El mundo de la interpretación siempre ha sido complicado: horarios imprevisibles, jornadas laborales eternas y movilidad constante. Más cuando hablamos de actrices de la talla de Loles León. Cuando a esto le sumamos conciliar y tener una familia, el asunto todavía se pone más difícil. La barcelonesa, en una entrevista para el programa El Despertador, declaró que hay veces que les toca renunciar a cosas muy importantes para poder seguir con su carrera.
© GTRESLa actriz de Aquí no hay quien viva comentaba hace unos días en programa de RNE los problemas que la gente de su mundillo sufren a la hora de crear una familia sin tener que dejar de lado su trabajo y pasión. Cuando la artista fue preguntada por el precio más alto que había tenido que pagar por continuar con su carrera, León tenía una respuesta muy clara. "Dejar a mi hijo atrás sin poderlo educar, estar en el día a día con él y ser una madre abnegada". León tuvo que renunciar a muchos momentos bonitos, a poder estar en todos los sitios en los que le hubiese gustado estar presente. "No podía porque tenía que buscar un futuro para los dos y tenía que salir a la calle. No podía estar esperándolo en la puerta del colegio con el bocadillo de la merienda en la mano".
Una crianza diferente
La infancia de su hijo Bertoldo, que ahora tiene 50 años, fue una infancia muy diferente al resto. León fue una madre soltera y en los años 70, cuando tuvo que criar a su hijo, era aún más complicado. "Ibas por allí con el niño para subirte al escenario y ganar cuatro perras". La catalana se perdió muchas cosas de la vida cotidiana, pero ella admite que pudo disfrutar de pequeños momentos en los que tenía un poco de libertad. La artista recibía ayuda de la portera, "una bendición de mujer", que le daba "un bocadillo y 25 pesetas", mandaba al niño en taxi hasta el teatro y esperaba a que terminase la función. Luego, la actriz acompañaba a su hijo a casa, le preparaba la cena, hacían los deberes y lo metía en la cama. Pero ella tenía que volver al trabajo y hacía otra función por la noche.
© GTRES"Ser madre soltera en España en los años 70 era muy difícil. Me cerraron muchas puertas”. Tuvo la suerte de que pudo contar con la ayuda de su madre, y también pidió mucho dinero prestado. Todos los niños de la escuela a la que lo llevó estaban en situaciones parecidas a las de él, y todos ellos se criaron con un pensamiento más liberal que lo que acostumbraba para la época. El padre del niño no lo reconoció hasta que tuvo 7 años, momento en el que le concedió sus apellido, Gil, lo que supuso un pequeño respiro para su madre.
© GTRESLa actriz, anteriormente, ya había hablado de la importancia de criarse tanto con la figura materna como paterna. "Tienen que ser los dos. Compartiendo la educación, el amor, la cultura, el aprendizaje, la fuerza, las herramientas para que sea un hombre bueno y seguro". "No puede quedarse un niño sin conocer a su familia paterna porque es su tribu". Bertoldo, que trabaja como productor, hizo a Loles León abuela hace 13 años. Un niño llamado Telmo, que es el único nieto de la artista. Los padres de Telmo tuvieron problemas al separarse con su custodia compartida, y estos afectaron a la rama paterna, que, por lo tanto, incluye a la actriz. Ella puede disfrutar ahora, que ya se han resuelto esos problemas, con su nieto lo que en su día no hizo con su hijo, y muchos la conocen como "la yaya de España", por su papel en la saga de películas Padre no hay más que uno. "Para mí, él es el regalo que me ha dado la vida, es la persona que me mantiene con energía", zanjaba Loles León.
