Boris Becker en 'La Revuelta': de su primer encuentro con Rafa Nadal a su vida en una de las cárceles más peligrosas de Reino Unido

Boris Becker, leyenda viva del tenis, ha tenido una vida llena de altibajos digna de un guion de cine, o de un libro de memorias que es lo que ha presentado en La Revuelta. En Inside repasa su vida, "una vida loca" como el mismo reconoce en Inside. Ganar, perder, empezar de nuevo, donde relata su bajada a los infiernos desde la gloria del deporte y su resurgimiento posterior. Con David Broncano, admirador confeso, ha repasado este viaje vital, pasando por un curioso momento desconocido hasta ahora: su primer encuentro con un joven Rafa Nadal de apenas 15 años y el consejo que le dio. 

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Él estaba en lo más alto del tenis y tenía una casa cerca de Manacor. Era cuestión de tiempo que se encontrase con la futura estrella entrenando con su tío Toni Nadal. Según contó Becker, pronto se dio cuenta de su talento y de que, pese a ser diestro, jugaba con la izquierda. Pero por aquel entonces utilizaba las dos manos para golpear la pelota  por la derecha y le comentó a su entrenador que creía que era mejor que aprendiera a hacerlo solo con una mano. "Y acabó funcionando", admitió con una sonrisa. 

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Esto sucedió cuando Boris Becker estaba en lo más alto de su carrera, es decir, cuando ganaba. Siguiendo la analogía con el título de su libro, una vez retirado, empezó a perder. Después de dos complicados divorcios, acabó declarándose insolvente en una maniobra que, "por un error técnico", tal y como cuenta, le llevó a ser condenado por cuatro delitos de los 29 que le imputaban: sustracción de la propiedad, dos cargos de no revelación de su patrimonio y encubrimiento de deuda. Acabó en HMP Wandsworth, a apenas unos kilómetros de Wimbledon, y una de las cárceles más peligrosas de Reino Unido, donde, asegura, "el sistema penitenciario es muy duro". 

Allí cumplió 8 de los 30 meses de prisión a los que fue condenado, antes de ser extraditado a Alemania. Durante esa etapa, "perdí al 95% de mis amigos", contó, pero pasado los tiempos más duros logró resurgir de sus cenizas. Le va bien en sus negocios y volvió a encontrar el amor con  Lilian de Carvalho Monteiro, con la que vive en Milán y acaba de ser padre de una hija, la quinta para él. La pequeña se llama Zoë Vittoria Becker, un nombre cargado de simbolismo: “vida” y “victoria”.