Julio arranca, suben las temperaturas… y de repente sentimos que es el momento perfecto para darle la vuelta a todo: empezar una nueva etapa, cambiar de trabajo, retomar estudios, incluso replantearnos relaciones personales. Esta sacudida estacional tiene nombre (y explicación): se llama 'efecto julio'.
¿Qué es el 'efecto julio'?
Según Marc Rodríguez, psicólogo especialista en Inteligencia Emocional, el “efecto julio” responde a un conjunto de factores que coinciden en esta época del año: mayor exposición solar, más tiempo libre, y el cierre de ciclos vitales como el curso escolar o el trimestre laboral. Todo ello genera un escenario ideal para que surjan ideas de cambio y nuevas metas personales.
¿Tiene algo que ver con los 'propósitos de enero' o el bajón del domingo?
Sí, y mucho. Julio se suma a los conocidos “puntos de reinicio” del año, como enero o septiembre. En palabras de Marc Rodríguez, este momento del calendario nos encuentra menos presionados que otros picos emocionales y, además, suele pillarnos más descansados. Es ese “reset mental” que activa el deseo de mejora y nos invita a proyectar una nueva versión de nosotros mismos.
¿Vacaciones, sol y tiempo libre ayudan o confunden?
Los tres factores tienen un impacto directo: el descanso favorece la reflexión, el sol estimula la serotonina (la hormona de la felicidad) y el tiempo libre nos permite escuchar pensamientos que durante el año solemos silenciar. Esa combinación genera lo que Rodríguez llama una “tríada infalible” para abrirse al cambio. Eso sí, el especialista recomienda dejar que las ideas reposen unos días antes de tomar decisiones importantes.
¿Entonces me lanzo o no?
Ese impulso estival puede ser muy positivo si se gestiona bien porque aporta motivación, rompe inercias y nos saca de la zona de confort. Pero como advierte Marc Rodríguez, es fundamental no precipitarse: antes de tomar decisiones drásticas, es mejor parar, reflexionar y concretar.
Una buena estrategia puede incluir:
- Tomarse unos días para pensar
- Validar las ideas con personas cercanas
- Convertir la intención en un plan realista
Claves para que el impulso de verano no se quede en nada
- Hazlo SMART: en lugar de “quiero aprender inglés”, plantea “esta semana hago un test online y en septiembre empiezo un curso básico”.
- Prueba en pequeño: si quieres mudarte, pasa un finde en esa zona antes de decidir.
- Consulta a alguien de confianza: comparte tu idea y escucha si alguien te lanza un “¿has pensado en…?” que te baje los pies a tierra.
- Plan B listo: prepara una alternativa para no quedarte bloqueado si algo falla.
- Chequeos mensuales: pon recordatorios para ajustar o reafirmar tu decisión con el tiempo.
El “efecto julio” existe y puede ser un gran motor de cambio… si sabes cómo usarlo. No hace falta apagar ese impulso, solo dirigirlo con inteligencia emocional y un poco de planificación.