comunidades indígenas tienen una diversidad microbiana intestinal mucho mayor que la de las personas que viven en ciudades industrializadas. El motivo: la dieta, los partos por cesárea y el uso de antibóticos, entre otros factores, han reducido dramáticamente la variedad de microbios que viven en nuestro organismo.
Y esto no es trivial. Numerosos estudios epidemiológicos y experimentos en animales han relacionado esta pérdida de diversidad con un aumento alarmante de enfermedades crónicas, como obesidad, asma, diabetes o trastornos autoinmunes. La microbiota intestinal es clave para el desarrollo del sistema inmunológico, la digestión y hasta el estado de ánimo.
Un seguro de vida (microbiano) para el futuro
Al igual que el banco de semillas sirve para restaurar cultivos perdidos, la Bóveda de la Microbiota pretende convertirse en un archivo de seguridad.
¿El objetivo? Que en el futuro podamos reintroducir especies beneficiosas que hoy están desapareciendo
Aunque aún no existe una técnica probada para restaurar la microbiota con microbios congelados, los investigadores confían en que la ciencia avanzará lo suficiente para lograrlo.
Y no solo se piensa en humanos. El proyecto también contempla conservar microorganismos de animales, plantas y ecosistemas enteros. El deshielo del permafrost, la agricultura intensiva o la contaminación están borrando bacterias esenciales para el equilibrio ambiental. Preservarlas puede ser clave para mitigar los efectos del cambio climático.
¿Donarías tu microbiota?
La iniciativa invita a investigadores de todo el mundo a crear colecciones locales de muestras, que luego podrán tener una copia de seguridad en la bóveda. Las condiciones son claras: los donantes mantienen la propiedad de las muestras, y la información genética estará disponible para la comunidad científica.
Esta "Arca de Noé" invisible para bacterias y microbios no busca beneficios económicos ni patentes. Su razón de ser es preservar un legado invisible pero vital para la humanidad. Tal vez hoy resulte extraño, pero dentro de 100 años, congelar heces podría marcar la diferencia entre una humanidad vulnerable y otra resiliente.