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Mariló Montero y su receta del éxito: celebra con ¡HOLA! sus 60 años, su victoria en "Masterchef" y sus deseos como abuela


Elabora para nuestra revista un menú especial para un Fin de Año perfecto


Mariló Montero  con cabello oscuro, camisa blanca y falda beige frente a un espejo.© Victoria Muñoz
Luis NemolatoDirector especiales ¡HOLA!
31 de diciembre de 2025 - 6:06 CET

Entrevistarla no es fácil. Y no porque Mariló no sea clara y transparente como un rayo de Luna en una copa de Martini o es que ¿no se acuerdan de esta frase del profesor de literatura a Olympia Dukakis en el clásico de Norman Jewison? Ella es así: directa, brillante, magnética… Tanto, que deslumbra, que apabulla, que abruma y que… desarma. La dificultad de la que les hablamos viene porque es la mujer que mejor pregunta en el mundo. De ahí, el miedo a no estar a la altura. Si es ella la que entrevista, en cuanto te mira, no te puedes escapar. Sin dobleces. Porque mira con el corazón.

Mujer sentada en silla junto a mesa decorada con velas y poinsettias.© Victoria Muñoz
"Una entrevista la manejo con oficio, sé dónde estoy y cómo conducirla. MasterChef, en cambio, me sacó de todos mis lugares seguros: ahí no valen la palabra ni el control, solo el hacer, la presión y el reloj", nos dice la periodista, que posa ante una mesa muy festiva, presidida por el trofeo que la acredita como ganadora del "talent show"

¿Cómo conseguir estar a la altura? Pues ya les decimos, un imposible. Que se las sabe todas. Tampoco es que ella se esconda. No se escapa nunca. Es de las de "al pan, pan y al vino, vino". Podría pronunciar cualquier frase de María Félix o Anna Magnani y no dudaríamos ni un instante en que le pertenece. Cosas como por ejemplo "a un hombre hay que llorarle tres días… y al cuarto, te pones tacones y ropa nueva" o "nunca he querido a nadie como me quiero yo a mí misma, y desde entonces nadie ha podido hacerme sufrir" o, esta, que no me dirán que no le viene que ni al pelo: "No le tengo miedo a que me caigan encima los años, sino a caerme yo misma". 

"La resiliencia no es resistir como una piedra, sino adaptarse como el agua. Uno se recompone mientras avanza. La verdadera fuerza está en volver a empezar"

Ha cumplido 60 años y Mariló Montero, la periodista, pero también la madre y la (futura) abuela, está de enhorabuena porque no le han podido llegar acompañados con más cosas buenas. Ganó MasterChef Celebrity cuando —y estos ojitos lo han visto— más allá de cortar un limón (del limonero de su balcón) para echarlo en la tónica, ella "rien de rien", que diría Edith Piaf. Y sin embargo, a día de hoy, como la Loren, podría decir aquello de "todo lo que ven se lo debo al bacalao al ajoarriero o al lechazo al chilindrón" y oye, pues sí. Porque su fuerza le viene de dentro. No depende ni de lo que otros digan ni piensen. Si se propone una cosa, ella va hasta el final.

 La pasión sería el motor que impulsa su vida y sin ella, nada tiene sentido. Pasión por su trabajo, pasión por la palabra, pasión por la información, pasión por su familia, pasión por sus hijos… Pasión, pasión, pasión. ¿Errores? Puede, pero son la cuenta que se paga para tener una vida plena. Plena, sí. Porque para Mariló Montero la pareja no es una asignatura pendiente. Mariló Montero es… "la más maja del mundo entero". Y aquí, ya saben, va ese guiño de ojos con el que se te mete en el bolsillo.

Mariló, la ganadora

—La victoria en MasterChef Celebrity ha sido tu confirmación en una faceta que el público desconocía. También, tu redescubrimiento para el público, más allá de tu faceta como presentadora. Has sido Mariló Montero, la compañera, la amiga, también la concursante… ¿Qué te pasó por el cuerpo cuando levantaste el trofeo?

Levantar el trofeo, abrazada al gran Miguel Torres y frente a todos nuestros compañeros, fue un rejuvenecimiento emocional inesperado que gocé absolutamente. Fueron meses de trabajo incesante, de horas que se confundían con los minutos, de noches visitadas por sueños de zanahorias y cebollas y de domingos sin tregua. Ensayos que parecían maratones, estudios, pruebas y retos que exigían cada gramo de mi cabeza y de mis manos. Plato a plato, como si cada uno fuera un examen emocional, avanzaba con la serenidad escéptica de quien nunca compitió para ganar, sino para hacerlo dignamente.

—¿Fue más difícil que enfrentarte a una entrevista complicada? 

Una entrevista la manejo con oficio, sé dónde estoy y cómo conducirla. MasterChef Celebrity, en cambio, me sacó de todos mis lugares seguros: ahí no valen la palabra ni el control, solo el hacer, la presión y el reloj.

—¿Te dio pudor ser tú y no Mariló Montero, la periodista?

El pudor es esa mezcla entre dignidad y discreción que te frena antes de exponerte de más. Pero sabía que estaba en las mejores manos, un equipo que fabrica buena televisión con rigor y cariño. Por eso me entregué con plena confianza a Macarena Rey y a todo su equipo.

Mariló, en Navidad

—Has preparado un menú navideño muy especial para ¡HOLA! ¿Por qué este menú? 

La crema es la bienvenida cálida que abre la cena sin comprometer el estómago: dulce, suave, elegante y con un punto festivo gracias a los piñones. El roast beef aporta tradición sin repetirse: un asado solemne, colorido y perfecto para una mesa española en estas fechas. Y la pavlova con mango y frambuesas es el postre que llega como si la Navidad se pusiera un vestido ligero: fresca, alegre y luminosa.

—¿Cuál es el error gastronómico más imperdonable que se puede cometer en una cena de gala navideña?

Cocinar sin amor.

—Entonces… ¿cuál es el mejor regalo de Navidad que se puede cocinar para alguien que se ama?

Amarse mutuamente.

—Ese primer recuerdo navideño de infancia que te viene a la mente…

Aquellas Navidades desbordadas en casa de mis tíos, donde 50 personas, ¡o más!, convertíamos el salón en un escenario improvisado. Actuábamos después de cenar, orgullosos de nuestros números, canciones y bailes, mientras los mayores seguían con la cena y nos miraban con esa complicidad que solo nace en familias grandes. Guardo esos momentos como un tesoro: un tiempo feliz, ruidoso y luminoso.

—¿Qué olor —o sabor— define ineludiblemente tu Navidad?

Montar el belén tiene un aroma inconfundible: cartón viejo, musgo húmedo y ese polvo amable de las cajas que regresan a la vida cada diciembre. Huele a manos colocando figuras, a infancia que vuelve sin avisar y a casa que se reconoce a sí misma.

"La idea de que una mujer sin pareja 'está sola' es un pensamiento viejo, que ya no sirve. Yo no busco ni espero: vivo, con buena compañía y autonomía"

—La decoración de la casa es un ritual. ¿Cuál es el objeto, adorno o recuerdo que nunca falta en tu árbol y qué historia esconde?

Adornar la casa me conecta con mi mapa vital: el árbol lleno de objetos comprados en mis viajes y el belén heredado de mi madre, pobre en figuras pero infinito en memoria. Añado piezas ya descascarilladas, desparejadas o pegadas como se puede, creando caminos, ríos de papel albal y escenas imposibles. Un caos tierno donde el niño Jesús de mi madre sigue protegido por su virgen, san José, la mula y el buey. De niña iba a la Misa del Gallo con mis padres y mis hermanos. Soy católica, pero ese día el Señor me lo perdona todo.

—¿Algunas Navidades especiales que nos quieras contar?

Las que viví en Costa Rica trabajando en Univisión a mis 19, 20 y 21: diciembre bajo un sol de agosto, bañándome en el mar de noche y sustituyendo las campanadas por el sonido de las olas.

—Con la llegada de un nuevo bebé a casa ¿qué te gustaría instaurar para la nueva generación?

Disfrutaré de mi nieto, hijo de Blanca y Alberto, respetando su manera de hacer las cosas y sin meter la cucharilla donde no me llaman. Lo esperaré con alegría, porque dicen que estos bebés llegan dispuestos a cambiarlo todo.

Mariló, la periodista en la cima

—Este año has cumplido 60. ¿La edad es un estado de ánimo? 

Tengo la impresión de que a otros les pesan más mis 60 que a mí. Vivo al día, viendo cómo mi madurez se afina y se ensancha.

—¿Qué le dirías a la Mariló Montero de hace 20 años?

Hablarle a aquella mujer no tiene sentido; ya no existe más que en la memoria. Prefiero hablarme ahora: seguir viviendo, aprendiendo y sosteniendo los valores que quiero dejar a mis hijos. La vida solo se hace hacia adelante.

 Mariló Montero en traje rojo y falda floral junto a una mesa decorada con vela y poinsetia.© Victoria Muñoz

—Tu estilo y tu físico son un referente de la madurez espléndida. ¿Cómo defines tu relación actual con la belleza y el paso del tiempo?

Recordé, con una foto junto a mi querida y admirada Maribel Yébenes, aquella frase de Coco Chanel: "La belleza empieza cuando decides ser tú misma". Ahí me encuentro. Intento que esa autenticidad vaya siempre acompañada de una elegancia consciente, hecha de vida y de cuidado.

—Como mujer poderosa que se ha hecho un lugar en un mundo tradicionalmente masculino, ¿qué crees que ha cambiado en la televisión y qué desafíos persisten?

La televisión ha cambiado, pero no lo suficiente: los medios siguen dirigidos mayoritariamente por hombres. Hay talento femenino de sobra, pero el poder continúa en mesas masculinas. Reivindico una corrección real en el relevo generacional, para que los medios reflejen al país que cuentan.

—¿Qué significa para ti ser una mujer completa y realizada? ¿Cuál es tu definición de feminidad?

La feminidad no es un adorno, sino carácter, lucidez y libertad. Ser completa es elegir, pensar y sostener la propia vida con dignidad. Es la afirmación adulta de una mujer que se pertenece sin pedir permiso.

"A mis hijos les he acompañado sin invadir, protegiendo lo justo y dejando crecer. Como abuela seré igual: presente, tranquila y con el corazón abierto"

—Tras tantos años de carrera, ¿cuál ha sido el mayor riesgo profesional que has tomado y del que te sientes más orgullosa?

Decía Hermida que nos recuerdan por lo último que hemos hecho. Aunque yo sigo… entrar en MasterChef Celebrity fue un riesgo improbable. Ganarlo fue una sorpresa para todos, incluida mi familia, que sabía que yo no cocinaba nunca. A veces la vida tiene ironías luminosas: entras por curiosidad y sales con un trofeo.

—¿Cuál ha sido el mayor desafío personal que has superado en los últimos años y qué te enseñó sobre la resiliencia?

Aprendí que la resiliencia no es resistir como una piedra, sino adaptarse como el agua. Uno se recompone mientras avanza. La verdadera fuerza está en volver a empezar.

—¿Existe algún miedo que aún no has logrado superar?

El miedo lo tengo en volumen bajo. Existe, pero no me condiciona. Los fantasmas se disuelven cuando los miras de frente.

—¿Cuál es el lugar del mundo que sientes como tu refugio y al que siempre regresas para reconectar contigo misma?

Mi refugio soy yo: mi cuerpo, mi mente y mi casa interior. Y también mi tierra, mi pueblo, mi familia y mis amigas de Estella. Ahí regreso siempre.

Mariló, la mujer

—Llevas años en los que Mariló se enfrenta al mundo sola, sin una pareja, ¿eres muy exigente? ¿independiente? ¿no necesitas a nadie? ¿no ha llegado esa persona? ¿no lo has buscado? ¿Cuál es la cualidad que más valoras en un hombre hoy en día para que forme parte de tu vida?

La idea de que una mujer sin pareja se enfrenta sola al mundo es un anacronismo. A los 18 años me fui sola a Costa Rica a trabajar; ahí no había muletas emocionales. La idea de que una mujer sin pareja está sola es un pensamiento viejo que ya no sirve. Una persona es completa por sí misma; la pareja suma, no es una mitad para una unidad obligatoria. Seguir viendo a una mujer soltera como alguien a quien le falta algo es tratarla como si necesitara una muleta para vivir. Y no; estar sin pareja no es una carencia, es una forma de estar en el mundo con autonomía y libertad, que es lo mínimo que debería respetarse. Cada vez más personas viven como quieren, por libertad. Yo no busco ni espero: vivo, con buena compañía y autonomía.

Mariló Montero  con cabello oscuro, camisa blanca y falda beige frente a un espejo.© Victoria Muñoz
"El amor no me 'chifla' porque chiflar es perder la cabeza, y la tengo bien sujeta. ¿Qué me amuerma? Nada: el amor no es un somnífero. Amar requiere toda una vida", confiesa Mariló. En unos meses su hijo Alberto, el mayor de sus dos hijos de su matrimonio con Carlos Herrera, la hará abuela

—¿Qué es lo que más te chifla y lo que más te amuerma del amor?

El amor no me chifla porque chiflar es perder la cabeza, y la tengo bien sujeta. ¿Qué me amuerma? Nada: el amor no es un somnífero. Amar requiere toda una vida.

—Y hacia donde basculan tus intereses ¿hacia una pasión desbordante, un entendimiento y aprendizaje desde la inteligencia o la serenidad y la paz?

La paz, la serenidad, la inteligencia y el aprendizaje son trabajos cotidianos. Mis intereses están en la vida real, no en caminos ajenos. Estoy bien donde estoy.

—Si tuvieras que definir el erotismo hoy, ¿dónde residiría? (En la mirada, la conversación, la inteligencia…)

En la mezcla entre la mirada, la conversación y la inteligencia. La chispa aparece cuando dos mentes se entienden y dos miradas se reconocen.

"Disfrutaré de mi nieto, hijo de Blanca y Alberto, respetando su manera de hacer las cosas y sin meter la cucharilla donde no me llaman"

—¿Cómo has cultivado el amor propio a lo largo de los años? ¿la seguridad en ti misma? Enfrentarte al juicio de los demás, tanto y tan duramente, ¿ha sido un camino tortuoso, fracturado…? ¿Cómo has mantenido la fe en ti y la salud mental?

El amor propio es respeto hacia uno mismo: saber quién eres, qué necesitas y qué límites no cruzar. Cuando está en su sitio, todo lo demás se ordena.

Mariló, la madre

—La boda de tu hijo fue uno de los momentos más emotivos del año. ¿Cómo te sentiste al verlo en el altar?

Vi a un hombre maduro, profundamente enamorado. Sus lágrimas al ver entrar a Blanca con su hijo en su ser hablaban más que cualquier discurso. No hay nada más atractivo que un hombre que ama y comprende que está naciendo su familia.

—Estabas espectacular, ¿cómo es eso de convertirte en la madre del novio? Y en meses, en convertirte en abuela. ¿Cómo crees que serás en esta nueva faceta completamente desconocida?

Ha sido natural y emocionante, como un cambio de estación. Como madre he dedicado mi vida plena a mis hijos con la consciencia de mi responsabilidad para su formación. Les he acompañado, luego, sin invadir, protegiendo lo justo y dejando crecer. Como abuela seré igual: presente, tranquila y con el corazón abierto.

"Ganar MasterChef Celebrity fue una sorpresa para todos, incluida mi familia, que sabía que yo no cocinaba nunca. A veces la vida tiene ironías luminosas: entras por curiosidad y sales con un trofeo"

—¿Qué crees que va a heredar tu nieto de la saga Montero-Herrera?

Heredará carácter, humor y una forma muy nuestra de afrontar la vida con entereza y corazón. De la familia de Blanca recibirá otra herencia igual de valiosa: un hogar generoso, afectuoso y estable. Con esa mezcla, vendrá rodeado de dos linajes que saben querer bien.

—¿Rocío y Alberto en qué se parecen a ti y en qué no tienen nada que ver? ¿Cómo los ves profesional y personalmente a los dos?

Espero que hereden ese vínculo familiar que siempre he defendido, junto con los valores que ya muestran en sus carreras. Son dos adultos hechos y derechos, centrados y con criterio. Estoy profundamente orgullosa de cómo viven y trabajan.

"Tengo la impresión de que a otros les pesan más mis 60 que a mí. Coco Chanel dijo  'la belleza empieza cuando decides ser tú misma'. Ahí me encuentro"

—¿Hasta qué punto tu has influido en sus carreras? ¿Te ves reflejada en ellos?

Mi influencia ha sido la del ejemplo y la exigencia justa, no la interferencia. Cada uno ha construido su camino. Me reconozco en su fortaleza y en su independencia.

—¿Qué titular te gustaría leer sobre tí misma en ¡HOLA! a finales de 2026?

Hoy los titulares los eligen otros, y lo entiendo: es parte del juego. 

—2025 ha sido un año lleno de éxitos y cambios vitales. Si tuvieras que resumir este ciclo en una palabra, ¿Cuál sería?

Tránsito.

Mariló Montero en uniforme de chef con logo 'M', sosteniendo un alimento, rodeada de ingredientes.© Victoria Muñoz

Crema de calabaza

INGREDIENTES:

1 kg de calabaza (pelada y en cubos),  1 cebolla mediana, 2 puerros, 600 ml de caldo de pollo,  300 ml de nata, sal y pimienta, aceite de oliva y mantequilla

ELABORACIÓN:

1. Ponemos la verdura con un poquito de sal a fuego medio a pochar con aceite de oliva y mantequilla hasta que esté tierna.

2. Una vez que la verdura está tierna, añadimos el caldo y seguimos cocinando.

3. Cuando la verdura está totalmente cocinada, añadimos la nata y damos un hervor.

4. Trituramos y rectificamos sal y pimienta al gusto.

Media Image© Victoria Muñoz

Roast beef

INGREDIENTES:

1 kg de lomo alto de ternera, sal y pimienta, aceite de oliva, 100 ml de brandi, 200 ml de caldo de fondo oscuro, 30 g de mantequilla para dar brillo, 10 g de maicena.

Media Image© Victoria Muñoz

ELABORACIÓN:

1. Atamos nuestra pieza de lomo y la salpimentamos.

2. La doramos en la sartén por todos los lados.

3. Terminamos en el horno rociando la carne con brandi dejando su interior a 50 grados para que quede bien rojita (si se prefiere rosada dejar el interior a 60 grados).

4. Dejar enfriar la carne y cortarla en lonchas muy finas.

5. Para hacer la salsa, aprovechamos los jugos de cocción de la carne. Los mezclamos con el brandi y el caldo de fondo oscuro. Llevamos a ebullición todos los líquidos y dejamos reducir.

6. Incorporamos la maicena para dar el espesor deseado y añadimos unos dados de mantequilla al final.

7. Guarnición: verduritas salteadas con mantequilla, sal y pimienta.

Pavlova 

INGREDIENTES:

3 claras, el doble del peso de las claras en azúcar glas, unas gotas de limón, 1 cucharadita de moka de vinagre, 1 cucharada de maicena, 350 ml de nata líquida para montar, frutos rojos y mango.

Mariló en uniforme de chef, sostiene un plato de pavlova con frutas.© Victoria Muñoz
Mariló termina de decorar la Pavlova, el postre del menú especial que ha preparado para ¡HOLA!

ELABORACIÓN:

1. Para hacer el merengue, batimos las claras a velocidad media con unas gotas de limón. Cuando están a punto de nieve vamos añadiendo el azúcar glas poco a poco. A continuación añadimos el vinagre y la maicena y seguimos batiendo hasta que adquiera la textura espesa que queremos.

2. Vertemos la mezcla sobre papel de horno dándole la forma que queramos: discos grandes para una tarta grande, pequeños para una tarta individual o en pequeños puntos en aro usando una manga pastelera.

3. Cocinamos el merengue en el horno a 140 º si es sin aire, arriba y abajo, o a 120 º si es con aire, durante una hora aproximadamente. Lo sacamos a una rejilla y lo dejamos enfriar por completo.

4. Montamos la nata con azúcar glas al gusto. La introducimos en una manga pastelera con boquilla rizada grande y decoramos la pavlova con ella.

5. Decorar con frutos rojos y mango sobre la nata.

Tarta con crema, frutas y velas en una mesa decorada para una ocasión especial.© Victoria Muñoz
TEXTO

Luis Nemolato

FOTOGRAFÍAS

Victoria Muñoz

ESTILISMO

María Parra 

REALIZACIÓN

María Parra

LOOK 1

Top de Intimissimi, falda de Lola Casademunt, sandalias de Aquazzura y joyas de Platonic

LOOK 2

Camisa y falda de Marina Rinaldi, cinturón de Tot-hom y  joyas de Platonic

LOOK 3

Pantalón de Sezane

LOOK 4

Camisa y falda de marina Rinaldi; cinturón de Tot-hom; joyas de Platonic

AYUDANTE DE ESTILISMO

Victoria Izaguirre

DECORACIÓN

La Compañía Francesa

CULINARIA

Vega Catering

MANTEL Y SERVILLETAS

"Noël en Provence" de La Compañía Francesa

VAJILLA

Pont Aux Choux


CUBERTERÍA

Dorée


BAJOPLATOS

La Compañía Francesa

RAMAS DE ABETO Y VEGETACIÓN NATURAL

La Compañía Francesa

BOLAS DORADAS PEQUEÑAS Y GRANDES

La Compañía Francesa

CANDELABRO CON VELA VERDE AGUA

La Compañía Francesa

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