El funeral de Benedicto XVI, que se ha celebrado hoy en la plaza de San Pedro del Vaticano, ha contado con la presencia de la reina Sofía, el rey Felipe de Bélgica y su mujer, Matilde, delegaciones de gobierno y presidencia de Italia y Alemania (donde nació Joseph Ratzinger) y otros mandatarios y líderes religiosos de todo el mundo. Por deseo explícito del papa emérito, se trata de un acto más sobrio, lo preside el actual pontífice, Francisco I, y oficia el cardenal decano Giovanni Battista Re, al que acompañan 400 obispos y 4.000 sacerdotes. El 31 de diciembre falleció el que fuera obispo de Roma, y dos días después se instalaba la capilla ardiente en la basílica de San Pedro para que los fieles pudieran despedirse. Más de 135.000 personas han acudido entre el lunes y el miércoles a velar por él. El pontífice se había retirado de la vida pública y sus funciones en 2013, tras casi ocho años como Santo Padre, y vivía desde entonces en el monasterio Mater Ecclesiae, dentro de los jardines del Vaticano