Hay despedidas que, aunque esperadas por la lógica del tiempo, dejan un vacío que las palabras apenas logran acariciar. El pasado 13 de diciembre, el mundo de la interpretación se teñía de luto con la partida de Héctor Alterio. A sus 96 años, el hombre que prestó su voz y su alma a tantos personajes inolvidables cerraba los ojos por última vez, dejando tras de sí una estela de respeto y admiración que ha cruzado océanos, desde su Argentina natal hasta su España de acogida. Días después de aquel momento de recogimiento en el tanatorio de la M-30 en Madrid, donde se dieron cita numerosos compañeros de profesión, su hija, la también admirada Malena Alterio, ha querido romper su silencio. Lo ha hecho a través de un mensaje cargado de una sensibilidad exquisita, una carta abierta al cielo que es, al mismo tiempo, un agradecimiento infinito a todos los que han arropado a la familia en estas horas tan grises.
© malenaalteriooficialMalena, que siempre ha hecho gala de una discreción heredada, ha compartido su sentir con una honestidad que sobrecoge. “Imposible abarcar el inmenso amor que nos mandáis. Gracias por vuestras palabras, vuestro aliento y vuestro cariño”, comenzaba escribiendo la actriz, visiblemente abrumada por la ola de afecto recibida. Para ella y su hermano Ernesto, el consuelo reside en la paz con la que Héctor se despidió del escenario de la vida.
“Papá nos dejó de la mejor manera que se podía ir; discreto, sencillo casi casi como no queriendo molestar, así como era él”, relata Malena con una ternura que dibuja perfectamente la personalidad de quien fue un gigante de la escena sin necesidad de alzar la voz. Esa sencillez fue su bandera hasta el último suspiro, una forma de estar en el mundo que sus hijos hoy reivindican como su mayor tesoro. A pesar del dolor lógico de la orfandad, hay una luz que guía a los Alterio en este duelo: la certeza de que Héctor aprovechó cada segundo de su larga trayectoria. “Tengo el consuelo de que tuvo una vida plena, que fue feliz y que nos hizo felices a todos los que estuvimos a su lado y a los que no también”, confiesa la protagonista de Que nadie duerma.
Héctor Alterio no solo vivió para su familia, sino que se entregó en cuerpo y alma a una vocación que lo mantuvo activo hasta sus últimos días, participando recientemente en la gira de ‘Una pequeña historia’. Para Malena, su herencia va mucho más allá de los premios o el aplauso unánime: “Nos deja trabajos maravillosos que ya forman parte de la historia. Nos deja una manera de ser, de estar en el mundo, en la profesión a la que tanto amaba y con la que tanto disfrutó”.
La actriz es consciente de que su padre no solo le pertenecía a ella. Su calidez humana y su magisterio silencioso hicieron que muchos espectadores y compañeros lo vieran como una figura paterna. “Era mi papá pero sé que hay muchos que lo sintieron como tal... así que también va mi pésame también para vosotros”, escribe en un gesto de generosidad infinita, compartiendo su luto con el público.
Quienes tuvieron la suerte de trabajar con él o de disfrutar de su compañía en la intimidad, coinciden en esa sabiduría natural que emanaba de su presencia. “Él era maestro y sabio sin pretenderlo, sólo había que observar, escuchar su silencio”, recuerda Malena. Un silencio que a menudo se rompía con la poesía que Héctor tanto amaba. Su hija ha querido rescatar unos versos de León Felipe, del poema "Escuela", que el actor recitaba con esa cadencia suya tan característica y que hoy cobran un significado trascendental: “'Solo el virtuoso puede ver un día la cara de Dios'... y yo sé que él se la vio”.
"Ando herida"
El homenaje de Malena no ha llegado solo en palabras. La actriz ha acompañado sus reflexiones con imágenes llenas de vida y un vídeo del que fue el último "bolo" de su padre en Oviedo. En él se percibe la energía intacta de un hombre que amó su oficio hasta el final. Sin embargo, el proceso de asimilar esta ausencia requiere tiempo y silencio. Con una sinceridad que sus seguidores han respetado profundamente, Malena se disculpaba por su retiro temporal de la vida pública: “Disculpar si no contesto mucho pero ando herida”. Es la herida de quien pierde a un referente, a un guía y a un "mejor amigo", como también lo definieron en las primeras horas tras su partida.
Horas antes, a las puertas del tanatorio, tanto ella como Ernesto ya daban muestras de esa entereza bañada en lágrimas. “Pensábamos que nunca iba a llegar este día, pero esto está en el contrato. Está claro, es inevitable, pero bueno, se fue de una manera bonita. Y bonito como ha sido siempre”, decía Malena ante los medios. Su hermano Ernesto añadía con orgullo: “Estamos muy agradecidos por tener el padre que tuvimos. Se fue de la misma manera que vivió. Estuvo activo hasta el final, haciendo lo que más le gustaba”.
© @malenaalteriooficialHéctor Alterio se ha marchado, pero su eco seguirá resonando en cada escenario y en cada corazón que alguna vez se emocionó con su mirada. Malena cierra su mensaje con una frase que es un grito de esperanza y un lema de vida que seguramente su padre le inculcó: “Besos a todos. Avanti con tutti”. Un recordatorio de que, a pesar de las heridas, el camino sigue y el arte de vivir, tal y como él lo entendía, es el mejor tributo que se le puede rendir.
