La primera de las diez citas históricas de Dani Martín en el Movistar Arena de Madrid, dentro de su gira 25 pts años, no fue solo un baño de nostalgia musical; se convirtió en una de las noches más conmovedoras del año gracias a un inesperado y precioso gesto de amor y amistad. En medio de un repertorio arrollador de temas de El Canto del Loco y su propio material, el artista madrileño detuvo el tiempo para compartir el escenario con el pequeño Oliver Gutiérrez Amaro, hijo de su gran amigo, el músico Raúl Gutiérrez, Rulo.
El momento de la canción 'Volverá' se transformó en una vibrante demostración de afecto. La atención de las miles de personas presentes se centró en el joven Oliver (Oli), quien, subido a un bafle, tomó la guitarra para ejecutar un solo con total desparpajo junto al guitarrista de la banda, mientras su imagen inundaba las pantallas laterales. El niño de 8 años sorprendió con su enorme talento y ya está hecho todo un artista como su padre.
El propio Dani Martín se acercó a Oli, animándole a cantar el estribillo con toda la fuerza, y en un instante lleno de complicidad y orgullo le gritó: "No te oigo". Al finalizar la pieza, el vocalista, visiblemente emocionado, cedió todo el protagonismo al niño y pidió al público que le rindiera una merecida ovación. "un fuerte aplauso al señor Oliver Gutiérrez Amaro, arriba las manos. Palmas para Oli", proclamó Dani, sellando una de las actuaciones más tiernas que se recuerdan.
Este momento no solo fue un sueño cumplido para el pequeño Oliver, sino que se erigió como el homenaje más bello a su hermano, Andy. El niño de tres años, y ahijado de Dani Martín, falleció el pasado 23 de mayo, dejando una huella de dolor que la música y el cariño de esta gran familia han logrado transformar en un recuerdo imborrable de amor.
Una hermandad forjada en la música
El profundo lazo entre Dani Martín y Rulo, líder de 'Rulo y la Contrabanda', es bien conocido en el panorama musical. Rulo habló recientemente en Herrera en COPE sobre el inicio de su amistad, que surgió en la época en que sus respectivas bandas, El Canto del Loco y La Fuga, compartían festivales.
El cántabro admitió que su vínculo se forjó a fuego lento, con una mezcla de sana rivalidad y admiración mutua: "Nos conocimos cuando él estaba en El Canto del loco y yo estaba en La Fuga, compartíamos algún festival". También confesó con honestidad: "Nosotros les teníamos esa envidia de ver a un grupo al que le iba tan bien siempre... Pero luego también admiración porque lo reventaban".
Rulo destacó que la verdadera amistad en su profesión se mide por la alegría genuina ante el éxito ajeno, libre de falsedades: "Eres amigo de alguien cuando profesionalmente los dos, que podríamos ser competencia porque digamos que nos dedicamos a lo mismo, cuando tú realmente te alegras de las alegrías del otro", asegurando que se "alegras de verdad, no de boquilla". Un ejemplo de ello es el éxito de su amigo: "pues mi amigo Dani llena 10 noches en el WiZink (actual Movistar Arena) y no siento ni un mínimo de envidia, siento admiración y sobre todo, alegría".
El músico se describe como un hombre al que cuesta entrar, pero que ofrece una amistad incondicional: "Han pasado muchísimas cosas muy buenas, muy malas, pero siempre hemos estado ahí". Dani Martín quiso sorprender a su compañero en esa misma entrevista y le dedicó unas palabras que definen su hermandad: "Mi amigo Rulo, quería mandarte un besito, que la gente no piense mal. Es que somos casi familia, vivimos al lado, y decirte que me encantaría que todo el mundo pudiera tener un compañero, un colega o un amigo como el que yo tengo, que eres tú. Que eres de verdad, que eres íntegro, honesto y que cuesta llegar a ti, pero el día que entras en tu corazón es para siempre."
Las reflexiones más en el Movistar Arena
La emotividad de la noche se sumó a la honestidad brutal y sin filtros que caracteriza a Dani Martín. El cantante, que antes de salir al escenario ya había compartido una profunda reflexión en sus redes sociales, aseguró que ha aprendido a aceptarse a sí mismo: “No soy una patata frita, así que es imposible gustar a todo el mundo. Me ha costado mucho trabajo personal entender eso. El Canto del Loco y yo: eso es lo que soy, esas canciones, ese discurso, este respeto a mí mismo y a estos 25 años juntos.”
A lo largo de las dos horas de concierto, en las que no dudó en arremeter contra la música más actual y la era digital en temas como 'Novedades viernes', pronunció un discurso que él mismo denominó "chapa" pero que fue recibido con aplausos y emoción: "Eso es lo que ha hecho que acudáis a la llamada, las canciones, lo que me sale de la tripa y del corazón. Da igual si estoy gordo, si estoy delgado, si estoy más guapo o más feo, vosotros siempre estáis aquí...".
Con la sinceridad que le hizo ganarse a 17.000 personas en su primera noche (y nueve más por delante), resumió el sentido de su vida y su música: "La música me salvó la vida, y 25 años después vosotros me la seguís salvando. También he querido salvarme la vida yo y durante estos últimos años me he dado el espacio, el tiempo para recurrir a un montón de cosas que hay en la vida y que no son solo el aplauso: mis padres, mis amigos, el amor, los besos, volver a hacer el amor, los helados de chocolate, las pizzas, las patatas fritas, el Atleti... Estar con la gente que quiero, porque cada vez me queda menos tiempo, así que cada puto segundo de esta puta vida lo pienso vivir como si fuera el último."
Con diez conciertos sold out en el mismo recinto, Dani Martín ha demostrado que su candor y su autenticidad siguen siendo la clave para llenar pabellones y tocar el corazón de varias generaciones, cerrando la noche con la certeza de que "El Canto del Loco y yo estamos vivos".














