La Promesa se pone cada vez más intensa. Tras el duro cara a cara entre el capitán de la Mata y Curro, la intriga no solo no disminuye, sino que crece por momentos. Lejos de que las aguas se calmen, llegan nuevas tensiones que nos mantendrán pegados a la pantalla. Esta vez no afectan directamente a los nobles, sino que la llegada de Carlo, interpretado por José Miguel Blanco, un nuevo lacayo, sacude el equilibrio del palacio de los Luján y, sobre todo, pone patas arriba la vida de María Fernández (Sara Molina), una de las sirvientas más queridas por el público.
La noticia del embarazo de María Fernández nos dejaba sin palabras. La doncella tampoco se lo esperaba y, aunque al principio tuvo dudas, finalmente decidió seguir adelante y tendrá al bebé. Samuel (Daniel Schröder) y Pía (María Castro) han estado desde el primer momento a su lado prestándole toda la ayuda que pueden en su situación. Incluso el párroco, movido por un sentimiento que no puede ocultar, llegaba a plantearle la posibilidad de dejar los hábitos, casarse con ella y formar una familia para evitar el escándalo, una propuesta que ella rechazaba para evitar consecuencias aún más graves.
Pero lo que ninguno imaginaba era la repentina aparición de Carlo en La Promesa. El joven no solo se incorpora al servicio como refuerzo para la boda de Lorenzo (Guillermo Serrano) y Ángela (Marta Costa), sino que también es —sin saberlo— el padre biológico del hijo que espera la sirvienta.
Desde el primer momento, María está incomoda con su presencia, pero Samuel la anima a hablar con Carlo, aunque ella no se siente preparada. Sin embargo, ambos se ven obligados a reprender al recién llegado por prestarle demasiada atención a las doncellas, aumentando aún más el conflicto entre ellos. Su llegada abre una grieta en el pasado de la sirvienta al revivir la noche de la verbena en la que se cruzaron y su vida cambió para siempre. Pese a todo, intentará acercarse al lacayo para sincerarse… ¿será capaz de revelarle la verdad? ¿Cómo se tomará todo esto el sacerdote? ¿Volverá el párroco a debatirse entre su vocación y sus sentimientos?
La serie diaria de La 1 sigue reforzando su elenco con figuras emergentes que traen frescura y nuevas dinámicas a la historia. Detrás del descarado Carlo, está José Miguel Blanco, un joven actor formado en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia entre 2018 y 2022, que incluso representó a la institución en los Premios Princesa de Asturias de 2019. Hasta ahora, su carrera se había movido entre cortometrajes como Hermano, teatro y campañas publicitarias, pero su fichaje por La Promesa supone su primer gran papel televisivo y un importante paso en su trayectoria.
"De una noche en la verbena al reencuentro que necesitabais... y lo sabéis", con un toque de humor, así presenta José Miguel a su personaje en un vídeo de la cuenta oficial de la ficción de época de Bambú Producciones; un reflejo de lo que vamos a ver en pantalla. "¿Que quién es Carlo?: Solo hay que mirarle la cara a María Fernández... creo que tiene algo que decirme, ¿no?", dice con una sonrisa pícara, y avisa: "No os perdáis La Promesa que se vienen cosas muy chulas".
Además de su faceta como actor, Blanco cuenta con formación deportiva en judo, calistenia, CrossFit y escalada, y musical, toca el saxofón alto. A su completa preparación se suma que domina tres idiomas —castellano, valenciano e inglés—, lo que refleja su versatilidad y su capacidad para enfrentarse a un papel exigente en una producción de gran alcance. Síguele la pista porque, sin duda, es un fichaje que va a dar mucho juego.












