No son unas Navidades fáciles para Bruce Willis y su familia. La demencia frontotemporal que padece el actor continúa avanzando sin que haya nada que pueda detenerla. Su hija mayor, Rumer Willis, ha descrito con enorme ternura el deterioro cognitivo que sufre su padre: "Le abrazo, tanto si me reconoce como si no", confesó la primogénita de Demi Moore, agradecida aún de que Bruce siga sintiendo el amor de los suyos y pueda corresponderlo a su manera.
Estas fiestas serán muy distintas a las de otros años. El empeoramiento de la salud del intérprete obligó a su familia a "elegir un nuevo hogar más adecuado y más seguro", una decisión que su esposa, Emma Heming, explicó en el especial Emma y Bruce Willis: El viaje inesperado, emitido por la cadena ABC. "Es una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar hasta ahora", le confesó a Diane Sawyer. Consciente de las críticas que lloverían por trasladar a su marido lejos a una residencia especializada, la modelo y empresaria dio el paso pensando en el bienestar de todos, sobre todo del actor y especialmente de sus hijas, Mabel Ray y Evelyn Penn, de 13 y 11 años. "Sabía que Bruce habría querido esto para nuestras hijas. Habría querido que vivieran en un entorno que satisficiera sus necesidades, no las suyas", subrayó.
Desde hace meses, Willis reside en una vivienda independiente adaptada a sus nuevas necesidades, con un equipo médico que le ofrece atención continua. Es un espacio tranquilo, apartado del hogar familiar, donde crió a sus hijas junto a Emma Heming, su compañera de vida y con quien este 29 de diciembre ha celebrado el decimoctavo aniversario del inicio de su historia de amor.
El año pasado por estas fechas, Emma escribió una carta de lo más sincera que conmovió a todos sus seguidores. "Los aniversarios solían traer emoción... ahora, si soy honesta, despiertan todos los sentimientos... dejando pesar en mi corazón y un agujero en mi estómago", señaló. “Me pregunto durante 30 minutos 'por qué él, por qué nosotros', siento rabia y dolor. Entonces me lo quito de la mente y vuelvo a lo que es... el amor incondicional. Me siento bendecida por saberlo, y es gracias a él. Lo haría todo una y otra vez con un solo latido de corazón”.
La pareja se conoció en 2007 en el gimnasio, donde ambos entrenaban con el mismo preparador físico. Emma recuerda que su primera impresión fue de asombro ante lo encantador, divertido y atractivo que le pareció Bruce. La chispa, sin embargo, surgió durante un viaje a las islas Turcas y Caicos, donde Willis pasaba unos días con sus hijas, su exmujer Demi Moore y el entonces marido de esta, Ashton Kutcher. Dos años después de enamorarse, la pareja regresó a ese mismo paraíso para darse el "sí, quiero". Se casaron en marzo de 2009, en una ceremonia íntima a la que también asistieron Demi, sus tres hijas mayores —Rumer, Scout y Tallulah—, y el propio Kutcher. Días más tarde, formalizaron su unión por lo civil en Beverly Hills. Diez años después, volvieron al Caribe para renovar sus votos, esta vez con las pequeñas Mabel y Evelyn como testigos.
En marzo pasado, la pareja celebró su 16º aniversario de boda, y Emma dedicó un emotivo mensaje al protagonista de La jungla de cristal: “Hoy se cumplen 16 años con el amor de toda una vida. Hemos compartido altas monumentales y bajas devastadoras; a través de todo, hemos construido algo atemporal. Estoy profundamente agradecida por cada capítulo que he tenido con él y por todos los que seguiremos escribiendo, en nuestro lenguaje de amor incondicional.” Unas palabras que acompañó con una tierna fotografía de ambos fundidos en un abrazo.
Desde que en 2022 la familia anunciara su retirada de la vida pública tras un diagnóstico inicial de afasia -al que siguió la confirmación de una demencia frontotemporal más avanzada-, Emma no se ha separado de su lado. Tampoco lo han hecho sus hijas, su exmujer, Demi Moore, ni las tres hijas mayores fruto de ese matrimonio: Rumer, Scout y Tallulah. Ahora que el estado del actor requiere cuidados cada vez más constantes, el traslado a un centro especializado se ha convertido en una segunda casa para la familia. Aun con las dificultades, asegura que todavía reconoce al hombre del que se enamoró. "Hay momentos en los que Bruce es el de antes, su risa... Tiene una risa tan sincera", contó emocionada. "A veces ese brillo en sus ojos o esa sonrisa me transporta. Es muy duro verlo, porque tan rápido como estos momentos aparecen, se van. Pero estoy agradecida porque mi marido siga aquí".
Heming ha sido su principal cuidadora, o mejor dicho, "compañera de cuidado", como ella prefiere definirse. Durante estos meses, la modelo ha investigado sin descanso con el propósito de hacerle la vida más fácil a su marido. Reconoce que sus rutinas y su manera de interactuar con él han cambiado, y ofrece algunos consejos sobre cómo afrontar el día a día. "No nos colocamos frente a él, sino preferiblemente sobre su hombro derecho o izquierdo. Usamos señales sencillas para comunicarnos, como levantar el pulgar", explicó acerca de esos pequeños gestos que, aunque puedan parecer triviales, resultan esenciales en su vida cotidiana. También admite que incluso deben cuidar detalles tan simples como la elección de la ropa. "Me dijeron: nada de camisetas negras. Para alguien con demencia, puede parecer una cabeza flotando", contó con franqueza.
Esa dedicación constante y el deseo de ayudar a otros llevaron a Heming a compartir su experiencia en el libro El viaje inesperado, una guía creada para acompañar a quienes atraviesan situaciones similares. No existe tratamiento ni cura para la demencia frontotemporal, y el proceso suele recaer emocional y físicamente sobre los familiares. En sus páginas, la mujer de Bruce comparte entrevistas con expertos, consejos prácticos y reflexiones sinceras sobre la carga y el amor inquebrantable que supone cuidar de alguien que lucha contra esta enfermedad. En las últimas semanas, su familia ha compartido que tienen la intención de donar su cerebro a la ciencia.
A día de hoy, mientras Bruce continúa librando su batalla con serenidad, su familia sigue encontrando luz en los pequeños gestos: una mirada, una sonrisa, una caricia. Para Emma, cada instante compartido, por breve que sea, es un recordatorio de lo que realmente importa: un amor incondicional que perdura incluso cuando el silencio ocupa el lugar de las palabras.













