El pasado viernes 12 de diciembre, se celebró el Baile de Navidad del Principado de Mónaco, una cita solidaria que tuvo lugar en el salón Imperio del Hôtel de París. Un evento que soplaba las velas de su 20 aniversario con la princesa Charlene como madrina, ya que en él se recaudan fondos para la fundación que lleva su nombre, centrada en prevenir ahogamientos y en la educación infantil a través del deporte. Durante el baile tuvo lugar una subasta solidaria organizada por Sotheby’s, cuyos beneficios fueron íntegramente donados a la causa. Charlene, espectacular de blanco, con un vestido de Jenny Packman, contó como invitadas con las hermanas María Chiara y María Carolina de Borbón-Dos Sicilias. Estas acudieron acompañadas de sus padres, los príncipes Carlos y Camilla de Borbón-Dos Sicilias, duques de Castro.
Las princesas, que destacaron por su elegancia y juventud, siempre están comprometidas con las causas benéficas que marcan nuestro presente. Por ello recibieron, el pasado verano, un Premio Gen ¡H! —reconocimiento otorgado por nuestra revista— como distinción a las nuevas generaciones implicadas socialmente, así como por su capacidad de inspirar cambios positivos.
Ellas mismas confesaron a ¡HOLA! en una íntima entrevista: "Aprendimos que la verdadera nobleza no está en un título o en un protocolo, sino en la capacidad de servir, de dar y de escuchar". "Al final, cuando te vas a dormir por la noche, lo que más felicidad te da es saber que hiciste algo bueno, aunque sea pequeño. Sabemos que estamos solo al inicio, pero tenemos muchos sueños que queremos llevar adelante, siempre con la ilusión de que cada paso pueda dejar un impacto auténtico y duradero", continuaba añadiendo Maria Chiara.
Incluso como princesas, ellas fueron testigos de desigualdades que aún hoy afectan a las mujeres. Un ejemplo concreto, señalaba, es la Ley Sálica que todavía rige muchas familias reales, por lo que una mujer no puede suceder a su padre como Jefa de familia. "En mi caso, hasta hace menos de diez años esa era también la situación, hasta que mi padre decidió abolirla en 2016 en favor de la primogenitura absoluta. Ese cambio me hizo reflexionar sobre la importancia de la igualdad real en todos los campos, y me enseñó que muchas veces la igualdad comienza con gestos concretos, no con grandes discursos”, relataba Maria Carolina.
Asimismo, en su familia no se admitían diferencias de género, lo que en parte las llevó a desarrollar una mentalidad más abierta al cambio y a comprender la importancia de sus repercusiones en beneficio de todos. En varias ocasiones también han señalado cómo viajar a una edad temprana a países muy alejados de su propia realidad, donde fueron testigos de la hambruna, las hizo crecer con una visión distinta del mundo. “Esos viajes nos dejaron una huella imborrable. Vimos la riqueza de culturas y tradiciones, pero también la desigualdad, el dolor y la fragilidad humana. Fue una gran lección de vida, una lección que seguimos aprendiendo cada día a través de nuestras experiencias”, explicaba Carolina.
A través de las redes sociales, cuando las niñas las vean, no solo encontrarán princesas, sino referentes femeninos que toman acción y que contribuyen a luchar por un mundo mejor.







