Joaquín Sabina se despidió anoche de los escenarios tras toda una vida dedicada a la música. El cantante de Jaén ofreció su último concierto ante un Movistar Arena completamente lleno y arropado por algunos de sus amigos más fieles. Entre ellos, Amaia Salamanca y Rosauro Varo, que aunque llegaron por separado, no quisieron perderse el adiós del intérprete de Princesa o Calle Melancolía.
Rosauro Varo, fundador y presidente de GAT Inversiones -con presencia en sectores como el turismo, la hotelería, el inmobiliario, las telecomunicaciones y la tecnología-, siente una profunda admiración por Sabina. Ya lo demostró el pasado 12 de febrero, cuando el artista cumplió 76 años y publicó un emotivo mensaje. "Felices 76, querido señor Martínez. Este año te toca cumplir al otro lado del charco, mientras por aquí aprieta el frío y siguen llegando barcos cargados de preguntas. Estamos deseando que pises el cielo de Madrid y te apees de nuevo en la estación de Atocha para que sigas descubriendo que las malas compañías no son tan malas y sepas al fin a qué saben los aplausos y los besos de este ¡hola y adiós!", expresó.
Pero más allá de la admiración por sus letras, al empresario le une una gran amistad con Sabina, algo que reflejan las imágenes que comparte en sus redes. En ellas se les ve disfrutando de comidas, risas y conversaciones cómplices. En una de esas publicaciones, la pareja de Amaia Salamanca escribe: "GRACIAS, maestro, por hacernos la vida más bonita".
Tampoco faltaron a la cita Iñaki López y Andrea Ropero. El presentador de Más vale tarde y la reportera de El intermedio, conscientes de que estaban viviendo un momento histórico que no volverá a repetirse, cantaron con entusiasmo 19 días y 500 noches y reconocieron durante el concierto: "Ya te echamos de menos".
Iñaki y Andrea, fans incondicionales de Sabina y, sobre todo, muy buenos amigos, coincidieron en el recinto con El Gran Wyoming, otro de los grandes admiradores del músico. La periodista, sentada entre su jefe y su marido, exclamó: "Muy bien acompañada".
Otra pareja que no quiso dejar solo al artista en una noche tan especial fue la formada por Carles Francino, locutor estrella de la Cadena SER, y su mujer, la productora radiofónica Gema Muñoz. Muy discretos y poco habituales en eventos públicos, ambos hicieron una excepción para estar presentes en el último concierto de Sabina.
La pareja se conoció en 2005, cuando Francino sustituyó a Iñaki Gabilondo al frente de Hoy por Hoy. Lo que nació como una relación estrictamente profesional terminó convirtiéndose, con el tiempo, en una bonita historia de amor. Juntos han formado una familia y tienen dos hijos en común: Iván, de 15 años, y Lucía, de 11.
Tras el concierto, un Sabina visiblemente emocionado se despidió de sus incondicionales con un sentido mensaje. "Ha sido un adiós enormemente agradecido porque he ido viendo, al vivir y viajar, cómo han viajado y crecido mis canciones y yo con ellas. Y cómo han conseguido, de un modo misterioso, colarse en la memoria sentimental de varias generaciones. Todo eso tengo que agradecéroslo a vosotros, porque sin vosotros las canciones no existirían. Gracias eternas", expresó poco antes de bajarse para siempre de los escenarios.
El músico inicia ahora una etapa más tranquila, lejos del ritmo de las giras, para disfrutar de la vida junto a su mujer, Jimena Coronado, y de sus dos hijas, Carmela y Rocío, nacidas durante su relación con Isabel Oliart.












